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ANO IV. Domingo 7 de Junio de 1863. NUM. 36. ESTE PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS DB LA SUSCRICION. UN PESO AL MES EN LA HABANA y 10 rs. t'tcs. ES EL INTERIOR franco de porte. EL NUMERO SCELTO SE VENDE A 3 rs. l’tes LI REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ;;95!! A DONDE 8E DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está KN LA MISMA OASA DE LA Redacción. EL MORO MUZA ♦ PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. PRESAGIOS. n uno de los últimos números de este colega, porque, lectores, mi semanario es tan colega como el que mas, y si otros pueden llamárselo, no sé que inconveniente deba yo tener para hacer lo mismo. Se me dirá que no es colega mió, sino- de los periódicos, y forzoso será reconocer la verdad de la observación, pues como dice un antiguo cantar: 6 te rindes á mi amor 6 te pincho la barriga; pero sea de los otros ó de quien fuere, colega es mi periódico y así me dá la gana llamarle. Verdad es que no faltará quien le nombre cólega con tanta razón como la que tenia un amigo mió para llamar ávaros á los avaros; pero yo no acepto el esdrújulo y sigo mi cuento. En uno de los últimos números de este colega, me ocupé de los jugadores de billar con relación al lenguaje figurado, ó bien del lenguaje figurado que emplean los jugadores de billar. ¿Está bien así? Pues adelante. Por cierto, lectores, que se me olvidó decir el nombre que nos dan los maestros á los jugadores medianos, esto es, á los que, sin ser notabilidades en el juego, podemos aspirar á que no se nos tenga por chambones: nos llaman medias cucharas, lo cual mas de cuatro veces me ha dado á mí tanta'gana de reir como, áun tal Van-Okelen el verse superado en el arte musical por Tere-sita Carreño, y esto lo digo para probar que no me olvido de Van-Okelen. Sin embargo, todo lo damos por bien empleado con tal que no nos traten de chambones, porque este nombre carga mucho á los que lo son realmente, para que podamos recibirlo sin desagrado los que pertenecemos á la respetable categoría de medias cucharas. Un amigo tenia yo, llamado D. Casimiro, que sepo-nia furioso cuando se le trataba de chambón, y chocándome á mí que lo tomara tan á pecho, le preguntó un dia porqué le irritaba tanto una calificación que nada tenia de injuriosa. —Me incomoda, dijo el interpelado, porque la palabra Chambón sirve de apellido á una familia de mi pueblo que siempre me ha sido antipática. Nunca hubiera dicho tal cosa el buen D. Casimiro. Los que oyeron esta explicación, nada satisfactoria por cierto para el fin conque se daba, tomaron acta de ella para recordarla cuando mas podia molestar á mi amigo. Por ejemplo, si este daba una errada le decían: —«Vaya D. Casimiro, bien se le conoce á V. que es del pueblo de los Chambones.» Si tiraba unos palos puercos y, como suele acontecer, se iba cada bola por su lado: «muy bien, le decian, parece que no ha olvidado V. las lecciones de sus dignos paisanos. Si hacia palos en seco, no hay para que decir hasta qué punto se explotaría la vecindad de los Chambones en que había pasado el buen D. Casimiro su juventud peligrosa, ni si el efecto que dan algunos á la bola, por medio de la suela, seria inferior al que le causaban á D. Casimiro las bromas de los guasones. Tanto se afectaba que una vez juró no volver á nuestra reunión en los dias de su vida, y por de contado, al dia siguiente volvió mas temprano que de costumbre, pues ya sabemos el valor que debe darse á ciertos juramentos de los jugadores. Ahora bien, ¿no había yo prometido describir algunos tipos de estos señores? Pues no se me negará que el hombre de quien voy hablando podia pasar por uno de los mas pronunciados, aunque solo fuese por la mencionada preocupación; pero tenia otra mas extraña, mas original, mas característica, y esta era la de los augurios ó presagios. Si le tocaba tal 6 cual número en el primer chapó, se le ponía en la mollera que perdería cuanto jugase, y regularmente acertaba, lo cual para él era la confirmación de
Object Description
Title | El moro muza, Año 4, Num. 36-39, Junio de 1863 |
Variant Title | El moro muza. Periódico satirico, economico y literario, dirigido por J. M. Villergas |
Subject |
Cuban periodicals Cuban literature -- 19th Century -- Periodicals Cuban wit and humor, Pictorial -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1863-06 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | v. : ill. ; 35-39 cm |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | Periodicals a.3-5 (Oct 5 1862-Jan 31 1864) (Inc) |
OCLC No. | 47782860 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000175 |
Type | Text |
Format | image/tiff |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000175 |
Digital ID | chc99980001750001001 |
Full Text | ANO IV. Domingo 7 de Junio de 1863. NUM. 36. ESTE PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS DB LA SUSCRICION. UN PESO AL MES EN LA HABANA y 10 rs. t'tcs. ES EL INTERIOR franco de porte. EL NUMERO SCELTO SE VENDE A 3 rs. l’tes LI REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ;;95!! A DONDE 8E DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está KN LA MISMA OASA DE LA Redacción. EL MORO MUZA ♦ PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO FOR J. M. VILLERGAS. PRESAGIOS. n uno de los últimos números de este colega, porque, lectores, mi semanario es tan colega como el que mas, y si otros pueden llamárselo, no sé que inconveniente deba yo tener para hacer lo mismo. Se me dirá que no es colega mió, sino- de los periódicos, y forzoso será reconocer la verdad de la observación, pues como dice un antiguo cantar: 6 te rindes á mi amor 6 te pincho la barriga; pero sea de los otros ó de quien fuere, colega es mi periódico y así me dá la gana llamarle. Verdad es que no faltará quien le nombre cólega con tanta razón como la que tenia un amigo mió para llamar ávaros á los avaros; pero yo no acepto el esdrújulo y sigo mi cuento. En uno de los últimos números de este colega, me ocupé de los jugadores de billar con relación al lenguaje figurado, ó bien del lenguaje figurado que emplean los jugadores de billar. ¿Está bien así? Pues adelante. Por cierto, lectores, que se me olvidó decir el nombre que nos dan los maestros á los jugadores medianos, esto es, á los que, sin ser notabilidades en el juego, podemos aspirar á que no se nos tenga por chambones: nos llaman medias cucharas, lo cual mas de cuatro veces me ha dado á mí tanta'gana de reir como, áun tal Van-Okelen el verse superado en el arte musical por Tere-sita Carreño, y esto lo digo para probar que no me olvido de Van-Okelen. Sin embargo, todo lo damos por bien empleado con tal que no nos traten de chambones, porque este nombre carga mucho á los que lo son realmente, para que podamos recibirlo sin desagrado los que pertenecemos á la respetable categoría de medias cucharas. Un amigo tenia yo, llamado D. Casimiro, que sepo-nia furioso cuando se le trataba de chambón, y chocándome á mí que lo tomara tan á pecho, le preguntó un dia porqué le irritaba tanto una calificación que nada tenia de injuriosa. —Me incomoda, dijo el interpelado, porque la palabra Chambón sirve de apellido á una familia de mi pueblo que siempre me ha sido antipática. Nunca hubiera dicho tal cosa el buen D. Casimiro. Los que oyeron esta explicación, nada satisfactoria por cierto para el fin conque se daba, tomaron acta de ella para recordarla cuando mas podia molestar á mi amigo. Por ejemplo, si este daba una errada le decían: —«Vaya D. Casimiro, bien se le conoce á V. que es del pueblo de los Chambones.» Si tiraba unos palos puercos y, como suele acontecer, se iba cada bola por su lado: «muy bien, le decian, parece que no ha olvidado V. las lecciones de sus dignos paisanos. Si hacia palos en seco, no hay para que decir hasta qué punto se explotaría la vecindad de los Chambones en que había pasado el buen D. Casimiro su juventud peligrosa, ni si el efecto que dan algunos á la bola, por medio de la suela, seria inferior al que le causaban á D. Casimiro las bromas de los guasones. Tanto se afectaba que una vez juró no volver á nuestra reunión en los dias de su vida, y por de contado, al dia siguiente volvió mas temprano que de costumbre, pues ya sabemos el valor que debe darse á ciertos juramentos de los jugadores. Ahora bien, ¿no había yo prometido describir algunos tipos de estos señores? Pues no se me negará que el hombre de quien voy hablando podia pasar por uno de los mas pronunciados, aunque solo fuese por la mencionada preocupación; pero tenia otra mas extraña, mas original, mas característica, y esta era la de los augurios ó presagios. Si le tocaba tal 6 cual número en el primer chapó, se le ponía en la mollera que perdería cuanto jugase, y regularmente acertaba, lo cual para él era la confirmación de |
Archive | chc99980001750001001.tif |
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