Page 1 |
Save page Remove page | Previous | 1 of 40 | Next |
|
small (250x250 max)
medium (500x500 max)
Large
Extra Large
full size
Full Resolution
All (PDF)
|
This page
All
|
Loading content ...
ANO IV NUM. 44. Domingo 2 de Agosto de 1863. ES'l’E PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS DB LA SUSORICION. UN PESO AL MES EN LA HABANA y 10 rs. ftcs. EX EL INTERIOR franco de porte. KL NUMERO SUELTO SE VENDE a 3 rat. l'tes EA REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ¡i95!! A DONDE SE DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está UN LA MISMA CASA DE LA Redacción. El MORO MUZA PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. TRABAJO PERDIDO. ■■ ■ "y • ♦ Ínfinitas eran las disputas á que iba dando lugar el Eolo de Montemayor entre las personas que lo examinaban, sin que estas disputas, por su carácter privado, . pudieran influir de manera ) alguna en el asunto, hasta que un jóven matemático, el Sr. Fragoso, juzgando solo por las cosas que habia dicho el aeronauta en sus comunicados, se propuso demostrar, en una lección de las que daba en el Ateneo, que la teoría del Eolo era soberanamente absurda. ¡Tú que tal dijiste! Menos tardó Montemayoren saber lo que habia dicho Fragoso que en solicitar del Ateneo el permiso para defender su teoría en el mismo sitio donde habia sido atacada, y pueden ustedes figurarse hasta que punto el anuncio de esta magnánima resolución lograría interesar al público. Si los billetes de entrada en el Ateneo se hubieran vendido, habrían mas de cuatro dado la mitad de sus fortunas para conseguirlos al mas alto precio. Pero no se vendian, y como todo el mundo deseaba oir al nuevo Colon, lio-1 vian los empeños á los sócios para lograr dichos billetes. Bien repartidos fueron estos, en honor de la verdad; porque los sócios, consideraron, muy cuerdamente, que era inútil facilitar entradas á las personas cuyos alcances no estuviesen á la altura de las explicaciones que iban á oirse, y así, pocas veces se verá una concurrencia tan competente como aquella ante la cual quiso Montemayor defender su teoría. Como trescientas personas cabrían en el salón para estar cómodamente. y pasaban de quinientas las que en él entraron; pero el exceso no fué en manera alguna perjudicial al solemne acto, pues todos los oyentes estaban, según suele decirse, como en una iglesia, deseando no perder una sílaba de lo que dijéra el aeronauta. Este apareció, con su aspecto alegre y simpático que á todo el mundo cautivaba, y fué benévolamente recibido, hasta por los pocos que no creían allí en la verdad de su descubrimiento. Digo que estos eran pocos en un auditorio compuesto casi todo de personas competentes, porque habia muchos que no estaban bien enterados del asunto, por no haber leido los célebres comunicados, y juzgaban favorablemente á Montemayor por las apasionadas noticias que diariamente daba la prensa periódica, encargada, por lo regular, en el mundo entero de extraviar la opinión pública, merced casi siempre al espíritu de partido, y al- gunas veces á la ignorancia de los escritores. Si supieran muchos de estos el daño que, sin quererlo, hacen á su pàtria cada vez que toman la pluma, de seguro no la tomarían nunca; pero no lo saben y siguen impávidos haciendo todo el daño que pueden. El otro dia, sin ir mas léjos, aconsejaba La Epoca el bombardeo de un puerto á la primera sospecha de una infracción de los tratados, y por ahí podrá juzgarse como comprenderán su papel algunos directores de la opinion pública. No es mi ánimo invadir el terreno de la política y mucho menos el de la política militante: solo juzgo el consejo citado bajo el punto de vista de la lógica, y digo: que eso de castigar, solo por sospechas, con la friolera de un bombardeo, solo podia ocurrirles á los periodistas de la época, pudiendo escribirse la palabra época con letra grande ó con letra chica, lo cual para mí es indiferente. Pues, como iba diciendo, mucha era la gente que esperaba las explicaciones indicadas y muy favorable acogida tuvo Montemayor en aquel escogido auditorio. ¿Qué habia de particular en esto? Cuando se presentó por primera vez ante el público de la Habána la célebre Teresita Carreño no hacia mas que dos meses que en su obsequio estaba redoblando el bombo de la fama, y sin embargo, en el momento de aparecer hubo una especie de conmoción eléctrica en-
Object Description
Title | El moro muza, Año 4, Num. 44-48, Agosto de 1863 |
Variant Title | El moro muza. Periódico satirico, economico y literario, dirigido por J. M. Villergas |
Subject |
Cuban periodicals Cuban literature -- 19th Century -- Periodicals Cuban wit and humor, Pictorial -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1863-08 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | v. : ill. ; 35-39 cm |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | Periodicals a.3-5 (Oct 5 1862-Jan 31 1864) (Inc) |
OCLC No. | 47782860 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000177 |
Type | Text |
Format | image/tiff |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000177 |
Digital ID | chc99980001770001001 |
Full Text | ANO IV NUM. 44. Domingo 2 de Agosto de 1863. ES'l’E PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS DB LA SUSORICION. UN PESO AL MES EN LA HABANA y 10 rs. ftcs. EX EL INTERIOR franco de porte. KL NUMERO SUELTO SE VENDE a 3 rat. l'tes EA REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ¡i95!! A DONDE SE DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está UN LA MISMA CASA DE LA Redacción. El MORO MUZA PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. TRABAJO PERDIDO. ■■ ■ "y • ♦ Ínfinitas eran las disputas á que iba dando lugar el Eolo de Montemayor entre las personas que lo examinaban, sin que estas disputas, por su carácter privado, . pudieran influir de manera ) alguna en el asunto, hasta que un jóven matemático, el Sr. Fragoso, juzgando solo por las cosas que habia dicho el aeronauta en sus comunicados, se propuso demostrar, en una lección de las que daba en el Ateneo, que la teoría del Eolo era soberanamente absurda. ¡Tú que tal dijiste! Menos tardó Montemayoren saber lo que habia dicho Fragoso que en solicitar del Ateneo el permiso para defender su teoría en el mismo sitio donde habia sido atacada, y pueden ustedes figurarse hasta que punto el anuncio de esta magnánima resolución lograría interesar al público. Si los billetes de entrada en el Ateneo se hubieran vendido, habrían mas de cuatro dado la mitad de sus fortunas para conseguirlos al mas alto precio. Pero no se vendian, y como todo el mundo deseaba oir al nuevo Colon, lio-1 vian los empeños á los sócios para lograr dichos billetes. Bien repartidos fueron estos, en honor de la verdad; porque los sócios, consideraron, muy cuerdamente, que era inútil facilitar entradas á las personas cuyos alcances no estuviesen á la altura de las explicaciones que iban á oirse, y así, pocas veces se verá una concurrencia tan competente como aquella ante la cual quiso Montemayor defender su teoría. Como trescientas personas cabrían en el salón para estar cómodamente. y pasaban de quinientas las que en él entraron; pero el exceso no fué en manera alguna perjudicial al solemne acto, pues todos los oyentes estaban, según suele decirse, como en una iglesia, deseando no perder una sílaba de lo que dijéra el aeronauta. Este apareció, con su aspecto alegre y simpático que á todo el mundo cautivaba, y fué benévolamente recibido, hasta por los pocos que no creían allí en la verdad de su descubrimiento. Digo que estos eran pocos en un auditorio compuesto casi todo de personas competentes, porque habia muchos que no estaban bien enterados del asunto, por no haber leido los célebres comunicados, y juzgaban favorablemente á Montemayor por las apasionadas noticias que diariamente daba la prensa periódica, encargada, por lo regular, en el mundo entero de extraviar la opinión pública, merced casi siempre al espíritu de partido, y al- gunas veces á la ignorancia de los escritores. Si supieran muchos de estos el daño que, sin quererlo, hacen á su pàtria cada vez que toman la pluma, de seguro no la tomarían nunca; pero no lo saben y siguen impávidos haciendo todo el daño que pueden. El otro dia, sin ir mas léjos, aconsejaba La Epoca el bombardeo de un puerto á la primera sospecha de una infracción de los tratados, y por ahí podrá juzgarse como comprenderán su papel algunos directores de la opinion pública. No es mi ánimo invadir el terreno de la política y mucho menos el de la política militante: solo juzgo el consejo citado bajo el punto de vista de la lógica, y digo: que eso de castigar, solo por sospechas, con la friolera de un bombardeo, solo podia ocurrirles á los periodistas de la época, pudiendo escribirse la palabra época con letra grande ó con letra chica, lo cual para mí es indiferente. Pues, como iba diciendo, mucha era la gente que esperaba las explicaciones indicadas y muy favorable acogida tuvo Montemayor en aquel escogido auditorio. ¿Qué habia de particular en esto? Cuando se presentó por primera vez ante el público de la Habána la célebre Teresita Carreño no hacia mas que dos meses que en su obsequio estaba redoblando el bombo de la fama, y sin embargo, en el momento de aparecer hubo una especie de conmoción eléctrica en- |
Archive | chc99980001770001001.tif |
Tags
Comments
Post a Comment for Page 1