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El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos—José Marti. OCTUBRE DE 1957 AÑO VI — NUM. 70 • "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba 9 BENE BERUH FRAGMENTOS Talleres: Imp. BONDAR Obrapía Núm. 362 Director: Marco Pitchon • Suscripción anual: $1.20 BEVISTA MENSUAL — Tirada: 3.000 ejemplares. Precio: $0.10 el número Administrador: Maximiliano Weiss Inscripto como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana LOS REFUGIADOS PALESTINOS De nuestro corresponsal en el Cercano Oriente. (De "La Quincena", Habana, revista católica, del 31/8/57) La radio del Cairo se entretuvo hace poco acusando al Irak y a Jordania de estar entendiéndose con Israel y Norteamérica para distribuir los refugiados palestinos entre diversos países árabes. La campaña de la radio cai-rota iba enderezada primeramente a desprestigiar a Jordania, que ha preferido el "yugo" norteamericano a la “fraternidad’' egipcia; pero involuntariamente delataba el temor de que llegue a ponerse término a una de las comedias más repugnantes de la historia moderna. El temor y sospecha del gobierno egipcio no carecen de fundamento, porque la verdad es que los refugiados palestinos, tenidos hasta ahora por los árabes como un arma contra Israel, se han convertido en grave peligro para los países árabes que los albergan, especialmente para el Líbano y Jordania, que de buena gana mandarían a paseo a esa gente indeseable, pronta siempre a la revuelta y a toda fechoría; pero tanto y tanto han venido voceando durante años los gobernantes árabes que para los refugiados no cabe otro camino que el de retorno a Israel, que ninguno de ellos tiene el valor de dar el primer paso hacia la única solución del problema. Y como entre tanto la generosidad bastante tonta de los “imperialistas" mantiene a los refugiados y beneficia a los países que los albergan, las cosas siguen igual. Exageraciones y Fantasías. Un ministro de Relaciones Exteriores del Irak hablando hace tiempo en la ONU de la suerte de los refugiados palestinos, la calificó de la “tragedia más grande de la historia". “Creemos, dijo también ese señor, que los sufrimientos causados a los refugiados árabes no son menores que los que se dice haber infligido Hitler a los judíos". Hay que admirar el aguante de los delegados de la ONU, capaces de oír sin chistar tamañas necedades. Bien pudo añadir aquel fantástico ministro que los árabes no se dolieron ni condenaron nunca las atroces hecatombes de millones de judíos y que tuvieron y tienen por héroe admirable a la “bestia más grande de la historia después o a la par de Stalin". El anteaño pasado, un personaje árabe que fué a España en demanda de recursos para los refugiados de Palestina, dijo al redactor de un semanario madrileño: "Yo les he visto por decenas de miles a esos pobres viejos, a esos desgraciados niños, a esas mujeres hambrientas, muchas de las cuales esperan un nuevo hijo, tendidos cerca de los caminos o- bajo los árboles poco acogedores de la Judea o del Líbano. Todavía recuerdo a esos pobrecitos niños corriendo delante de mí, esperando que pudiera darles algún alimento". Sí: yo también recuerdo a esos pobrecitos niños, que no piden ni quieren pan, que les sobra, sino caramelos, cigarrillos y dinero, y que cuando se les ha dado todo lo que se puede darles, le tiran a uno piedras y le gritan "maldito sea tu padre". La exageración, dentro de los límites discretos, es un recurso lícito en la literatura y creo que también en casos como el de ese árabe que trataba de facilitar su tarea excitando con alguna fantasía la compasión de las gentes. Lo que no está bien es falsear la realidad y desconocer —tácitamente negar—, la obra de caridad magnánima y costosa que algunas naciones y entidades particulares —católicas y protestantes— vienen cumpliendo a lo largo de nueve años en favor de los refugiados palestinos. Si ha habido refugiados o fugitivos con buena fortuna, han sido los árabes de Palestina. ¿Quién va a comparar su suerte con las atroces penalidades que han tenido que sufrir en Europa millones de expulsados? (Y por cierto que ningún país árabe ha dado un céntimo para esos desdichados). No hay un refugiada palestino que se muera de hambre o de frío. Están todos ellos más que regularmente alimentados y vestidos, y en cuanto a la atención médica, la tienen mucho más y mejor que la tuvieron nunca en su casa. Habría que exceptuar, tal vez, a los refugiados en Gaza; pero ello no por culpa de la ONU, sino de la administración egipcia, modelo de incapacidad. ¿Cuántos son los refugiados? Un delegado árabe en la Asamblea de las Naciones Unidas, imitador inconsciente de Falstaf, dijo tiempo atrás en el curso de un violento discurso: “Israel debe poner a disposición de las Naciones Unidas el territorio del Neguev donde pueden albergarse los quinientos mil refugiados... La comunidad internacional debiera poner término a los procedimientos de novecientos mil sere
Object Description
Title | Fragmentos: revista mensual, Año 6, Núm. 70, Octubre de 1957 |
Variant Title | Fragmentos |
Note | Caption title |
Subject |
Jews -- Cuba -- Periodicals Cuba -- 20th century -- Periodicals Cuba -- Social life and customs -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publisher | Maimonides |
Publication Date | 1957-10 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1950-1959 |
Coverage Spatial | Cuba |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | F1789.J4 F73 v.6:61-72 (Jan-Dec 1957) + suppl. |
OCLC No. | 782121669 |
Rights | This material is protected by copyright. Copyright is held by the creator. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/InC/1.0/ |
Object ID | chc9998000248 |
Type | Text |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000248 |
Digital ID | chc99980002480001001 |
Full Text | El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos—José Marti. OCTUBRE DE 1957 AÑO VI — NUM. 70 • "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba 9 BENE BERUH FRAGMENTOS Talleres: Imp. BONDAR Obrapía Núm. 362 Director: Marco Pitchon • Suscripción anual: $1.20 BEVISTA MENSUAL — Tirada: 3.000 ejemplares. Precio: $0.10 el número Administrador: Maximiliano Weiss Inscripto como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana LOS REFUGIADOS PALESTINOS De nuestro corresponsal en el Cercano Oriente. (De "La Quincena", Habana, revista católica, del 31/8/57) La radio del Cairo se entretuvo hace poco acusando al Irak y a Jordania de estar entendiéndose con Israel y Norteamérica para distribuir los refugiados palestinos entre diversos países árabes. La campaña de la radio cai-rota iba enderezada primeramente a desprestigiar a Jordania, que ha preferido el "yugo" norteamericano a la “fraternidad’' egipcia; pero involuntariamente delataba el temor de que llegue a ponerse término a una de las comedias más repugnantes de la historia moderna. El temor y sospecha del gobierno egipcio no carecen de fundamento, porque la verdad es que los refugiados palestinos, tenidos hasta ahora por los árabes como un arma contra Israel, se han convertido en grave peligro para los países árabes que los albergan, especialmente para el Líbano y Jordania, que de buena gana mandarían a paseo a esa gente indeseable, pronta siempre a la revuelta y a toda fechoría; pero tanto y tanto han venido voceando durante años los gobernantes árabes que para los refugiados no cabe otro camino que el de retorno a Israel, que ninguno de ellos tiene el valor de dar el primer paso hacia la única solución del problema. Y como entre tanto la generosidad bastante tonta de los “imperialistas" mantiene a los refugiados y beneficia a los países que los albergan, las cosas siguen igual. Exageraciones y Fantasías. Un ministro de Relaciones Exteriores del Irak hablando hace tiempo en la ONU de la suerte de los refugiados palestinos, la calificó de la “tragedia más grande de la historia". “Creemos, dijo también ese señor, que los sufrimientos causados a los refugiados árabes no son menores que los que se dice haber infligido Hitler a los judíos". Hay que admirar el aguante de los delegados de la ONU, capaces de oír sin chistar tamañas necedades. Bien pudo añadir aquel fantástico ministro que los árabes no se dolieron ni condenaron nunca las atroces hecatombes de millones de judíos y que tuvieron y tienen por héroe admirable a la “bestia más grande de la historia después o a la par de Stalin". El anteaño pasado, un personaje árabe que fué a España en demanda de recursos para los refugiados de Palestina, dijo al redactor de un semanario madrileño: "Yo les he visto por decenas de miles a esos pobres viejos, a esos desgraciados niños, a esas mujeres hambrientas, muchas de las cuales esperan un nuevo hijo, tendidos cerca de los caminos o- bajo los árboles poco acogedores de la Judea o del Líbano. Todavía recuerdo a esos pobrecitos niños corriendo delante de mí, esperando que pudiera darles algún alimento". Sí: yo también recuerdo a esos pobrecitos niños, que no piden ni quieren pan, que les sobra, sino caramelos, cigarrillos y dinero, y que cuando se les ha dado todo lo que se puede darles, le tiran a uno piedras y le gritan "maldito sea tu padre". La exageración, dentro de los límites discretos, es un recurso lícito en la literatura y creo que también en casos como el de ese árabe que trataba de facilitar su tarea excitando con alguna fantasía la compasión de las gentes. Lo que no está bien es falsear la realidad y desconocer —tácitamente negar—, la obra de caridad magnánima y costosa que algunas naciones y entidades particulares —católicas y protestantes— vienen cumpliendo a lo largo de nueve años en favor de los refugiados palestinos. Si ha habido refugiados o fugitivos con buena fortuna, han sido los árabes de Palestina. ¿Quién va a comparar su suerte con las atroces penalidades que han tenido que sufrir en Europa millones de expulsados? (Y por cierto que ningún país árabe ha dado un céntimo para esos desdichados). No hay un refugiada palestino que se muera de hambre o de frío. Están todos ellos más que regularmente alimentados y vestidos, y en cuanto a la atención médica, la tienen mucho más y mejor que la tuvieron nunca en su casa. Habría que exceptuar, tal vez, a los refugiados en Gaza; pero ello no por culpa de la ONU, sino de la administración egipcia, modelo de incapacidad. ¿Cuántos son los refugiados? Un delegado árabe en la Asamblea de las Naciones Unidas, imitador inconsciente de Falstaf, dijo tiempo atrás en el curso de un violento discurso: “Israel debe poner a disposición de las Naciones Unidas el territorio del Neguev donde pueden albergarse los quinientos mil refugiados... La comunidad internacional debiera poner término a los procedimientos de novecientos mil sere |
Archive | chc99980002480001001.tif |
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