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NUM. 31. AÑO IY. Domingo 3 de'Mayo de 1863. ESTE PERIODICO SE PUBLIC A LOS DOMINGOS. .PRECIOS DE LA SUSCRICION. US PESO AL MES ES LA HABANA y 10 rs. ftes. UN EL INTERIOR franco de porte. EL NUMERO SUELTO SB VENDE à 3 rs. ftes LA REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ¡¡95!! A DQNDE as DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está EN LA MISMA CASA DE LA Redacción. PERIODICO SATIRICO» ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. Los jugadores de billar. ien quisiera considerar el tipo que me sugiere estas lineas, de un modo general; pero, así como un periódico habanero empezaba el otro dia uno de sus artículos con esta frase; «creemos saber», prima hermana de estotra de un personaje cómico: «sospecho que me voy enterneciendo» digo yo, aunque me esté mal el decirlo, que no sé lo que pienso todavía en el asunto, y me abstengo en la duda, para respetar un precepto moral de Zoro-astro. He de concretarme á una variedad de la especie y aun estudiar esta solo bajo un punto de vista, que mas bien pudiera llamarse punto de oido; en una palabra» voy á decir algo del tecnicismo del juego, empleado por nuestros compatriotas, especialmente allá en Madrid, donde puede mirarse una partida de billar como una lección de lenguaje figurado. Términos hay en el juego que no carecen de propiedad, tales como el reco- I do, el doblete, las tres tablas y otros; I pero llamar conejo á la entrada de la bola en una tronera, cuando no ha to- I cado á otra bola, es una prueba de que nuestros padres, que nos han legado ese nombre, tenían afición á las metáforas en que nosotros hemos salido discípulos aprovechados. Figurémonos dos jugadores que quieren medir sus fuerzas jugando con todo rigor, esto es, observando al pié de la letra las leyes del juego. Estos dos jugadores no dirán nunca que van á jugar con el rigor indicado, sino: á cara de I perro. Excusado es decir que á ninguna de las cosas del billar, ni á las jugadas, ni á las peripecias que ocurran les darán el nombre sério que tienen: á los palos le llamarán el pinar, á la tabla, la verde, á la rotación de la bola, ó efecto de suela, zumo ¿y. Cuando se juega I chapó, al mas débil le titulan la parte \ húmeda; si es guerra llaman capellán al que está, como suelen decir, en capilla, que es cuando de cuatro tantos ha per-j dido tres ó de tres dos, y respecto de j los que han muerto para el juego, nadie dice ya que han muerto, sino: que están en el bombo, porque dan el nombre de bombo á una vasija de cuero, semejan-te á una botella, donde se meten las bolas numeradas, sin embargo de que la tal vasija en nada se parece á un bombo. Pero aquí de lo que se trata es de una partida en la cual supondremos que solo ¡ se atraviesa el café ó un refresco entre dos | I amigos, y ademas, el importe de las mesas que se jueguen á cara de perro. Lo primero que hacen es tirar á ver quien manda, para hacer algo parecido al personaje de Un cuartocondos camas, que teniendo el derecho de elegir para un duelo el arma que quisiera, entre una escopeta y un asador, dice: «soy generoso, déme V. la escopeta.» Por lo regular el que manda no manda; sale sin mandar, á no ser que el contrario sea de los que hacen á menudo aquella célebre jugada del tio Melón, que consiste en no hacer nada y quedarse. Cuando se dá con un jugador de este calibre, no renuncia nadie al mando, ni, por consiguiente, al derecho de decirle con imperio: salga Y. El que sale hace ó no hace, se queda ó no se queda. Si hace algo, no le dice al mozo que apunte, sino que escriba; si no hace nada, no hay novedad, y si se queda muy al centro, allí muere fusilado. Como no todos mis lectores estarán en autos, diré que en el estilo peculiar de los jugadores se W^ma.fusilar á uno el aprovechar su mala jugada para hacer palos con ambas bolas, colocando la que está en mano detras de la otra, en línea recta con el pinar. Hay una variante y es que muchos, cansados de repetir dicha palabra, expresan la misma idea diciendo: ¡aquí de Cabrera! Pues, señores, ya uno de los jugadores ha hecho algunos tantos, y el mozo, á quien por acá dan el extraño apodo
Object Description
Title | El moro muza, Año 4, Num. 31-35, Mayo de 1863 |
Variant Title | El moro muza. Periódico satirico, economico y literario, dirigido por J. M. Villergas |
Subject |
Cuban periodicals Cuban literature -- 19th Century -- Periodicals Cuban wit and humor, Pictorial -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1863-05 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | v. : ill. ; 35-39 cm |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | Periodicals a.3-5 (Oct 5 1862-Jan 31 1864) (Inc) |
OCLC No. | 47782860 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000174 |
Type | Text |
Format | image/tiff |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000174 |
Digital ID | chc99980001740001001 |
Full Text | NUM. 31. AÑO IY. Domingo 3 de'Mayo de 1863. ESTE PERIODICO SE PUBLIC A LOS DOMINGOS. .PRECIOS DE LA SUSCRICION. US PESO AL MES ES LA HABANA y 10 rs. ftes. UN EL INTERIOR franco de porte. EL NUMERO SUELTO SB VENDE à 3 rs. ftes LA REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ¡¡95!! A DQNDE as DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está EN LA MISMA CASA DE LA Redacción. PERIODICO SATIRICO» ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. Los jugadores de billar. ien quisiera considerar el tipo que me sugiere estas lineas, de un modo general; pero, así como un periódico habanero empezaba el otro dia uno de sus artículos con esta frase; «creemos saber», prima hermana de estotra de un personaje cómico: «sospecho que me voy enterneciendo» digo yo, aunque me esté mal el decirlo, que no sé lo que pienso todavía en el asunto, y me abstengo en la duda, para respetar un precepto moral de Zoro-astro. He de concretarme á una variedad de la especie y aun estudiar esta solo bajo un punto de vista, que mas bien pudiera llamarse punto de oido; en una palabra» voy á decir algo del tecnicismo del juego, empleado por nuestros compatriotas, especialmente allá en Madrid, donde puede mirarse una partida de billar como una lección de lenguaje figurado. Términos hay en el juego que no carecen de propiedad, tales como el reco- I do, el doblete, las tres tablas y otros; I pero llamar conejo á la entrada de la bola en una tronera, cuando no ha to- I cado á otra bola, es una prueba de que nuestros padres, que nos han legado ese nombre, tenían afición á las metáforas en que nosotros hemos salido discípulos aprovechados. Figurémonos dos jugadores que quieren medir sus fuerzas jugando con todo rigor, esto es, observando al pié de la letra las leyes del juego. Estos dos jugadores no dirán nunca que van á jugar con el rigor indicado, sino: á cara de I perro. Excusado es decir que á ninguna de las cosas del billar, ni á las jugadas, ni á las peripecias que ocurran les darán el nombre sério que tienen: á los palos le llamarán el pinar, á la tabla, la verde, á la rotación de la bola, ó efecto de suela, zumo ¿y. Cuando se juega I chapó, al mas débil le titulan la parte \ húmeda; si es guerra llaman capellán al que está, como suelen decir, en capilla, que es cuando de cuatro tantos ha per-j dido tres ó de tres dos, y respecto de j los que han muerto para el juego, nadie dice ya que han muerto, sino: que están en el bombo, porque dan el nombre de bombo á una vasija de cuero, semejan-te á una botella, donde se meten las bolas numeradas, sin embargo de que la tal vasija en nada se parece á un bombo. Pero aquí de lo que se trata es de una partida en la cual supondremos que solo ¡ se atraviesa el café ó un refresco entre dos | I amigos, y ademas, el importe de las mesas que se jueguen á cara de perro. Lo primero que hacen es tirar á ver quien manda, para hacer algo parecido al personaje de Un cuartocondos camas, que teniendo el derecho de elegir para un duelo el arma que quisiera, entre una escopeta y un asador, dice: «soy generoso, déme V. la escopeta.» Por lo regular el que manda no manda; sale sin mandar, á no ser que el contrario sea de los que hacen á menudo aquella célebre jugada del tio Melón, que consiste en no hacer nada y quedarse. Cuando se dá con un jugador de este calibre, no renuncia nadie al mando, ni, por consiguiente, al derecho de decirle con imperio: salga Y. El que sale hace ó no hace, se queda ó no se queda. Si hace algo, no le dice al mozo que apunte, sino que escriba; si no hace nada, no hay novedad, y si se queda muy al centro, allí muere fusilado. Como no todos mis lectores estarán en autos, diré que en el estilo peculiar de los jugadores se W^ma.fusilar á uno el aprovechar su mala jugada para hacer palos con ambas bolas, colocando la que está en mano detras de la otra, en línea recta con el pinar. Hay una variante y es que muchos, cansados de repetir dicha palabra, expresan la misma idea diciendo: ¡aquí de Cabrera! Pues, señores, ya uno de los jugadores ha hecho algunos tantos, y el mozo, á quien por acá dan el extraño apodo |
Archive | chc99980001740001001.tif |
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