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REDACCION y ADMINISTRACION: (yHeÜly, 54, entre Habana y Compostela. r h OLiTico y Literario. DIBUJANTE CARICATURISTA: Víctor P. de Eandaluce (D. Junípero.) Año IV. PRECIOS DKSUSCRXCION B2* B A HABANA; Un mes. ...... $ » ,, j Seis meses..... $ 5-25 | U n año... - .... Húm. suelto.. . $ 10 ,, ••• ,, 25 Habana 3 de Agosto de 1873 PRECIOS B£ SU8CRICION EN INTERIOR, j Tres meses 3-75 I Un año.....$ 12-75 Seis meses-*.$ 7 ,, | Núm. suelto_$ ,, 30! Núm. 31 SUMARIO: TEXTO.—Menestra semanal, por Juan Palomo. —Con franqueza, por fuan Pires.—Correo interior, por Juan de Ahsria,—Ala Constancia, ¿or Juan Diente.--Boceto á la pluma del general Contreras, por por Juan Cualquiera.. — Epístolas á Juan Palomo: de Nueva York, Jobn Buli; de Santa Clara, por Juan Barí; de Cienfuegos, por luán Ardiente.—Cuentos de Manigua: El Número Trece, por j -a Sin-Tier-^—Telégramas.—Sartenazos.—Geroglífico.—Boletín bibíiogr.ldco. CARICATURAS.—Por Don Junípero. MENESTRA SEMANAL. ablemos en sèrio. Ei horizonte se presenta cada dia más cargado: negros nubarrones encapotan el cielo: la tempestad puede estallar de un momento á otro, y si viene, es preciso que nos coja á cada uno en su puesto. El barullo crece por - instantes: las corrientes de la opinion son tan encontradas, que no es posible formar juicio exacto de las cosas. Hay quien tiene empeño en embrollarlo todo: hay quien pone especial cuidado en extraviar la opinion: hay el firme propósito de cambiar los nombres á las cosas y de adulterar las ideas que emite la prensa. ¿Eso surede? Pues gritemos desde nuestro campo de batalla: ¡Alto! ¿quién vive? El mejor timbre de la democracia es la honradez. Y como esa honradez ha de subsistir invulnerable, es preciso que á todo el que cruce por nuestras avanzadas le echemos el ¡alto! ¿quién vive? y si el santo y seña que nos da no está conforme con nuestro santo y seña, rechazaremos al intruso mas allá de nuestras trincheras, dentro de las cuales no Puede caber más que al amor á la Pàtria. Basta de exordio y entremos en materia. Un periódico separatista, La Independencia, enerándose con otro republicano de la Habana, le Pegunta con voz campanuda, “si acepta como v*nerable mártir de la Patria á Gonzalo Castañon.” fi P°r si la respuesta es afirmativa, dice el órgano «libustero que el que tal haga es un republicano de Pe%ay un farsante que está engañando con su vociti-9 ería á cubanos y españoles. al ir vamos á contestar en nombre del periódico adido, porque no necesita, por cierto, procurado-Pero en consideración á que La Independencia J^serta en otro lugar la lista de los periódicos repújanos de la Habana, y entre ellos cuenta—yha-muy bien en contarlo—á Juan Palomo, nos somm°Senel.caso de decir al órSan> separatista: Polir S rePubl^icanos, y no de pega, y aceptamos la ca Castañon> siempre que sea la misma épo- uidenticas las rirmnetanrioc cas las circunstancias. ¿Se ha querido arrancar una confesión á los republicanos? Pues Juan Palomo, por cuenta propia, pórque siempre obra con absoluta independencia y á nadie hace solidario de sus declaraciones; Juan Palomo sale al encuentro de la pregunta, porque no le duelen prendas. La política enérgica de Castañon contra los enemigos de España, es nuestra misma política, y tan es la misma, que nos sirve de modelo la protesta que con serenó corazón y entereza suma escribió en contra de una célebre carta del Casino Español al genera! Prirn, en la que se decía á nombre de todos los leales de Cuba, que no queremos reformas ni libertades. ¡No ha de ser nuestra política la de Castañon! ¿Qué hacemos aquí más que protestar uno y otro día corríra esa tendencia intransigente? Hagamos historia. Publicó su protesta Castañon, y se levantó contra él airada la opinión publica: por lo ménos la parte más levantisca del partido conservador. Se gritó mucho: se fué de puerta en puerta exigiendo que se dejase la suscricion de La Voz de Cuba; se reunieron algunos grupos en actitud amenazadora; hubo conato de cencerrada: en fin, ios mismos procedimientos que ahora se emplean, si bien debemos declarar que no sucede eso en la Habana, donde han cambiado mucho las cosas y reina más la tolencia. Pero en el interior no sucede así: hay periódicos, en algunos distritos, que por halagar á ciertas individualidades, recurren á todos los medios, por reprobados que sean, y agotan el repertorio de los dicterios altisonantes. Hay periódicos—no todos, porque en la mayor parte reconocemos buena fé—hay periódicos ó periódico, que tales cuentas tiene con su conciencia, que necesita meter barullo para apagar sus gritos, y que en tal descubierto se halla con la ley, que necesita ir con mucho tiento para que la autoridad no eche mano de pruebas que puedan comprometerle. Eso al ménos se dice, y al que no le remuerda la conciencia, que haga caso omiso de estas palabras, porque seguramente no van á él dirigidas. Continuando la relación, diremos que se habló hasta de quitarle el fusil de voluntario. ¡Muy amargos debieron ser para Castañon los dias anteriores á su salida para Cayo-Hueso! El plomo asesino cortó su vida, y entonces los que más ingratos hablan sido con él, fueron los que más demostraciones hicieron. No recriminamos con esto á nadie: es muy natural que ante la muerte se olvide todo y se rinda culto al valor; pero ¡ay! alguna conciencia debió extremecerse al recuerdo de la ingratitud. ¡Pobre Castañon! Desde entonces La Voz de Cuba ha sufrido metamorfosis incomprensibles; pero siempre poniendo por escudo el nombre de aquel mártir. iPobre Castañon! No se recuerda que si fué el >más enérgico en combatir á los enemigos declara- dos y encubiertos, fué el primero en protestar con voz robusta contra la intransigencia y el egoísmo del partido conservador. El martirio que en sus últimos dias hicieron sufrir los intransigentes á Castañon, es el martirio que hacen pasar ahora á los sostenedores de la idea democrática. Haremos la salvedad de que en manera ninguna pretendemos compararnos con aquel héroe. Conocemos nuestra pequeñez, y por lo tanto, no era necesaria esta declaración, que hacemos sólo por adelantamos á la malicia. Y ahora bien: ¿qué nos importa que La Independencia nos líame republicanos de pega? ¿Ha venido acaso la república para hacer el caldo gordo á los separatistas? La Independencia no quiere libertades ni reformas para Cuba: ¿qué nos importa á nosotros la opinion de La Independencia? Pedimos reformas para los leales y para los que arrepentidos vengan á nuestro campo; si La Independencia insiste en permanecer fuera de él, con su pan se lo coma: á buen seguro que nosotros nos condolamos de su aislamiento ni pretendamos sacarle de él. De hoy para siempre debe quedar consignado que la república no transigirá con rebeldes contumaces, sí con arrepentidos. Nosotros pedimos reformas, aunque no sentimos impaciencia por ellas, porque abrigamos la esperanza de que, aunque digan lo que quieran, si no todos, algunos las aceptarán, y depondrán las armas; y las pedimos principalmente, porque han de ciarnos fuerza moral para luchar y concluir con los rebeldes. Han de hacer más fuerte y mejor nuestro derecho ante el mundo. Vamos ahora con La Constancia. El periódico de doña Agueda y su nieto, su biznieto, su primo y demás parientes y amigos, se ha enfadado mucho con Juan Palomo por su número del domingo anterior, y á la verdad, no sé si me alegre ó me entristezca por el enfado de La Constancia. Miéntras averiguo lo que me pide el cuerpo, sí reir ó llorar, voy á dar una contestación categórica á mi ilustrado colega. Desea éste saber qué dijo Juan Palomo el sábado pasado,* al salir del boarding house, cuando supo que las Cortes habian decidido negar toda clase de reformas á la isla de Cuba. Pues, señor, dije lo siguiente: —Empiezo por poner en cuarentena la noticia. Y no anduve muy equivocado en mi primera idea, cuando el telégrafo ha dicho posteriormente que se está discutiendo la cuestión social. ¿Cómo dicen las Córtes que no se hará alteración ninguna, y luego se habla de un proyecto que re-
Object Description
Title | Juan Palomo, Año 4, Núm. 31-35, Agosto 1873 |
Translated Title | Juan Palomo, Year 4, Issue No. 31-35, August 1873 |
Variant Title | Juan Palomo, Semanario Satírico |
Contributor | Landaluze, Víctor Patricio de, 1828-1889 |
Note | Juan Palomo was illustrated by Cuban artist Victor P. de Landaluze. |
Subject | Cuban periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1873-08 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869; 1870-1879 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | 1 periodical; 40 pages |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | AP63 .J83x v.4:1-v.5:15 (Jan 1873-Apr 1874) |
OCLC No. | 437416713 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000112 |
Type | Text |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000112 |
Digital ID | chc99980001120001001 |
Full Text | REDACCION y ADMINISTRACION: (yHeÜly, 54, entre Habana y Compostela. r h OLiTico y Literario. DIBUJANTE CARICATURISTA: Víctor P. de Eandaluce (D. Junípero.) Año IV. PRECIOS DKSUSCRXCION B2* B A HABANA; Un mes. ...... $ » ,, j Seis meses..... $ 5-25 | U n año... - .... Húm. suelto.. . $ 10 ,, ••• ,, 25 Habana 3 de Agosto de 1873 PRECIOS B£ SU8CRICION EN INTERIOR, j Tres meses 3-75 I Un año.....$ 12-75 Seis meses-*.$ 7 ,, | Núm. suelto_$ ,, 30! Núm. 31 SUMARIO: TEXTO.—Menestra semanal, por Juan Palomo. —Con franqueza, por fuan Pires.—Correo interior, por Juan de Ahsria,—Ala Constancia, ¿or Juan Diente.--Boceto á la pluma del general Contreras, por por Juan Cualquiera.. — Epístolas á Juan Palomo: de Nueva York, Jobn Buli; de Santa Clara, por Juan Barí; de Cienfuegos, por luán Ardiente.—Cuentos de Manigua: El Número Trece, por j -a Sin-Tier-^—Telégramas.—Sartenazos.—Geroglífico.—Boletín bibíiogr.ldco. CARICATURAS.—Por Don Junípero. MENESTRA SEMANAL. ablemos en sèrio. Ei horizonte se presenta cada dia más cargado: negros nubarrones encapotan el cielo: la tempestad puede estallar de un momento á otro, y si viene, es preciso que nos coja á cada uno en su puesto. El barullo crece por - instantes: las corrientes de la opinion son tan encontradas, que no es posible formar juicio exacto de las cosas. Hay quien tiene empeño en embrollarlo todo: hay quien pone especial cuidado en extraviar la opinion: hay el firme propósito de cambiar los nombres á las cosas y de adulterar las ideas que emite la prensa. ¿Eso surede? Pues gritemos desde nuestro campo de batalla: ¡Alto! ¿quién vive? El mejor timbre de la democracia es la honradez. Y como esa honradez ha de subsistir invulnerable, es preciso que á todo el que cruce por nuestras avanzadas le echemos el ¡alto! ¿quién vive? y si el santo y seña que nos da no está conforme con nuestro santo y seña, rechazaremos al intruso mas allá de nuestras trincheras, dentro de las cuales no Puede caber más que al amor á la Pàtria. Basta de exordio y entremos en materia. Un periódico separatista, La Independencia, enerándose con otro republicano de la Habana, le Pegunta con voz campanuda, “si acepta como v*nerable mártir de la Patria á Gonzalo Castañon.” fi P°r si la respuesta es afirmativa, dice el órgano «libustero que el que tal haga es un republicano de Pe%ay un farsante que está engañando con su vociti-9 ería á cubanos y españoles. al ir vamos á contestar en nombre del periódico adido, porque no necesita, por cierto, procurado-Pero en consideración á que La Independencia J^serta en otro lugar la lista de los periódicos repújanos de la Habana, y entre ellos cuenta—yha-muy bien en contarlo—á Juan Palomo, nos somm°Senel.caso de decir al órSan> separatista: Polir S rePubl^icanos, y no de pega, y aceptamos la ca Castañon> siempre que sea la misma épo- uidenticas las rirmnetanrioc cas las circunstancias. ¿Se ha querido arrancar una confesión á los republicanos? Pues Juan Palomo, por cuenta propia, pórque siempre obra con absoluta independencia y á nadie hace solidario de sus declaraciones; Juan Palomo sale al encuentro de la pregunta, porque no le duelen prendas. La política enérgica de Castañon contra los enemigos de España, es nuestra misma política, y tan es la misma, que nos sirve de modelo la protesta que con serenó corazón y entereza suma escribió en contra de una célebre carta del Casino Español al genera! Prirn, en la que se decía á nombre de todos los leales de Cuba, que no queremos reformas ni libertades. ¡No ha de ser nuestra política la de Castañon! ¿Qué hacemos aquí más que protestar uno y otro día corríra esa tendencia intransigente? Hagamos historia. Publicó su protesta Castañon, y se levantó contra él airada la opinión publica: por lo ménos la parte más levantisca del partido conservador. Se gritó mucho: se fué de puerta en puerta exigiendo que se dejase la suscricion de La Voz de Cuba; se reunieron algunos grupos en actitud amenazadora; hubo conato de cencerrada: en fin, ios mismos procedimientos que ahora se emplean, si bien debemos declarar que no sucede eso en la Habana, donde han cambiado mucho las cosas y reina más la tolencia. Pero en el interior no sucede así: hay periódicos, en algunos distritos, que por halagar á ciertas individualidades, recurren á todos los medios, por reprobados que sean, y agotan el repertorio de los dicterios altisonantes. Hay periódicos—no todos, porque en la mayor parte reconocemos buena fé—hay periódicos ó periódico, que tales cuentas tiene con su conciencia, que necesita meter barullo para apagar sus gritos, y que en tal descubierto se halla con la ley, que necesita ir con mucho tiento para que la autoridad no eche mano de pruebas que puedan comprometerle. Eso al ménos se dice, y al que no le remuerda la conciencia, que haga caso omiso de estas palabras, porque seguramente no van á él dirigidas. Continuando la relación, diremos que se habló hasta de quitarle el fusil de voluntario. ¡Muy amargos debieron ser para Castañon los dias anteriores á su salida para Cayo-Hueso! El plomo asesino cortó su vida, y entonces los que más ingratos hablan sido con él, fueron los que más demostraciones hicieron. No recriminamos con esto á nadie: es muy natural que ante la muerte se olvide todo y se rinda culto al valor; pero ¡ay! alguna conciencia debió extremecerse al recuerdo de la ingratitud. ¡Pobre Castañon! Desde entonces La Voz de Cuba ha sufrido metamorfosis incomprensibles; pero siempre poniendo por escudo el nombre de aquel mártir. iPobre Castañon! No se recuerda que si fué el >más enérgico en combatir á los enemigos declara- dos y encubiertos, fué el primero en protestar con voz robusta contra la intransigencia y el egoísmo del partido conservador. El martirio que en sus últimos dias hicieron sufrir los intransigentes á Castañon, es el martirio que hacen pasar ahora á los sostenedores de la idea democrática. Haremos la salvedad de que en manera ninguna pretendemos compararnos con aquel héroe. Conocemos nuestra pequeñez, y por lo tanto, no era necesaria esta declaración, que hacemos sólo por adelantamos á la malicia. Y ahora bien: ¿qué nos importa que La Independencia nos líame republicanos de pega? ¿Ha venido acaso la república para hacer el caldo gordo á los separatistas? La Independencia no quiere libertades ni reformas para Cuba: ¿qué nos importa á nosotros la opinion de La Independencia? Pedimos reformas para los leales y para los que arrepentidos vengan á nuestro campo; si La Independencia insiste en permanecer fuera de él, con su pan se lo coma: á buen seguro que nosotros nos condolamos de su aislamiento ni pretendamos sacarle de él. De hoy para siempre debe quedar consignado que la república no transigirá con rebeldes contumaces, sí con arrepentidos. Nosotros pedimos reformas, aunque no sentimos impaciencia por ellas, porque abrigamos la esperanza de que, aunque digan lo que quieran, si no todos, algunos las aceptarán, y depondrán las armas; y las pedimos principalmente, porque han de ciarnos fuerza moral para luchar y concluir con los rebeldes. Han de hacer más fuerte y mejor nuestro derecho ante el mundo. Vamos ahora con La Constancia. El periódico de doña Agueda y su nieto, su biznieto, su primo y demás parientes y amigos, se ha enfadado mucho con Juan Palomo por su número del domingo anterior, y á la verdad, no sé si me alegre ó me entristezca por el enfado de La Constancia. Miéntras averiguo lo que me pide el cuerpo, sí reir ó llorar, voy á dar una contestación categórica á mi ilustrado colega. Desea éste saber qué dijo Juan Palomo el sábado pasado,* al salir del boarding house, cuando supo que las Cortes habian decidido negar toda clase de reformas á la isla de Cuba. Pues, señor, dije lo siguiente: —Empiezo por poner en cuarentena la noticia. Y no anduve muy equivocado en mi primera idea, cuando el telégrafo ha dicho posteriormente que se está discutiendo la cuestión social. ¿Cómo dicen las Córtes que no se hará alteración ninguna, y luego se habla de un proyecto que re- |
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