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Epoca vili. HABANA 2 DE MATO DE 1875. Numero 35. ^ ?ZRl°Dfc0 se publica LOS DOMINGOS PRKCIOS DB SUSCKICION 12 reales Alertes AL MES EN LA HABANA. 85>25, papel, trimestre EN EL INTERIOR Frasco de porto. V* REDAC% 7 Administración SOL, NUMERO 58. A DONDE DIRIGIRAN TODAS las comunicaciones Y reclamaciones. PERIODICO DE LITERATURA, ARTES Y OTROS INGREDIENTES. AÑO QUINCE. JDiR^IGIDO POPv jj. JA. yiLLEF\GAS, CARICATURISTA: LANDALUZE. RICARDO Y ENGRACIA. II. Ya conozco toda la poesía que mereció el accésit en un reciente Certámen, el cual hará honor eterno á los que en él sirvieron de jueces; tanto que, cuando cualquiera de ellos escriba un libro y tenga el bastante común antojo de enumerar en la portada sus títulos literarios, podrá poner esos títulos, concluyendo con este,, que no es un grano de anís: «y juez que fué del Certamen Poético de Ricardo y Engracia.)) Doy este nombre al Certámen aludido, por que me parece justo asociarle así eternamente á la obra que mereció su predilección, y también para que nadie lo confunda con ningún otro, ya que él no se parece en nada á los que le han precedido en todo el globo terráqueo. En efecto, basta abora, los literatos que han figurado como jueces en algún Certamen, han esperado á ser elegidos para ello; pues nadie, por alta idea que de su chirumen le hayan hecho formar su amor propio ó el aplauso del público, había osado hasta la presente votarse á sí mismo para miembro de un tribunal literario, cosa que reservaba el destino á los que, por sí y ante sí, se constituyeron en jurado al abrir el Certamen de Ricardo y Engracia. Ésto en cuanto al nacimiento. Respecto al punto de la competencia, los tribunales literarios que basta el dia se han conocido, pueden haber sido más ó ménos ilustrados; pero todos han podido figurar por su criterio en el rango de las cantidades positivas. Estaba reservado también al Certamen de Ricardo y Engracia el contar con jueces que empezasen por no saber las reglas del arte, y formar, por lo tanto, un tribunal de voto negativo; de manera que, ni en el origen, ni en la capacidad, ni en los hechos tiene el caso presente más conexión que la de la palabra Certámen con aquellos actos de que ha sido una triste parodia, más bien que un flojo remedo, y puesto que en todo ha venido á tener una individualidad rara, peculiar y singularísima,' razonable se- rá que lo extraño del apodo corresponda á lo inusitado/de la cosa. Por eso al Certámen que ha concedido á la composición Ricardo y Engracia el accésit, creo yo que se le debe llamar en la historia de nuestra literatura: El Certamen de Ricardo y Engracia. Pues, como iba diciendo, ya conozco las cuatro partes de que consta la obra premiada, y no me engañé, por cierto, cuando, para predecir cómo sería lo que aun no se había publicado, recordé el refrán de los cestos, pues boy puedo asegurar á mis lectores que la inspiración del poeta se ha sostenido siempre á la misma altura, sin subir ni bajar, sin duda porque lo uno le era tan difícil como lo otro. Es claro, lo regular es que la inspiración vuele, y como aquí ha ido a nado, tuvo que mantenerse desde elprincipio.hasta el fin, no entre dos aguas, sino entre las aguas innumerables de que nos habla el poeta en ese perdurable chorreo de asonantes repetidos que le ha valido un accésit. ¡Ah! si él hubiera sabido que para los jueces era un mérito lo que los autores clásicos miran como faltas, no se habría quedado tan corto en sus licencias contra el arte; pero ¡qué diantre! al cabo consiguió un accésit, y algo es algo, como dijo el otro. Ya es hora de decir que, fuera de unas octavillas con que termina la parte tercera de la composición, todo el resto está escrito en romance y en el mismo asonante que ya conocemos, con las mismas repeticiones que conocemos también, según voy á probarlo. Hay dos versos que terminan en causa, que son: «espanto y horror nos causa», y «del pretendiente la causa»; hay, sobre los anteriores, otros dos que concluyen en alma, y son estos: «que Entristecen tanto el alma,» y «para rogar por un alma.» Tres veces vuelve á servir el nombre de la beroina para remate de versos rematados, y allá van esos versos: Ricardo y su bella Engracia», «de su muy querida Engracia», «miradla, es ella, es Engracia!» Y en conclusion, hay otras muchísimas repeticiones que en obsequio á la brevedad paso en silencio, pues no es cosa de convertir la crítica de un cuento en el cuento de nunca acabar. Se insiste en asonantar los versos nones inmediatos, y allá ván dos ejemplos: 19 «Y en sus campos y en sus pueblos y en sus agrestes montañas, aun se conservan recuerdos que entristecen tanto el alma» 29 toman para los amantes que de ellas á beber vayan, la propiedad de librarles de penas y de desgracias.» Por lo tocante á las octavillas octasílabas de que llevo hecha mención, con decir que hay una cuyo primer verso termina en dolor, está dicho todo, pues sabido es que, en esa combinación métrica, no debe haber más piés agudos que el cuarto y el octavo. Pero dejemos ya la cuestión de forma, y vamos á la del fondo, aunque bien hubiera yo podido detenerme á criticar frases tan raras como lo siguiente: «pronto vino á la sorpresa el asombro á reemplazarla,» que puede que sea lo que más les ha gustado á los jueces del Certámen de Ricardo y Engracia; y también habría yo estado en mí derecho al citar trozos de gala poética como este: «Cataluña sufrió mucho en aquella guerra infausta,» los cuales que me traen á la memoria aquellos versos del himno de Bilbao, ó de Espartero, que dicen: «Y después de haber reconocido el país topográficamente» etc. ¿Qué sucede en el cuento histórico? Que los carlistas se llevan áRicardo, quien muere de mala gana, combatiendo por esa causa que tan buena le sigue pareciendo á Dorre-garay, y que Engracia se murió á poco tiempo, todo lo cual está referido en tono sério, sentimental, y basta lacrimoso. Pero, ahora que me acuerdo, ¿no eran composiciones festivas las que debian dispu-
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Object ID | chc9998000211 |
Digital ID | chc99980002110001001 |
Full Text | Epoca vili. HABANA 2 DE MATO DE 1875. Numero 35. ^ ?ZRl°Dfc0 se publica LOS DOMINGOS PRKCIOS DB SUSCKICION 12 reales Alertes AL MES EN LA HABANA. 85>25, papel, trimestre EN EL INTERIOR Frasco de porto. V* REDAC% 7 Administración SOL, NUMERO 58. A DONDE DIRIGIRAN TODAS las comunicaciones Y reclamaciones. PERIODICO DE LITERATURA, ARTES Y OTROS INGREDIENTES. AÑO QUINCE. JDiR^IGIDO POPv jj. JA. yiLLEF\GAS, CARICATURISTA: LANDALUZE. RICARDO Y ENGRACIA. II. Ya conozco toda la poesía que mereció el accésit en un reciente Certámen, el cual hará honor eterno á los que en él sirvieron de jueces; tanto que, cuando cualquiera de ellos escriba un libro y tenga el bastante común antojo de enumerar en la portada sus títulos literarios, podrá poner esos títulos, concluyendo con este,, que no es un grano de anís: «y juez que fué del Certamen Poético de Ricardo y Engracia.)) Doy este nombre al Certámen aludido, por que me parece justo asociarle así eternamente á la obra que mereció su predilección, y también para que nadie lo confunda con ningún otro, ya que él no se parece en nada á los que le han precedido en todo el globo terráqueo. En efecto, basta abora, los literatos que han figurado como jueces en algún Certamen, han esperado á ser elegidos para ello; pues nadie, por alta idea que de su chirumen le hayan hecho formar su amor propio ó el aplauso del público, había osado hasta la presente votarse á sí mismo para miembro de un tribunal literario, cosa que reservaba el destino á los que, por sí y ante sí, se constituyeron en jurado al abrir el Certamen de Ricardo y Engracia. Ésto en cuanto al nacimiento. Respecto al punto de la competencia, los tribunales literarios que basta el dia se han conocido, pueden haber sido más ó ménos ilustrados; pero todos han podido figurar por su criterio en el rango de las cantidades positivas. Estaba reservado también al Certamen de Ricardo y Engracia el contar con jueces que empezasen por no saber las reglas del arte, y formar, por lo tanto, un tribunal de voto negativo; de manera que, ni en el origen, ni en la capacidad, ni en los hechos tiene el caso presente más conexión que la de la palabra Certámen con aquellos actos de que ha sido una triste parodia, más bien que un flojo remedo, y puesto que en todo ha venido á tener una individualidad rara, peculiar y singularísima,' razonable se- rá que lo extraño del apodo corresponda á lo inusitado/de la cosa. Por eso al Certámen que ha concedido á la composición Ricardo y Engracia el accésit, creo yo que se le debe llamar en la historia de nuestra literatura: El Certamen de Ricardo y Engracia. Pues, como iba diciendo, ya conozco las cuatro partes de que consta la obra premiada, y no me engañé, por cierto, cuando, para predecir cómo sería lo que aun no se había publicado, recordé el refrán de los cestos, pues boy puedo asegurar á mis lectores que la inspiración del poeta se ha sostenido siempre á la misma altura, sin subir ni bajar, sin duda porque lo uno le era tan difícil como lo otro. Es claro, lo regular es que la inspiración vuele, y como aquí ha ido a nado, tuvo que mantenerse desde elprincipio.hasta el fin, no entre dos aguas, sino entre las aguas innumerables de que nos habla el poeta en ese perdurable chorreo de asonantes repetidos que le ha valido un accésit. ¡Ah! si él hubiera sabido que para los jueces era un mérito lo que los autores clásicos miran como faltas, no se habría quedado tan corto en sus licencias contra el arte; pero ¡qué diantre! al cabo consiguió un accésit, y algo es algo, como dijo el otro. Ya es hora de decir que, fuera de unas octavillas con que termina la parte tercera de la composición, todo el resto está escrito en romance y en el mismo asonante que ya conocemos, con las mismas repeticiones que conocemos también, según voy á probarlo. Hay dos versos que terminan en causa, que son: «espanto y horror nos causa», y «del pretendiente la causa»; hay, sobre los anteriores, otros dos que concluyen en alma, y son estos: «que Entristecen tanto el alma,» y «para rogar por un alma.» Tres veces vuelve á servir el nombre de la beroina para remate de versos rematados, y allá van esos versos: Ricardo y su bella Engracia», «de su muy querida Engracia», «miradla, es ella, es Engracia!» Y en conclusion, hay otras muchísimas repeticiones que en obsequio á la brevedad paso en silencio, pues no es cosa de convertir la crítica de un cuento en el cuento de nunca acabar. Se insiste en asonantar los versos nones inmediatos, y allá ván dos ejemplos: 19 «Y en sus campos y en sus pueblos y en sus agrestes montañas, aun se conservan recuerdos que entristecen tanto el alma» 29 toman para los amantes que de ellas á beber vayan, la propiedad de librarles de penas y de desgracias.» Por lo tocante á las octavillas octasílabas de que llevo hecha mención, con decir que hay una cuyo primer verso termina en dolor, está dicho todo, pues sabido es que, en esa combinación métrica, no debe haber más piés agudos que el cuarto y el octavo. Pero dejemos ya la cuestión de forma, y vamos á la del fondo, aunque bien hubiera yo podido detenerme á criticar frases tan raras como lo siguiente: «pronto vino á la sorpresa el asombro á reemplazarla,» que puede que sea lo que más les ha gustado á los jueces del Certámen de Ricardo y Engracia; y también habría yo estado en mí derecho al citar trozos de gala poética como este: «Cataluña sufrió mucho en aquella guerra infausta,» los cuales que me traen á la memoria aquellos versos del himno de Bilbao, ó de Espartero, que dicen: «Y después de haber reconocido el país topográficamente» etc. ¿Qué sucede en el cuento histórico? Que los carlistas se llevan áRicardo, quien muere de mala gana, combatiendo por esa causa que tan buena le sigue pareciendo á Dorre-garay, y que Engracia se murió á poco tiempo, todo lo cual está referido en tono sério, sentimental, y basta lacrimoso. Pero, ahora que me acuerdo, ¿no eran composiciones festivas las que debian dispu- |
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