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AÑO V Domingo 5 de Junio de 1864 NUM. 36 ESI'E PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS • DE l.A . SUSORICION. L’\I'KS() AL MBS EN LA HABANA y 10 rs. ftes. KV El, INTERIOR IVniieo de porte. »■I. NUMERO SUELTO SK VENHR á 8 rs, l'Ics. Li REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ;;95ü A DONDE SE DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está KN LA MISMA OASA DE LA Iledaccion. PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO POR J. ». VILLERGAS. EFECTOS DRAMATICOS. N a de las faltas que los descontentos encuentran en el último drama que ha escrito Garda Gutiérrez, es lo que vul gar mente se llama patriotería, y quiero decir sobre este asunto cuatro palabras. Por de contado, mas de cuatro palabras tengo ánimo de decir; pero de algún modo he de interesar álos espíritus impacientes. Si ofreciese hablar durante mucho tiempo, tal vez habría quien se cansara de mi discurso antes de dejarme acabar el exórdio, mientras que los aficionados á las cosas breves, serán capaces de hallar esta disertación muy agradable solo por haber yo prometido hacerla en cuatro palabras. Puede que haya quien las cuente, para lo cual estará en su derecho, y quizá digan algunos que falto á mi programa; pero si doy cuatro mil, ofreciendo cuatro, nadie negará que cutnplo mas de lo que prometo. Un periódico de esta capital, que ya es hora de entrar en materia, criticando con brusca severidad Venganza Catalana, se ha dejado decir que esta obra nos hace ver la decadencia del autor, y cabalmente creo yo haber usado la misma palabra decadencia en muy diverso sentido; pero si no la he usado, estoy resuelto á usarla, y llámenlo ustedes Hache. Veo yo en algunos efectos que ha rebuscado el autor de Venganza Catalana una prueba, no de la decadencia del autor, sino de la decadencia del arte, y no dejará de parecer extraña esta proposición á los que me hayan oido decir que el drama citado es, en mi no humilde concepto, uno de los mejores de nuestros dias. Efectivamente, ¿cómo se concillan estas cosas, al parecer tan opuestas? ¿cómo puede un rasgo de poética explendidez probar que hay penuria literaria? ¿cómo-...? ¡Demonio! ahora veo que ya me iba yo entregando al estilo de las variaciones, cual si pretendiese verme condecorado con la cruz de Guadalupe. No, señores; aténgome á las anteriores fórmulas de la interrogación y, permítaseme contestar como uno de los muchos enfermos de aprensión que he visto figurar en las comedias.—¿Está V. desganado?—No señor, como perfectamente; pero, á pesar de eso, estoy muy malo.—¿Duerme V. bien? —Sí señor; en un sueño me paso toda la noche; pero conozco que estoy muy malo.—¿Le duele á V. algo?—No señor, no me duele nada; pero veo que cada dia estoy mas malo. Hé aquí el ejemplo con que me ha ocurrido contestar desde luego á mis anteriores preguntas, y tanto mas oportuno me parece puanto que, al ver lo que mi gusto difiere del de otros autores respecto á los progresos del arte en la época que alcanzamos, no seria difícil que yo también fuera enfermo de aprensión en materias literarias. Algo se me pegó, sin duda, de la opinión de un bibliotecario venerable á quien debí prudentísimos consejos en mis juveniles años. Como yo carecia de libros, por la pereza de tener para comprarlos, solia irme todos los dias á la Biblioteca Nacional en busca de lo que mas falta me hacia, pues debo decir que no echaba tanto de menos el dinero como los libros. Un dia, el referido empleado, que era hombre-de instrucción y criterio y 'á quien yo habia conocido en una tertulia,se acercó á mí, saludándome cariñosemente, y viéndome leer una novela recien traducida, se lamentó de que yo empleara mi tiempo en la que calificó de pésima lectura. Mal podré yo, señores, pintar la sorpresa que tuve al oir esto, porque la novela indicada me iba gustando. Habia en ella un rapto, mas de veinte homicidios, unos por medio de dagas ó de puñales y otros por el recurso del venenó, que tan en boga estaba- por entonces. En fin, era una producción la que yo leia verdaderamente romántica, que me tenia entusiasmado, y, por lo tanto, me asustó el ver que hubiera quien la tratase con
Object Description
Title | El moro muza, Año 5, Num. 36-39, Junio de 1864 |
Variant Title | El moro muza. Periódico satirico, economico y literario, dirigido por J. M. Villergas |
Subject |
Cuban periodicals Cuban literature -- 19th Century -- Periodicals Cuban wit and humor, Pictorial -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1864-06 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | v. : ill. ; 35-39 cm |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | Periodicals a.5:1-44 (Oct 4 1863-Jul 31 1864) |
OCLC No. | 47782860 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000187 |
Type | Text |
Format | image/tiff |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000187 |
Digital ID | chc99980001870001001 |
Full Text | AÑO V Domingo 5 de Junio de 1864 NUM. 36 ESI'E PERIODICO SE PUBLICA LOS DOMINGOS. PRECIOS • DE l.A . SUSORICION. L’\I'KS() AL MBS EN LA HABANA y 10 rs. ftes. KV El, INTERIOR IVniieo de porte. »■I. NUMERO SUELTO SK VENHR á 8 rs, l'Ics. Li REDACCION CALLE DEL SOL NUMERO ;;95ü A DONDE SE DIRIGIRAN TODAS LAS COMUNICACIONES y reclamaciones. LA ADMINISTRACION está KN LA MISMA OASA DE LA Iledaccion. PERIODICO SATIRICO, ECONOMICO Y LITERARIO DIRIGIDO POR J. ». VILLERGAS. EFECTOS DRAMATICOS. N a de las faltas que los descontentos encuentran en el último drama que ha escrito Garda Gutiérrez, es lo que vul gar mente se llama patriotería, y quiero decir sobre este asunto cuatro palabras. Por de contado, mas de cuatro palabras tengo ánimo de decir; pero de algún modo he de interesar álos espíritus impacientes. Si ofreciese hablar durante mucho tiempo, tal vez habría quien se cansara de mi discurso antes de dejarme acabar el exórdio, mientras que los aficionados á las cosas breves, serán capaces de hallar esta disertación muy agradable solo por haber yo prometido hacerla en cuatro palabras. Puede que haya quien las cuente, para lo cual estará en su derecho, y quizá digan algunos que falto á mi programa; pero si doy cuatro mil, ofreciendo cuatro, nadie negará que cutnplo mas de lo que prometo. Un periódico de esta capital, que ya es hora de entrar en materia, criticando con brusca severidad Venganza Catalana, se ha dejado decir que esta obra nos hace ver la decadencia del autor, y cabalmente creo yo haber usado la misma palabra decadencia en muy diverso sentido; pero si no la he usado, estoy resuelto á usarla, y llámenlo ustedes Hache. Veo yo en algunos efectos que ha rebuscado el autor de Venganza Catalana una prueba, no de la decadencia del autor, sino de la decadencia del arte, y no dejará de parecer extraña esta proposición á los que me hayan oido decir que el drama citado es, en mi no humilde concepto, uno de los mejores de nuestros dias. Efectivamente, ¿cómo se concillan estas cosas, al parecer tan opuestas? ¿cómo puede un rasgo de poética explendidez probar que hay penuria literaria? ¿cómo-...? ¡Demonio! ahora veo que ya me iba yo entregando al estilo de las variaciones, cual si pretendiese verme condecorado con la cruz de Guadalupe. No, señores; aténgome á las anteriores fórmulas de la interrogación y, permítaseme contestar como uno de los muchos enfermos de aprensión que he visto figurar en las comedias.—¿Está V. desganado?—No señor, como perfectamente; pero, á pesar de eso, estoy muy malo.—¿Duerme V. bien? —Sí señor; en un sueño me paso toda la noche; pero conozco que estoy muy malo.—¿Le duele á V. algo?—No señor, no me duele nada; pero veo que cada dia estoy mas malo. Hé aquí el ejemplo con que me ha ocurrido contestar desde luego á mis anteriores preguntas, y tanto mas oportuno me parece puanto que, al ver lo que mi gusto difiere del de otros autores respecto á los progresos del arte en la época que alcanzamos, no seria difícil que yo también fuera enfermo de aprensión en materias literarias. Algo se me pegó, sin duda, de la opinión de un bibliotecario venerable á quien debí prudentísimos consejos en mis juveniles años. Como yo carecia de libros, por la pereza de tener para comprarlos, solia irme todos los dias á la Biblioteca Nacional en busca de lo que mas falta me hacia, pues debo decir que no echaba tanto de menos el dinero como los libros. Un dia, el referido empleado, que era hombre-de instrucción y criterio y 'á quien yo habia conocido en una tertulia,se acercó á mí, saludándome cariñosemente, y viéndome leer una novela recien traducida, se lamentó de que yo empleara mi tiempo en la que calificó de pésima lectura. Mal podré yo, señores, pintar la sorpresa que tuve al oir esto, porque la novela indicada me iba gustando. Habia en ella un rapto, mas de veinte homicidios, unos por medio de dagas ó de puñales y otros por el recurso del venenó, que tan en boga estaba- por entonces. En fin, era una producción la que yo leia verdaderamente romántica, que me tenia entusiasmado, y, por lo tanto, me asustó el ver que hubiera quien la tratase con |
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