Fragmentos: revista mensual, Año 9, Núm. 101, Mayo de 1960

              El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra; dígase hombre y ya se dicen todos los derechos.—José Martí,
AÑO IX — NUM. 101
mayo me BEÑÉ BERITH
“MAIMONIDES”
G y 21, Vedado Habana, Cuba •
Precio: $0.10 el número REVISTA M E N S U A L Suscripción anual: $1.20	Tirada: 3.000 ejemplares
FRAGMENTOS
Talleres:
“Cesáreo González” O’Reilly No. 315 (Por Habana)
•
Director:
Marco Pitchon •
Administrador: Maximiliano Weiss
Inscripto como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana
¿Qué quieren de nosotros? por Shlomo Schajar (nuestro corresponsal en Israel)
A raíz de la nueva ola de antisemitismo que estremeció el mundo (cuyos brotes han pasado, por ahora) y que se cernió sobre él como una horrible amenaza a la paz, invade el alma de todo judío con sentimiento de angustia impotente, cuya única reacción puede ser, el mirar hacia el cielo con ojos suplicantes, llenos de espanto... El judío es un ser especialmente susceptible al odio racial ya que a través de siglos ha sido la víctima propiciatoria de injustas persecuciones y de masacres en masa; no es de admirarse, pues, que Israel haya exigido de la O.N.U. una actitud enérgica ante los hechos que merecieron la atención y motivaron la protesta más airada de todos los diarios del mundo, y que la misma Alemania, causante de la hecatombe que barrió de la faz de la tierra 6.000.000 de almas inocentes y desencadenó con ello una matanza sin paralelo en la historia moderna, trata de combatir por todos los medios a su alcance. Es indudable que la ponzoña que el maldito Hitler desparramó a todos los vientos, aún brota de las mentes anormales de sus secuaces, los que lograron escurrirse de la “mano de la justicia” y después de cumplir una condena insignificante, ocupan ahora puestos relevantes (como el caso de von Manstein) en el mismo país donde cometieron sus nefandas depredaciones, entre las cuales se cuentan, para citar sólo unas pocas: incineraciones, castraciones, torturas, asesinatos a sangre fría, asfixias en cámaras de gas. Y ahora, apenas pasados 15 años desde aquel cataclismo del infierno, vuelve a desatarse sobre el mundo la mano de Moloch, extendiéndose de un país a otro, sin respetar fronteras, ni mares, ni cielos, este monstruo asqueroso del odio racial, el cual contra nuestro desgraciado pueblo, es el antisemitismo. Cabe pues preguntarse, ¿porqué no se deja salir de los países europeos a los judíos que lo desean, y a los que en ellos “viven” se les causa toda clase de vejaciones? ¿Qué quieren de nosotros esas naciones que se dicen “civilizadas” y que achacan al judío todas las calamidades en que se debaten? ¿Acaso la situación en ellas es mejor, desde que los judíos
fueron expulsados o aniquilados? ¿Qué quieren de nosotros, quién sabe el grupo étnico que más ha contribuido al adelanto y progreso de los países donde reside, ya sea en el sentido social, cultural, económico, liteiario, artístico, científico, etc. El surgimiento de la Nación Israelí es uno de los acontecimientos más notables y de más vasta repercusión en todos los ámbitos del mundo: puede calificarse como una obra de titanes, lo que el pueolo judío realizó desde el fin de la Segunda Guerra Mundial; algo que no consiguió ningún otro del mundo, y que no siempre es debidamente apreciado: en efecto, y (repitiendo los datos de “Fragmentos” de Oct. pasado), el Estado de Israel costeó y organizó la inmigración de 1.100.000 personas, lo que ni siquiera la O.N.U. hizo en ninguna esfera... Este hecho de por sí, debía bastar para despertar el respeto y la admiración hacia nuestro país, entre las mismas naciones que nos persiguen y maltratan, considerando que el pueblo hebreo que en todo el transcurso de la historia sirvió como blanco de bestiales iniquidades, ha cesado de ser un paria y tiene ahora su patria, la que aunque pequeña y débil, representa para él, el sueño de milenios, su único amparo, su faro de esperanza el fin de su cruel e inacabable martirio. Duele el corazón de todo ser humano (no hablando ya de los judíos), el ver como ese milagro incomparable es ignorado y en vez de suprimir de la faz de la tierra el odio racial, o el prejuicio insano hacia toda raza, lo que es digno de las almas ruin, desata de nuevo el flagelo de la “fobia contra el judío”, trazando svastikas en sus iglesias, en sus casas, en sus tumbas y aún, en las de hombres célebres no judíos, que se permitieron defender nuestra causa y luchar por los principios de la “Declaración Universal de los Derechos del Hombre”. ¿Cómo es posible aplicar en ^ el malsano ambiente de este “mundo inmundo”, la tan antigua y dilapidada enseñanza de Moisés: Ama a tu prójimo como a ti mismo? ¿Cómo es posible creer en Dios, adorarle y servirle, como usted dice, mi estimado don Marco, si en su nombre y en el nombre de las religiones que El representa, se comete tanta injusticia? “El antisemitismo es la vergüenza de Alemania”, dice Willy Brandt, Alcalde de Berlín, “y debemos luchar enérgicamente por extirpar esa . fea man-