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El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos.—José Martí. JULIO DE 1956 ADOV - NUM. BENE BERITH Talleres: Imp. BONDAR Obrapía No. 362 "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba FRAGMENTOS Suscripción anual: $1.20 REVISTA MENSUAL — Tirada: 3.000 ejemplares. Precio: $0.10 el número Director: Marco Pitchon 0 Administrador: Maximiliano Weiss Inscripta como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana. EL VENENO NAZI "EL ULTIMO ACTO": La película es un film veraz, impresionante, expresa el cronista teatral de "El Mundo" (Junio 1|56), J. M. Valdés Rodríguez, y así es en efecto. Emma Pérez consigna (Bohemia, 27|5|56): "Esta cinta que revela la verdad sobre los días finales del hombre que lanzó al mundo a la guerra y a su país a la destrucción; del hombre que usó hasta el último momento su poder hipnótico, el magnetismo incomparable de su personalidad como instrumento de violencia y crimen. Las últimas alucinaciones del déspota y la aniquilación de su sueño de conquistar el mundo, son el tema de esta película austríaca dedicada a mover los fantasmas del reciente pasado alemán. . . Por un accidente de la Historia, las terribles armas secretas (ahora producidas en masa por los Grandes Poderes) no estuvieron a su alcance y el último deseo del Führer no fué satisfecho". La película nos impresionó mucho y llenó nuestra mente de tristes y desalentadoras reflexiones. Pensamos que Alemania, como pueblo, no puede quitarse en siglos la responsabilidad de tanto crimen atroz cometido por los nazis. A raíz de terminar la guerra, el mundo, por la perenne peligrosidad de ese pueblo, abrigó el propósito, que era saludable, de desarmarlo de raíz, arrancarle toda industria pesada y convertirlo en un país exclusivamente agrícola, (véase Memorias de W. Churchill) aunque ahora se le rehabilite, se le halague y se le rearme, por los Grandes Poderes de Occidente como los de Oriente. Esto que se hace ahora con Alemania es un error gravísimo y una imprudencia; la memoria de millones de seres inocentes atrozmente ajusticiados por los nazis no lo perdonará nunca. Como señala Carteles en su crónica de la película (Junio 10|56): Hitler se lamenta a solas de no haber matado a todos los judíos del mundo: "incluso a los bebés", porque "esa escoria de la humanidad se ha unido a las impuras razas subhumanas para atraparme vivo y mostrarme en las ferias como un fenómeno". Puede que Hitler haya sido un hombre paranoico, como lo da a entender ese film y lo hemos oído afirmar a veces, pero todo un pueblo que lo siguió no estaba enfermo de la mente. Sus partidarios, el partido nazi, sumaron millones en Alemania, sus generales que ejecutaron sus órdenes de crímenes de lesa-humanidad y con la mayor naturalidad, no tenían perturbadas sus facultades mentales; lo hacían porque el partido nazi prometió dominar al mundo, ambición de siempre del pueblo alemán, por considerarse de raza superior a todas las demás: Deutchland, Deutchland uber alies in der welt —Alemania por encima de todo el mundo— reza el himno alemán; por ello provocó tres guerras de agresión en menos de un siglo. Hay dos secuencias en la película que son típicas de la barbarie que en Alemania existió bajo el hitlerismo. En la primera: un general le pregunta a otro, con noticias de que el ejército americano se acerca, que qué podía hacerse para que no vieran el estado en que se encontraban los cincuenta mil prisioneros en los campos de concentración alemanes y el otro le dice: "Hacerlos simplemente desaparecer, con marchas forzadas, etc.; si quedan supervivientes, agrega como si se tratara de conejos, serán a lo sumo unos diezmil". En otra escena: Hitler al saber que se acercan los rusos y pueden pasar por los túneles del tren metropolitano en Berlín, manda dinamitar una represa del río para inundar esos túneles, aunque allí habían refugiándose de los bombardeos, miles de civiles, mujeres, niños y heridos alemanes; no importa que estos fueran compatriotas, de la raza superior, y los militares ejecutaron idamente la orden. Relacionado con ese hecho, un general, preocupado por el "más allá" y el Juicio Final, pregunta a otro: ¿Y qué dirá Dios? el interrogado le contesta: "Si existiera Dios nosotros no estaríamos aquí". Como una prueba más de que el pueblo alemán se identificó con la nefasta y bárbara doctrina nazi es que, no obstante los crímenes cometidos que horrorizan al más insensible, y la derrota del país, en vez de repudiar esa teoría y arrancarla del alma ciudadana, como lo hubiera hecho cualquier otro pueblo sensato, honesto, decente y exento de instintos criminales, da vía libre al neonazismo; antiguos jefes nazis, por la farsa de los tribunales alemanes de desnaziíicación no solamente andan sueltos en el país sino que se les halaga, ocupan puestos oficiales en el gobierno alemán actual, y hasta se atreven a entablar procesos contra las au-
Object Description
Title | Fragmentos: revista mensual, Año 5, Núm. 55, Julio de 1956 |
Variant Title | Fragmentos |
Note | Caption title |
Subject |
Jews -- Cuba -- Periodicals Cuba -- 20th century -- Periodicals Cuba -- Social life and customs -- Periodicals |
Genre | Periodicals |
Publisher | Maimonides |
Publication Date | 1956-07 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1950-1959 |
Coverage Spatial | Cuba |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | F1789.J4 F73 v.5:49-60 (Jan-Dec 1956) + suppl. |
OCLC No. | 782121669 |
Rights | This material is protected by copyright. Copyright is held by the creator. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/InC/1.0/ |
Object ID | chc9998000233 |
Type | Text |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000233 |
Digital ID | chc99980002330001001 |
Full Text | El hombre no tiene ningún derecho especial porque pertenezca a una raza u otra: dígase hombre y ya se dicen todos los derechos.—José Martí. JULIO DE 1956 ADOV - NUM. BENE BERITH Talleres: Imp. BONDAR Obrapía No. 362 "MAIMONIDES" G y 21, Vedado Habana, Cuba FRAGMENTOS Suscripción anual: $1.20 REVISTA MENSUAL — Tirada: 3.000 ejemplares. Precio: $0.10 el número Director: Marco Pitchon 0 Administrador: Maximiliano Weiss Inscripta como correspondencia de segunda clase en la Administración de Correos de la Habana. EL VENENO NAZI "EL ULTIMO ACTO": La película es un film veraz, impresionante, expresa el cronista teatral de "El Mundo" (Junio 1|56), J. M. Valdés Rodríguez, y así es en efecto. Emma Pérez consigna (Bohemia, 27|5|56): "Esta cinta que revela la verdad sobre los días finales del hombre que lanzó al mundo a la guerra y a su país a la destrucción; del hombre que usó hasta el último momento su poder hipnótico, el magnetismo incomparable de su personalidad como instrumento de violencia y crimen. Las últimas alucinaciones del déspota y la aniquilación de su sueño de conquistar el mundo, son el tema de esta película austríaca dedicada a mover los fantasmas del reciente pasado alemán. . . Por un accidente de la Historia, las terribles armas secretas (ahora producidas en masa por los Grandes Poderes) no estuvieron a su alcance y el último deseo del Führer no fué satisfecho". La película nos impresionó mucho y llenó nuestra mente de tristes y desalentadoras reflexiones. Pensamos que Alemania, como pueblo, no puede quitarse en siglos la responsabilidad de tanto crimen atroz cometido por los nazis. A raíz de terminar la guerra, el mundo, por la perenne peligrosidad de ese pueblo, abrigó el propósito, que era saludable, de desarmarlo de raíz, arrancarle toda industria pesada y convertirlo en un país exclusivamente agrícola, (véase Memorias de W. Churchill) aunque ahora se le rehabilite, se le halague y se le rearme, por los Grandes Poderes de Occidente como los de Oriente. Esto que se hace ahora con Alemania es un error gravísimo y una imprudencia; la memoria de millones de seres inocentes atrozmente ajusticiados por los nazis no lo perdonará nunca. Como señala Carteles en su crónica de la película (Junio 10|56): Hitler se lamenta a solas de no haber matado a todos los judíos del mundo: "incluso a los bebés", porque "esa escoria de la humanidad se ha unido a las impuras razas subhumanas para atraparme vivo y mostrarme en las ferias como un fenómeno". Puede que Hitler haya sido un hombre paranoico, como lo da a entender ese film y lo hemos oído afirmar a veces, pero todo un pueblo que lo siguió no estaba enfermo de la mente. Sus partidarios, el partido nazi, sumaron millones en Alemania, sus generales que ejecutaron sus órdenes de crímenes de lesa-humanidad y con la mayor naturalidad, no tenían perturbadas sus facultades mentales; lo hacían porque el partido nazi prometió dominar al mundo, ambición de siempre del pueblo alemán, por considerarse de raza superior a todas las demás: Deutchland, Deutchland uber alies in der welt —Alemania por encima de todo el mundo— reza el himno alemán; por ello provocó tres guerras de agresión en menos de un siglo. Hay dos secuencias en la película que son típicas de la barbarie que en Alemania existió bajo el hitlerismo. En la primera: un general le pregunta a otro, con noticias de que el ejército americano se acerca, que qué podía hacerse para que no vieran el estado en que se encontraban los cincuenta mil prisioneros en los campos de concentración alemanes y el otro le dice: "Hacerlos simplemente desaparecer, con marchas forzadas, etc.; si quedan supervivientes, agrega como si se tratara de conejos, serán a lo sumo unos diezmil". En otra escena: Hitler al saber que se acercan los rusos y pueden pasar por los túneles del tren metropolitano en Berlín, manda dinamitar una represa del río para inundar esos túneles, aunque allí habían refugiándose de los bombardeos, miles de civiles, mujeres, niños y heridos alemanes; no importa que estos fueran compatriotas, de la raza superior, y los militares ejecutaron idamente la orden. Relacionado con ese hecho, un general, preocupado por el "más allá" y el Juicio Final, pregunta a otro: ¿Y qué dirá Dios? el interrogado le contesta: "Si existiera Dios nosotros no estaríamos aquí". Como una prueba más de que el pueblo alemán se identificó con la nefasta y bárbara doctrina nazi es que, no obstante los crímenes cometidos que horrorizan al más insensible, y la derrota del país, en vez de repudiar esa teoría y arrancarla del alma ciudadana, como lo hubiera hecho cualquier otro pueblo sensato, honesto, decente y exento de instintos criminales, da vía libre al neonazismo; antiguos jefes nazis, por la farsa de los tribunales alemanes de desnaziíicación no solamente andan sueltos en el país sino que se les halaga, ocupan puestos oficiales en el gobierno alemán actual, y hasta se atreven a entablar procesos contra las au- |
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