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El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a une raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos.--José Martí. SEPTIEMBRE 1? DE 1955 AÑO IV — NUM. 45 "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba Suscripción anual: $1.20 Precio: $0.10 el número Talleres: Imp. BONDAB Habana No. 405 Director: Marco Pitchon © Administrador: Maximiliano Weiss Inscripta como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana. MATHAUSEN Hace unos días recibí la visita, en viaje de negocios, de un fabricante italiano que represento en Cuba. Su nombre es: Carlos Negrín; tiene 60 años; es módico, aunque no ejerce su profesión. Hablo de él porque es un hombre que estuvo en un Campo de Concentración alemán, el de MATHAUSEN. Al enterarme de esto, en conversación con él, quise conocer algo de lo que vió que pasó allí. No sin resistencia, porque el recuerdo de "aquello" lo entristece profundamente, me contó algunas de las atrocidades de que fué testigo. El Dr. Negrín es católico; no obstante, fué detenido sin motivo; quizás, piensa él, porque está circunciso (su padre, médico, se lo hizo a la edad de cuatro años, como buena medida de higiene) o porque estaba casado con una judía: Etta. Stein; él es italiano y ella húngara. Residían en Budapest, Hungría, el día 29 de Marzo de 1942 en que fué arrestado el Dr. Negrín por los nazis; su esposa, que no estaba en casa en aquel momento, fué detenida posteriormente. El fué a parar en definitiva a un Campo de Concentración, el de MATHAUSEN, y ella a otro especial de mujeres, el No. 3, en Hungría. En este último campo, ella, consignando en una sola palabra que revela toda la tragedia que allí sufrió, enloqueció y sigue loca hoy, recluida en un asilo de Budapest. He aquí algunos hechos criminales de ese campo de tortura alemán donde estuvo el Dr. Negrín, Ma-thausen. Un día, alguien se robó un pedazo de pan; los jefes de las barracas eran alemanes delincuentes sancionados a los que se rebajaba años de pena en la medida que eran más crueles con los prisioneros. Pues bien, en la barraca del Dr. Negrín se culpó a un italiano del hurto del mendrugo de pan; el jefe de aquel departamento llamaba a un italiano para que azotara a su compatriota inculpado; si el que azotaba no lo hacía como era debido, a juicio del inquisidor alemán, se le azotaba también, encargando para ello a otro italicmo y así se obligaba a dar y recibir azotes, uno tras otro, a prisioneros de la: misma nacionalidad, hasta que, finalmente, se encargaba del látigo a alguno de otra nacionalidad, por ejemplo, un polaco; este sí flagelaba duro porque no era de sus paisanos o porque que- ría salvarse del mismo castigo que le aplicarían por tibieza. En Mathausen había cámaras de gas y crematorios; traían prisioneros de otros campos de concentración y les decían que se desnudaran para darles una ducha y los, infelices así lo hacían; seguidamente se les hacía entrerr en unos cuartos de baños, pues para más engaño se veía gotear agua de la tubería, perP de la que luego saldría el gas mortífero que los asfixiaría hasta la muerte. Por mirillas especiales de vidrio sus verdugos alemanes observaban fría y diabólicamente su obra atroz. De allí se sacaban los cadáveres y se les tiraba al horno del crematorio'. "Nosotros los prisioneros permanentes —añade el Dr, Negrín— llevábamos en silencio la cuenta de los infelices ajusticiados por la intermitencia del humo que salía del crematorio en operación' —y terminó diciendo el Dr. Negrín:— "De 812 italianos recluidos en Mathausen volvimos solamente 12 con vida" —y concluyó:—- "En mi vida no tendré más nunca trato con un alemán".. . ¿Podrán comprender los que no han sido afectados por las atrocidades alemanas, porque no se puede olvidar "todo eso" que se cometió con seres queridos? De "El Mundo” 24|7|55. Drew Pearson. Ginebra.—"Se dice que la diplomacia moderna es a veces un sistema de historia controvertida. De todos modos, la Conferencia de Altura que se a estado celebrando aquí estuvo muy ocupada en deshacer algunas de las cosas que estos mismos estadistas hicieron diez años atrás. He aquí algunos recordatorios que ilustran cómo la historia está siendo escrita de nuevo en las reuniones secretas de Ginebra. 1.—Hace exactamente diez años, en el Cuartel General de Eisenhower, en las afueras de Londres, con Alemania en plena retirada, éste almorzó con Hairry Dexter White, ahora calificado por el Secretario de Justicia Brownell, de traidor, y escuchó con atención los planes que se le sometieron para dividir la Alemania en dos. 2.— Pocq después, en Berlín, Eisenhower se sentaba con el Mariscal Zhukov en un cabaret de Berlín, veía bailar a las alemanas y brindaba por la total y perpetua desmembración de Alemania. 3.—En Stuttgart, hace nueve años, limmie
Object Description
Title | Fragmentos: revista mensual, Año 4, Núm. 45, Septiembre de 1955 |
Variant Title | Fragmentos |
Note | Caption title |
Subject |
Jews -- Cuba -- Periodicals Cuba -- 20th century -- Periodicals Cuba -- Social life and customs -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publisher | Maimonides |
Publication Date | 1955-09 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1950-1959 |
Coverage Spatial | Cuba |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | F1789.J4 F73 v.4:37-48 (Jan-Dec 1955) + suppl. |
OCLC No. | 782121669 |
Rights | This material is protected by copyright. Copyright is held by the creator. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/InC/1.0/ |
Object ID | chc9998000223 |
Type | Text |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000223 |
Digital ID | chc99980002230001001 |
Full Text | El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a une raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos.--José Martí. SEPTIEMBRE 1? DE 1955 AÑO IV — NUM. 45 "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba Suscripción anual: $1.20 Precio: $0.10 el número Talleres: Imp. BONDAB Habana No. 405 Director: Marco Pitchon © Administrador: Maximiliano Weiss Inscripta como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana. MATHAUSEN Hace unos días recibí la visita, en viaje de negocios, de un fabricante italiano que represento en Cuba. Su nombre es: Carlos Negrín; tiene 60 años; es módico, aunque no ejerce su profesión. Hablo de él porque es un hombre que estuvo en un Campo de Concentración alemán, el de MATHAUSEN. Al enterarme de esto, en conversación con él, quise conocer algo de lo que vió que pasó allí. No sin resistencia, porque el recuerdo de "aquello" lo entristece profundamente, me contó algunas de las atrocidades de que fué testigo. El Dr. Negrín es católico; no obstante, fué detenido sin motivo; quizás, piensa él, porque está circunciso (su padre, médico, se lo hizo a la edad de cuatro años, como buena medida de higiene) o porque estaba casado con una judía: Etta. Stein; él es italiano y ella húngara. Residían en Budapest, Hungría, el día 29 de Marzo de 1942 en que fué arrestado el Dr. Negrín por los nazis; su esposa, que no estaba en casa en aquel momento, fué detenida posteriormente. El fué a parar en definitiva a un Campo de Concentración, el de MATHAUSEN, y ella a otro especial de mujeres, el No. 3, en Hungría. En este último campo, ella, consignando en una sola palabra que revela toda la tragedia que allí sufrió, enloqueció y sigue loca hoy, recluida en un asilo de Budapest. He aquí algunos hechos criminales de ese campo de tortura alemán donde estuvo el Dr. Negrín, Ma-thausen. Un día, alguien se robó un pedazo de pan; los jefes de las barracas eran alemanes delincuentes sancionados a los que se rebajaba años de pena en la medida que eran más crueles con los prisioneros. Pues bien, en la barraca del Dr. Negrín se culpó a un italiano del hurto del mendrugo de pan; el jefe de aquel departamento llamaba a un italiano para que azotara a su compatriota inculpado; si el que azotaba no lo hacía como era debido, a juicio del inquisidor alemán, se le azotaba también, encargando para ello a otro italicmo y así se obligaba a dar y recibir azotes, uno tras otro, a prisioneros de la: misma nacionalidad, hasta que, finalmente, se encargaba del látigo a alguno de otra nacionalidad, por ejemplo, un polaco; este sí flagelaba duro porque no era de sus paisanos o porque que- ría salvarse del mismo castigo que le aplicarían por tibieza. En Mathausen había cámaras de gas y crematorios; traían prisioneros de otros campos de concentración y les decían que se desnudaran para darles una ducha y los, infelices así lo hacían; seguidamente se les hacía entrerr en unos cuartos de baños, pues para más engaño se veía gotear agua de la tubería, perP de la que luego saldría el gas mortífero que los asfixiaría hasta la muerte. Por mirillas especiales de vidrio sus verdugos alemanes observaban fría y diabólicamente su obra atroz. De allí se sacaban los cadáveres y se les tiraba al horno del crematorio'. "Nosotros los prisioneros permanentes —añade el Dr, Negrín— llevábamos en silencio la cuenta de los infelices ajusticiados por la intermitencia del humo que salía del crematorio en operación' —y terminó diciendo el Dr. Negrín:— "De 812 italianos recluidos en Mathausen volvimos solamente 12 con vida" —y concluyó:—- "En mi vida no tendré más nunca trato con un alemán".. . ¿Podrán comprender los que no han sido afectados por las atrocidades alemanas, porque no se puede olvidar "todo eso" que se cometió con seres queridos? De "El Mundo” 24|7|55. Drew Pearson. Ginebra.—"Se dice que la diplomacia moderna es a veces un sistema de historia controvertida. De todos modos, la Conferencia de Altura que se a estado celebrando aquí estuvo muy ocupada en deshacer algunas de las cosas que estos mismos estadistas hicieron diez años atrás. He aquí algunos recordatorios que ilustran cómo la historia está siendo escrita de nuevo en las reuniones secretas de Ginebra. 1.—Hace exactamente diez años, en el Cuartel General de Eisenhower, en las afueras de Londres, con Alemania en plena retirada, éste almorzó con Hairry Dexter White, ahora calificado por el Secretario de Justicia Brownell, de traidor, y escuchó con atención los planes que se le sometieron para dividir la Alemania en dos. 2.— Pocq después, en Berlín, Eisenhower se sentaba con el Mariscal Zhukov en un cabaret de Berlín, veía bailar a las alemanas y brindaba por la total y perpetua desmembración de Alemania. 3.—En Stuttgart, hace nueve años, limmie |
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