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UN PESO MENSUAL EN LA HABANA. V 10 RS. FTS.ENEL INTERIOR ‘CAÍ.LE BEL AGUAICATE, NUM- 58. á donde sé dirigirán las Comunicaciones PERIODICO LITERARIO, JOCO-SERIO Y CASI SENTIMENTAL, MUY PRODIGO DE BROMAS PERO NO PESADAS, Y DE CUENTOS. PERO NO DE CHISMES, MüY Abundante de sátiras^ caricaturas y otras cosas capaces de arrancar lacrimas A una vidriera, DIRIJ1D0 POR D. J. M. VILLERGAS. CiniDHt OEM ceuu. La Morgue á 32 de marzo de 2500; Muy señores mios: desde que se estableció la moda de convertir el Sena en Observatorio político, he toma do la costumbre de venir á esta casa denominada La Morgue, que es el único punto de las orillas del rio donde hay grupos permanentes y se refieren historias, que aunque pocos relacionadas con la política no dejan de tener intríngulis. Supongo que algunos de i mis lectores sabrán ya lo que es I^a Morgue; pero habrá muchos que lo ignoren y á estos debo dorles la conveniente esplicacion. El rio Sena, principalmente en el curso comprendido entre las barras superior é inferior de esta populosa ciudad, es el lugar donde se desenlazan muchísimos dramas románticos que versan sobre muy diversos asuntos. Hoy una joven seducida y engañada; mañana un jugador arumado; al otro dia un padre ó esposo inconsolable por la pérdida de un objeto caro á su corazón; después, ó antes, ó ai mismo tiempo, una costurera que no gana ni aun para comprar un poco de j carbón con que asfixiarse, lo cierto es que todos los dias las aguas de este rio reciben el cuerpo de alguna ó algunas personas desesperadas que intentan con la muerte poner un término ó los sinsabores de la vi-pa. Muchas de estas personas se ven frustadas en su propósito^suicida por la intervención de los barqueros, que acuden en su socorro, logrando hacerlas vivir mal que les pese; pero algunas se empeñan en ahogarse y se salen con la suya. Como los barqueros reciben un premio de quince á veinte francos por cada cadáver ‘que sacaii del agua, no falta quien diga que en las al-, tas horas de la noche los mismos barqueros ái sojpren; der áalgún transeúnte atravesando un puente, le han arrojado al agua con el piadoso fin dé sácárle luego que estuvo bien ahogado, para^tener derecho á los quince ó veinte francos de que dejo hecha mención. Hé aquí un medio ingenioso dé ganar la vida, y que prueba de cuantas cosas es capaz el hombre impelido por el móvil del interés; Sea comoquiera, lo qne no tiene duda es que cada dia los pescadores de restos; humanos sacan una ó dos piezas en sus redes, habiendo épocas tamfecundas éii éstos espantosos desas tres que algunos dias se han sacado del rio, diez quiuce y veinte cadáveres. Naturalmente, la autoridad al paso que deqlora estos acontecimientos y procura evitarlos; pensó hace ya mucho tiempo en construir un edificio donde se pudieran depositar los cadáveres de los ahogados para los efectos legales de su reconocimiento por los parientes etc., y á este edificio se le dió el nombre de La Morgue. El lugar no es muy^á propósito para escribir una correspondencia; pero ¿quid faciendum? Un cierto cor responsal de un cierto periódifcb, ha hecho el famoso! descubrimiento de que las reuniones de los noticieros tienen lugar en el Sena, y yo desde que recibí tan es— traña noticia, no he cesado de buscar esas reuniones Por decontado, desde la plaza de la Concordia, para abajo no he descubierto irias grupos que los de los transeúntes que pasan de un lado al otro de la ciudad , sin detenerse en ningún punto. Desde el muelle de Voltaire oara arriba ya se ñora alguua animación, principalmente en las librerias y estamperías al aire libre que all i se han establecido, pero por mas qué he procurado ingerirme entre los compradores y vendedores no he observado ninguna reunion de noticieros. ¿Si tendrán lugar estas reuniones en el mismo rio, es decir, sobre el agua del rio? me dije para mí últimamente; pero tampoco en esta parte pude descubrir nada masque los lavaderos donde se reúnen muchísimas lavanderas, y los establecimientos de baños públicos y las numerosas lanchas de carbon estacionadas á lo largo de la orilla, entre el puente nuevo y el de las artes, y otras aglomeraciones de cosas ó de personas por el estilo; pe"o en ninguno de estos puntos he visto un alma que se ocupe de política y de noticias en general, ni de nada mas que de lavar las la- vanderas, de bañarse los aficionados, de velar sus lan j chas los carboneros y pescadores, y en fin, de lo que | interesa o atañe ácada uno según su ocupación y ca-I prichos. Ultimamente, y siempre con el mas vivo de-j seo de dar con el obseruatorio anunciado por el susodicho corresponsal, tuve la triste humorada de penetrar en esta horrosora mansión que llaman La Morgue, y como es él único punto en las orillas del Sena, donde á todas horas se advierteu algunos grupos, he dicho para mi sayo: “Este debe ser el iugar indicado por *4 correspensal que bu convertido el Sena en Observatorio político. Por de contado, entre la gente que me rodea no hay mas que cadáveres horriblemente desfigurados por una parte; lágrimas y suspiros por la otra, x los únicos noticieros que he descubierto son los que cuentan los detalles relativos á la muerte de los unos, al modo con que se descubrieron los otros, y á la trágica historia de los que han sido reconocidos. En este conflicto médecioí esta mañana á interrogar á la Sardina de Nanies, encargada de traer y llevar nuestra corraspóndencia, preguntándola si sabia algo de particular, y por ella he reaibido las siguientes noticias de la Isla de Cuba que me apresuró á poner en conocimiento de Vds, no por ilustrarles, pues naturalmente han de saber Vds, loque pasa en esa tierra mejor que un concurrente á La Morgue, sino por hacer una correspondencia completamente inútil como debe serlo la mia, puesto que hallándome en Francia voy á enviar á los cubanos noticias de la Isla de Cuba. En pago deberiau Vds.. darme algunos informes de lo que ocurre en Paris,y asi nuestra recíproca correspondencia tendria todas las condiciones de su época, esto es, ningún interés y carencia absoluta de exactitud. Vamos al caso. Parece ser que un periódico de esa prociosa Antilla puso el grito en el cielo dias pasados contra Mr. Emite de Giraruin, por haberse dejado decir este eminente publicista que los periódicos son por decirlo así establecimientos en que se comercia con la mentira. Yo por mi parte no he leido el artículo en que Mr. de Girardin ha emitido estas ideas, y quisiera leerlo para juzgar del escrito por su tendencia general, pues por un solo párrafo descartado del conjunto sin sus precedentes y consecuentes no es posible formar una opinión acertada. Tanto es así, que si fuera permitido censurar una obra cualquiera por un solo párrafo, ó por algunas palabras truncadas deliberadamente, no habria un solo escrito de los mas reconocidamente relijiosos en que pudiéramos descubrir alguna heregía.
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Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000150 |
Digital ID | chc99980001500001001 |
Full Text | UN PESO MENSUAL EN LA HABANA. V 10 RS. FTS.ENEL INTERIOR ‘CAÍ.LE BEL AGUAICATE, NUM- 58. á donde sé dirigirán las Comunicaciones PERIODICO LITERARIO, JOCO-SERIO Y CASI SENTIMENTAL, MUY PRODIGO DE BROMAS PERO NO PESADAS, Y DE CUENTOS. PERO NO DE CHISMES, MüY Abundante de sátiras^ caricaturas y otras cosas capaces de arrancar lacrimas A una vidriera, DIRIJ1D0 POR D. J. M. VILLERGAS. CiniDHt OEM ceuu. La Morgue á 32 de marzo de 2500; Muy señores mios: desde que se estableció la moda de convertir el Sena en Observatorio político, he toma do la costumbre de venir á esta casa denominada La Morgue, que es el único punto de las orillas del rio donde hay grupos permanentes y se refieren historias, que aunque pocos relacionadas con la política no dejan de tener intríngulis. Supongo que algunos de i mis lectores sabrán ya lo que es I^a Morgue; pero habrá muchos que lo ignoren y á estos debo dorles la conveniente esplicacion. El rio Sena, principalmente en el curso comprendido entre las barras superior é inferior de esta populosa ciudad, es el lugar donde se desenlazan muchísimos dramas románticos que versan sobre muy diversos asuntos. Hoy una joven seducida y engañada; mañana un jugador arumado; al otro dia un padre ó esposo inconsolable por la pérdida de un objeto caro á su corazón; después, ó antes, ó ai mismo tiempo, una costurera que no gana ni aun para comprar un poco de j carbón con que asfixiarse, lo cierto es que todos los dias las aguas de este rio reciben el cuerpo de alguna ó algunas personas desesperadas que intentan con la muerte poner un término ó los sinsabores de la vi-pa. Muchas de estas personas se ven frustadas en su propósito^suicida por la intervención de los barqueros, que acuden en su socorro, logrando hacerlas vivir mal que les pese; pero algunas se empeñan en ahogarse y se salen con la suya. Como los barqueros reciben un premio de quince á veinte francos por cada cadáver ‘que sacaii del agua, no falta quien diga que en las al-, tas horas de la noche los mismos barqueros ái sojpren; der áalgún transeúnte atravesando un puente, le han arrojado al agua con el piadoso fin dé sácárle luego que estuvo bien ahogado, para^tener derecho á los quince ó veinte francos de que dejo hecha mención. Hé aquí un medio ingenioso dé ganar la vida, y que prueba de cuantas cosas es capaz el hombre impelido por el móvil del interés; Sea comoquiera, lo qne no tiene duda es que cada dia los pescadores de restos; humanos sacan una ó dos piezas en sus redes, habiendo épocas tamfecundas éii éstos espantosos desas tres que algunos dias se han sacado del rio, diez quiuce y veinte cadáveres. Naturalmente, la autoridad al paso que deqlora estos acontecimientos y procura evitarlos; pensó hace ya mucho tiempo en construir un edificio donde se pudieran depositar los cadáveres de los ahogados para los efectos legales de su reconocimiento por los parientes etc., y á este edificio se le dió el nombre de La Morgue. El lugar no es muy^á propósito para escribir una correspondencia; pero ¿quid faciendum? Un cierto cor responsal de un cierto periódifcb, ha hecho el famoso! descubrimiento de que las reuniones de los noticieros tienen lugar en el Sena, y yo desde que recibí tan es— traña noticia, no he cesado de buscar esas reuniones Por decontado, desde la plaza de la Concordia, para abajo no he descubierto irias grupos que los de los transeúntes que pasan de un lado al otro de la ciudad , sin detenerse en ningún punto. Desde el muelle de Voltaire oara arriba ya se ñora alguua animación, principalmente en las librerias y estamperías al aire libre que all i se han establecido, pero por mas qué he procurado ingerirme entre los compradores y vendedores no he observado ninguna reunion de noticieros. ¿Si tendrán lugar estas reuniones en el mismo rio, es decir, sobre el agua del rio? me dije para mí últimamente; pero tampoco en esta parte pude descubrir nada masque los lavaderos donde se reúnen muchísimas lavanderas, y los establecimientos de baños públicos y las numerosas lanchas de carbon estacionadas á lo largo de la orilla, entre el puente nuevo y el de las artes, y otras aglomeraciones de cosas ó de personas por el estilo; pe"o en ninguno de estos puntos he visto un alma que se ocupe de política y de noticias en general, ni de nada mas que de lavar las la- vanderas, de bañarse los aficionados, de velar sus lan j chas los carboneros y pescadores, y en fin, de lo que | interesa o atañe ácada uno según su ocupación y ca-I prichos. Ultimamente, y siempre con el mas vivo de-j seo de dar con el obseruatorio anunciado por el susodicho corresponsal, tuve la triste humorada de penetrar en esta horrosora mansión que llaman La Morgue, y como es él único punto en las orillas del Sena, donde á todas horas se advierteu algunos grupos, he dicho para mi sayo: “Este debe ser el iugar indicado por *4 correspensal que bu convertido el Sena en Observatorio político. Por de contado, entre la gente que me rodea no hay mas que cadáveres horriblemente desfigurados por una parte; lágrimas y suspiros por la otra, x los únicos noticieros que he descubierto son los que cuentan los detalles relativos á la muerte de los unos, al modo con que se descubrieron los otros, y á la trágica historia de los que han sido reconocidos. En este conflicto médecioí esta mañana á interrogar á la Sardina de Nanies, encargada de traer y llevar nuestra corraspóndencia, preguntándola si sabia algo de particular, y por ella he reaibido las siguientes noticias de la Isla de Cuba que me apresuró á poner en conocimiento de Vds, no por ilustrarles, pues naturalmente han de saber Vds, loque pasa en esa tierra mejor que un concurrente á La Morgue, sino por hacer una correspondencia completamente inútil como debe serlo la mia, puesto que hallándome en Francia voy á enviar á los cubanos noticias de la Isla de Cuba. En pago deberiau Vds.. darme algunos informes de lo que ocurre en Paris,y asi nuestra recíproca correspondencia tendria todas las condiciones de su época, esto es, ningún interés y carencia absoluta de exactitud. Vamos al caso. Parece ser que un periódico de esa prociosa Antilla puso el grito en el cielo dias pasados contra Mr. Emite de Giraruin, por haberse dejado decir este eminente publicista que los periódicos son por decirlo así establecimientos en que se comercia con la mentira. Yo por mi parte no he leido el artículo en que Mr. de Girardin ha emitido estas ideas, y quisiera leerlo para juzgar del escrito por su tendencia general, pues por un solo párrafo descartado del conjunto sin sus precedentes y consecuentes no es posible formar una opinión acertada. Tanto es así, que si fuera permitido censurar una obra cualquiera por un solo párrafo, ó por algunas palabras truncadas deliberadamente, no habria un solo escrito de los mas reconocidamente relijiosos en que pudiéramos descubrir alguna heregía. |
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