Interview Outline and Transcript |
Save page Remove page | Previous | 1 of 2 | Next |
|
Luis J. Botifoll Oral History Project Interview with Albertina O’Farrill Coral Gables, FL, March 29, 2008 and April 4, 2008 Interview 5212.0001 Interviewed by Julio Estorino Recorded by José Gastón Outlined by Julio Estorino and Brittney Bomnin Interview with Albertina O´Farrill, a Cuban ambassador´s wife who used her diplomatic connections to help Cubans flee the island after the Cuban Revolution of 1959. O´Farrill also worked with Mongo and Polita Grau to get unaccompanied children out of Cuba through what became known as Operation Pedro Pan. Her counterrevolutionary activities led to her arrest in 1965, and she was a political prisoner for 14 years. This interview forms part of the Luis J. Botifoll Oral History Project of the Cuban Heritage Collection, University of Miami Libraries. The Botifoll Project is supported by the AMIGOS of the Cuban Heritage Collection, and this interview was made possible with generous gift from Eugenio J. Cosculluela. For more information about the Luis J. Botifoll Oral History Project, please visit http://library.miami.edu/chc/amigos/botifoll/. This oral history expresses the views, memories and opinions of the interviewee. It does not represent the viewpoints of the University of Miami, its officers, agents, employees, or volunteers. The University of Miami makes no warranty as to the accuracy or completeness of any information contained in the interview and expressly disclaims any liability therefor. Copyright to this interview lies with the University of Miami. The interview recordings or transcript may not be reproduced, retransmitted, published, distributed, or broadcast without the permission of the Cuban Heritage Collection. For information about obtaining copies or to request permission to publish any part of this interview, please contact the Cuban Heritage Collection at chc@miami.edu. The following outline is written in Spanish, as the original interview was conducted. Albertina O’Farrill 2 March 29, 2008 and April 4, 2008 INTERVIEW OUTLINE Tape 1 - Nacimiento. Familia O’Farrill. - Anécdota de una experiencia en la cárcel. - Primeros estudios. - Vida de niña. Amistades. - Clubes en la Habana. - Carrera. Prima Miguelina. Tiempo en México. - Regreso a Cuba. - Interés en la vida política. Campaña de Carlos Saladrigas Zayas. - Las pepillas en México y su relación con Rafael Montoro. Tape 2 - Noviazgo y boda con Rafael Montoro. - Carlos Prío Socarrás. Tiempo como Secretaria Particular del Ministerio de Estado. - Misión medica en Europa. Fabiola. - Rafael y la carrera diplomática. - Tiempo en Portugal y la nobleza. - Deterioración del matrimonio con Rafael. Tape 3 - Regreso a Cuba. Separación de Rafael. Embajador de Holanda. - Vida en La Habana son sus hijas. - Sentimientos durante la situación de Batista. - Triunfa la revolución. Antecedentes de Fidel Castro. Albertina O’Farrill 3 March 29, 2008 and April 4, 2008 - Continúe trabajando en el ministerio. - Labor de ayudar a los perseguidos. - Situación económica. - Primeros años de la revolución. Divorcio de Rafael y salida de sus hijos a Holanda. Tape 4 - Participación en Pedro Pan y razones por cual participar. Contacto con la embajada en los estados unidos. - Arresto. Segundo matrimonio. - Tiempo en Villa Marista. Tape 5 - Sentencia de 40 años en prisión. Vida en prisión. - ¿Cuál prisión fue peor? ¿Cómo se llevaban en prisión? - Muerte de su madre. - Relación con los carceleros. - Salida de prisión después de 14 años en la cárcel. ¿Qué sentía en ese momento de salir? - ¿Cómo logra sobrevivir usted y su esposo? - Día de libración y la salida de Cuba. Tape 6 - Situación para salir hacia los Estados Unidos. - Llegada a los Estados Unidos. Encuentro con sus hijos en el aeropuerto. - Comience su vida en FL. Impresión de los Estados Unidos. - Separación del matrimonio. Deseo de vivir soltera. - Sentimientos de Cuba hoy. - ¿Cómo es que usted se convence a pesar que ha pasado todo eso? Albertina O’Farrill 4 March 29, 2008 and April 4, 2008 - Su vida actualmente. - Por su vida conoció el pasado de cuba. ¿Pudiera calificar aquella Cuba y los personajes del pasado? ¿Cómo lo describiría usted? - ¿Quién fue la persona que hizo mayor impacto en su vida? - Más sobre sus sentimientos sobre Cuba hoy. ¿Se pudiera recuperar esa alma de Cuba? - Revisa mental de otras personas que vivieron lo mismo que usted. ¿Por qué usted sigue pensando en Cuba? - ¿De dónde saco usted fuerza para resistir todo y pasar todo lo que ha pasado? - Revisando su vida, ¿cambiaría algo si tuviera la oportunidad? - ¿Cómo quisiera que usted se recordara? - ¿Qué le diría o dejaría a su pueblo en este momento? Albertina O’Farrill 5 March 29, 2008 and April 4, 2008 INTERVIEW TRANSCRIPT Start of interview Julio Estorino (JE): Quisiera encontrarme yo donde se pierde usted, imagínese la cosa. Bueno, Albertina O’Farrill vamos a comenzar por el principio. ¿Dónde y cuándo nace Albertina O’Farrill? Albertina O’Farrill (AO): Nazco el 19 de junio de 1921. JE: ¿En dónde, en La Habana [Havana, Cuba]? AO: En la Habana [Havana, Cuba]. Fui bautizada en la Iglesia de Tapaste [Tapaste, Cuba] porque mis abuelos eran el último ingenio que pose--que poseyeron los O’Farrill, estaba en Tapaste, y bueno, cogía toda esa parte de ahí, que eran cachimbos de ingenio, imagínate tú, en aquella época. JE: Cuénteme un poco de su familia, su padre, sus abuelos… AO: Mis padres. Mi padre era abogado y notario. JE: ¿Cómo se llamaba? AO: Alberto O’Farrill y Álvarez. AO: Sí. Él fue el que hizo la junta de jubilación, la defendió durante la época de [Gerardo] Machado, durante una época que hubo en Cuba, le, le quisieron coger todo el dinero de los jubilados, yo no sé si tú te acordarás de eso. JE: He leído un poquito sobre eso. AO: Bueno, y él fue de las personas que no solamente defendió sino que gracias a él se salvó la jubilación para los abogados y para los notarios. Mi madre era Martina de la Campa que se dedicaba a su casa, hija de Miguel de la Campa y hermana de Miguel Ángel de la Campa, que es por eso la unión y el cariño y se criaron como hermanos mi padre y mi tío Miguel Ángel. Tuve una infancia muy feliz. Fui una niña normal. Me eduqué en varios colegios. Comencé frente a mi Albertina O’Farrill 6 March 29, 2008 and April 4, 2008 casa de, del kindergarten, en una academia que se llamaba la academia Estable, que íbamos un grupo de niñas de la -- del barrio y que la señora era una mujer muy inteligente, que se llamaba Cachita, no me puedo acordar ahora del apellido y el hijo de ella estaba loco, que fue el primero que empezó a tocar el teremí en Cuba. JE: ¿A tocar qué? AO: El teremí, que era un aparato que tú lo tocabas por -- ¿Tú sabes de quién ella es mujer, la Estelita Pascual, el marido de ella, tú sabes quién es, que es un político? JE: ¿Quién? AO: No me puedo acordar ahora, chico. JE: Bueno, ya nos acordaremos por el camino, pero entre las cosa que yo leí, Albertina, creo que también en su familia por parte de los O’Farrill, el de los O’Farrill, había como cierta sangre noble, aristocrática. AO: No, no. Aristocrática no. Éramos reyes de Irlanda. JE: ¿Ah, sí? AO: Pero eso está en el libro de… y ese, esa, se tomaron de la India, de los archivos de la India. Eran reyes de Irlanda. Y en el año 1002, yo no sé si en el libro está, está todo. En el año 1002, y si no yo lo tengo por ahí. En el año 1002 ellos eran muy católicos y eran reyes de Irlanda. JE: ¿Los O’Farrill? AO: Salieron huyendo de Irlanda y fueron pa’ España. Y en España -- todos los O’Farrill que hay en el mundo son parientes. Y entonces, el último poseedor del mayorazgo, fue mi abuelo. O sea, el padre de mi padre, que era el que era el dueño, que escriben que la que la Catedral, la original, la habían vendido y no era verdad. Eso nunca se vendió. Él la donó, como donó los pisos de la Catedral, porque encontró que eso era muy rico para una persona natural, normal. Albertina O’Farrill 7 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Los mármoles de la Catedral de la Habana [Cathedral of Havana, Cuba]? AO: Sí, los mármoles de la Catedral de la Habana [Cathedral of Havana, Cuba]. El pueblo de - - el pueblo de Madruga [Madruga, Cuba] lo dio para sus esclavos. JE: ¿Ah, sí? AO: Hay una historia que te voy a contar, que esa no sé si la debo de contar o no. Cuando yo estaba presa llegaron un día y me dijeron: “Ay, aquí hay un O’Farrill, que es el jefe ahora del Orden del Interior.” Yo fui muy castigada en, en Seguridad del Estado. Nunca te puedo decir que me faltaron el respeto a mi moral ni a mi honra. Eso sí no lo hicieron nunca. Si te digo eso, no. Me torturaban con otro tipo de cosas, de que mi madre estaba presa, que yo era la culpable, que mis hijos, en fin, otro tipo de tortura que son ha veces peores que que te den un sopapo o que te hagan caso, ahora, a mí nunca me tocaron el, hay hubo muchas que dicen que se lo hicieron. A mí nunca me lo hicieron, nunca te puedo decir eso. JE: ¿Pero dijeron que allí había un O’Farrill? AO: No. Ahora te voy a contar. Entonces me dijeron: “Hay un señor O’Farrill, que es ahora el jefe de Orden Interior.” Entonces cuando llegaba el jefe del Orden Interior tú te tenías que cuadrar frente a la, a la, a la cama. Yo era de las pocas que me habían autorizado, fíjate tú, no por privilegio, sino porque yo estaba con la presión arterial muy alta y entonces tenía un problema hepático me mandaban que me yo parara ahí… pero que después me podía acostar. Entonces él llegó y se asomó así y me dijeron: “Mire, aquí está su primo,” y empezaron con la burla y la guajaca, “Aquí está su primo, el que es el nuevo jefe de Orden del Interior, Fulano de Tal O’Farrill.” Yo me paré, lo miré, y dije: “Que yo sepa, yo no tengo nada de negra” y que yo sepa el señor lo que debe haber sido uno de los esclavos que los de mi abuelo, mi tío David y toda mi Albertina O’Farrill 8 March 29, 2008 and April 4, 2008 familia le daba el apellido y en todo en Cuba todo, todo, no era de mi familia, yo sé lo de mi familia, en fin, usted sabrá lo de la suya, no quería decir, esas personas eran… JE: Sí, descendiente de los esclavos. AO: De los esclavos originales. Entonces lo miré así. Ya yo estaba pasada, y me tenían que sacar por los años que tenía presa. Cuando salí me dijo la directora y dije, “Ay, directora, creo que metí la pata.” Bueno, se fue, yo me fui, todo el mundo lo sacaban a ver a su madre que estaba enferma. A mí no me sacaban… ¿Y tú sabes lo que mandó a hacer el hombre? Dijo que si yo llego a decir que soy prima de él, no me manda a salir. Mandó que me sacaran y que fuera a ver a mi madre. JE: … Ahí viene la… Ahora, vamos a seguir con su infancia, Albertina. Usted comienza a ir a la escuelita con la, con aquella señora Cachita. AO: Sí, que se llamaba. JE: ¿Pero ahora cómo sigue su infancia? AO: No, después de eso voy al Sagrado Corazón. Al Sagrado Corazón de Tejadillo [Havana, Cuba], donde es la cuarta generación de mi familia que está allí. O sea, la, la, el frente de mi padre estaba en la calle… del lado de los O’Reilly. Y el Sagrado Corazón era, le estoy hablando, el de Tejadillo. Ahí estuve hasta la cuarta clase. Y en la cuarta clase me vine para los Estados Unidos con mi padre y con mi madre a una escuela que se llamaba San Agustín, que está en la Florida, pero sucedió una cosa, que habíamos tantas cubanas y tantos latinos, porque había venezolanas, había de todo, que nos poníamos a hablar español y era fatal el problema del inglés, y entones yo misma le dije a mi madre, “Me estoy robando el dinero,” porque, sí, estoy aprendiendo inglés porque yo tenía una institutriz, pero ese inglés es una cosa especial: usted lo aprende y lo oye pero llegué a los Estados Unidos y nadie me entendía, porque hablaba un Albertina O’Farrill 9 March 29, 2008 and April 4, 2008 inglés, un British. Porque la inglesa mía me decía “No, but in England, no.” Y yo le decía “Bueno, in England no, but here, yes.” Sí, entonces de ahí me fui al Thevenet Hall [Thevenet Hall Montessori School], que estaba en New York, en Highland Mills, que era la casa del senador [Orville] Platt, que hizo la enmienda Platt [Platt Amendment] y cuántas cosas, entonces lo cogieron unas monjas inglesas que eran brillantes… era una mujer que tenía qué sé yo cuántos graduaciones y cuántas cosas, y entonces ahí hice todo mi high school y parte de college. De ahí regresé a Cuba, cuando llegué a Cuba, extrañaba tanto a mi patria, por eso te decía yo, yo estaba feliz y me sentía feliz en el colegio, pero al principio me sentía muy desgraciada porque no estaba acostumbrada a estar separada de mis padres, pero después como todas las cosas en la villa del Señor fui tratando, no, de consolarme, porque nunca la verdad, me consolé, pero en fin, de aceptarlo, de ver la parte buena en la vida, porque en todas cosas en la vida hay partes buenas y partes malas, ni todo es bueno ni todo es malo. JE: Ahora, Albertina, su familia era una familia acomodada, tenían medios… AO: Sí, sí. JE: ¿Cómo era la vida, era su vida, la vida de niña, las amistades…? AO: Mire, ahí mismo, sin irle más lejos, en el Sagrado Corazón [Sagrado Corazon de Tejadillo, Havana, Cuba]. Nosotros teníamos la parte, primero que nada, en mi casa, los criados mi madre los mantenía toda la vida, después fueron, trabajaron en el Ministerio del Estado. Después fueron…los criados españoles o negros o lo que fuera. Allí—cada uno en su lugar, tampoco le voy a decir que había—pero yo nunca tuve nada contra el negro, al revés, porque las hijas de Saturnino jugaban con nosotros. JE: ¿Quién era Saturnino? Albertina O’Farrill 10 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Saturnino era un chofer, que después fue chofer del Ministerio de Estado, y estuvo en el Ministerio de Estado hasta que se fue la Revolución y… que era otra negrita que estaba en mi casa, que mi madre también la, la crio como si fuera hija de ella, porque ese cuento que si en Cuba había, en Cuba había otro tipo de cosa, había una familiaridad de respeto, o sea, esos niños venían, jugaban con nosotros, o sea, el Sagrado Corazón, a la niñas pobres se les daba ropa, comida, y de cuanto hay, que les dábamos las ricas. El día, por ejemplo, de Nochebuena [Christmas Eve], se le hacía una canastilla que la hacíamos en la clase, se le daban para las niñas de—que eran niñas pobres. JE: ¿Ahora, esa vida de las amistades de usted, de los clubes de la Habana [Havana, Cuba], como se desenvolvía? AO: Bueno, mi club era el [Havana] Yacht Club. Mi padre había sido de los socios no le digo que fundador pero de los de los del principio, fue no sé si fundador pero fueron Víctor Mendoza y otros amigos de mi padre que eran como hermanos de él que fueron los que dirigían el colegio. El [Havana] Yacht Club como playa para mí era lo más maravilloso que existía, yo iba y he ido a todas las playas del mundo y siempre me acordaba del Yacht Club y como playa no era esa maravilla, pero bueno… JE: Pero era la que le gustaba a usted. AO: …pero a mí me gustaba porque ahí iban mis amigos, iban los pepillos, y como le digo yo a usted, se vivía una vida muy agradable, una vida social muy agradable y feliz para la juventud, tenían derecho los muchachos a traer a unas novias al club, así que fue una vida muy agradable, la verdad. JE: En aquella época ya, usted era una muchacha, una adolescente, ya empieza, se gradúa… AO: Sí, sí, no, no. Albertina O’Farrill 11 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Qué soñaba Albertina O’Farrill? ¿Qué quería hacer con su vida en aquella primera juventud? AO: Abogado. JE: ¿Abogado? AO: Tener el bufete de mi padre. Además me encantaban las leyes. JE: ¿Usted tuvo hermanos? AO: No, una hermana nada más, que era Georgina O’Farrill, que estaba casada con Pedro Mendieta, que era sobrino del presidente… JE: ¿De Carlos Mendieta? AO: …de Carlos Mendieta, que era también como si fuera su ahijado, que le voy a enseñar que ahí tengo una fotografía, no de Carlos Mendieta sino de la hija, de Carmita, que se casó con [Carlos] García Vélez. Pues la vida nuestra era muy agradable, la verdad. No, no, no le puedo decir que recuerdo nada desagradable… las cosas de joven como le digo yo, cuando me fui a México [Mexico], que estaba mi prima Miguelina [de la Campa], entonces…Ah, Miguelina fue un año al colegio conmigo, al Thevenet Hall [Montessori School]. JE: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue para México? AO: Cuando yo me voy para México…Yo me gradué a los 18 años. Y le digo que hice todo eso sin saber, sin vaya, llegando ya más grande allá porque lo que tenía era la institutriz que había tenido en Cuba, pero había hecho mi high school, leía a Shakespeare, leía a todos lo grandes, leía hasta francés, porque en el colegio nos habían dado un poco de francés, o sea que teníamos una educación social, no una educación para trabajar, la verdad. Entonces, cuando yo me fui para Cuba, pues estuve allí pepillando, como lo que se decía en mi época, pepillando, íbamos a los club, otras veces iba al Biltmore [Sevilla-Biltmore Hotel, Havana, Cuba], que me gustaba, Albertina O’Farrill 12 March 29, 2008 and April 4, 2008 montaba caballo, porque me encantaba ir al picadero San Jorge, al picadero Miramar y era una vida muy agradable, en la playa nadábamos, en fin, era una vida muy sana. JE: O sea, entonces, su prima Miguelina está en México en un puesto diplomático. AO: Sí, porque su padre había sido embajador en México. Mi tío Miguel Ángel [de la Campa] era un hombre de carrera y ella estaba casada con Octavio [Averhoff y Sarra], el hijo de Octavio [Averhoff] el que era, que había sido de la Universidad de la Habana, y que en época de [Gerardo] Machado tenía la famosa Villa…, que era una maravilla… pues Miguelina se va para allá y entonces yo me fui para allá con ella. Y en México tuve unas experiencias interesantísimas. JE: ¿Usted fue simplemente a pasear o por algún, alguna…? AO: No, fui a estar con ellos por un mes y me quedé tres años, porque me gustó tanto México, y entonces ahí había una vida cultural muy grande. Tomé cursos de, de, de enfermería porque era cuando había comenzado la guerra [World War II], el 7 de agosto cuando comenzó la guerra. JE: Sí. AO: Y entonces había ido una cantidad de gente interesante a México, como nadie podía comprender. La vida allí la gente era muy agradable y es más, los mexicanos en general a los extranjeros no era como en Cuba, que en Cuba usted sabe que se recibía a todo el mundo con un cariño y un afecto…no, en México la vida era diferente. Bueno, pues a mí me recibieron con un cariño y con un amor…yo iba a los toros, en los toros me ponía a gritar, en fin, tengo muy buenos recuerdos. Y allí conozco un muchacho que se va para la guerra, que era francés, de los franceses libres. Me enamora pero mi prima me dice que no, que cómo yo me voy a ir a Londres [London, England], qué iba a hacer yo a Londres, que era… porque primero fueron para La Martinica [Martinique, France], y entonces después cuando lo mandaron a Londres… Albertina O’Farrill 13 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Sí, porque Francia ya estaba ocupada por los alemanes. AO: Claro, ya estaba, por eso yo te estoy diciendo, que a mí me ha tocado vivir todas las épocas, buenas y malas, las mías y las de los demás también, así que nadie puede contar cuentos cuando yo los oigo, y me, y digo, me quedo callada y digo, bueno, eso que están diciendo es una mentira, porque, ¿por qué decir una cosa que no es verdad, si con las verdades basta y sobra? JE: O sea, conoce a ese muchacho francés que va para la guerra… AO: Que va para la guerra pero por supuesto, nunca se llega a nada porque él se va para la guerra y entonces los amigos de él me empiezan a enamorar. No, yo no quería a ninguno. Sino quería casarme, e irme, pero, cosas… a los 18 años usted no sabe lo que quiere, es que yo, por eso cuando la gente que me dicen a mí, yo digo, no a los 18 años no se sabe, porque yo digo, gracias a Dios, bueno, no, gracias a Dios no, no voy a decir eso [she crosses herself] no me quedé porque hubiera sido muy desgraciada, porque yo no podía haber vivido lejos de Cuba toda la vida. JE: Claro. AO: Y el afán mío era volver a Cuba, y volver a ver mis playas, buenas o malas, Varadero [Matanzas, Cuba] me fascinaba, nos íbamos, en fin, era un tipo de vida muy bueno. JE: Entonces usted pasa esos tres años en México… AO: Tres años. JE: Básicamente acompañando a su tío… AO: No, no, no ya la que estaba era la hija. Yo lo acompañé a él a Haití [Haiti], a Santo Domingo [Dominican Republic], en viajes, no de sí, pero, no viajes de quedarse, sino cuando hubo el problema entre Santo Domingo… JE: Misiones diplomáticas… Albertina O’Farrill 14 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Exactamente. Yo fui, yo viajé en el barco de [Rafael Leonidas] Trujillo, porque cuando fuimos para Santo Domingo, Trujillo, como mi tío había sido el mediador de que no hubiera habido problema entre Haití y ellos, nos dieron Sans Souci, que era una residencia preciosa, que después… JE: ¿En la República Dominicana? AO: En la República Dominicana. Cuando tocaron el Himno Nacional me puse a llorar. Parece que presentía lo que nos iba a suceder a nosotros. Todo el mundo [decía], “¿Niña, pero por qué tú estás llorando?” Digo yo, porque al oír el himno nacional y fuera de Cuba me había dado una tristeza y un dolor tan grande… y yo le digo, con toda la familia de Trujillo yo siempre estuve relacionada, porque él tenía una, una cosa, que la hija Flor de Oro había ido al colegio con esta niña Camacho siempre él se ocupaba de ella, pero entonces, cuando se peleaba, a los hombres, los mandaba a un puesto diplomático, y daba la casualidad que siempre me tocaron. Pimpín se casó con una americana que vivió en México, me tocó, y yo iba a montar a caballo, a Cuernavaca [Mexico], en fin, vivíamos una vida verdaderamente agradable, te digo. JE: ¿Cuándo regresa entonces usted a Cuba? AO: Ya yo regreso a Cuba en el año, tres años… JE: Sería en los cuarenta… AO: Sí, sí, sí, en el cuarenta y pico, antes de las elecciones de Cuba, porque en las elecciones de Cuba ya yo voy a las elecciones. JE: ¿Cuáles elecciones, en las que salió [Ramón] Grau San Martín? AO: Sí. Que salió, que se postularon Carlos Saladrigas y se postuló [Ramón] Grau San Martín. JE: ¿O sea, las del 44 [1944]? Albertina O’Farrill 15 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: En el 44 [1944]. Y por supuesto, yo hice política, no por Saladrigas sino por [Ramón Grau] San Martín. JE: ¿Y por qué hace política, qué la anima a meterse a política? ¿A esa edad, una mujer…? AO: Bueno, cuando yo tenía seis años, o siete años, fue la época de [Gerardo] Machado, y entonces, a la, al bufete de mi padre, venían la gente de Machado, porque en aquella época y venían la diferente gente. Y Honesta Ferrara, un día mamá se indigna porque me ve oyendo detrás de las mamparas, de esas mamparas que había en las casas viejas, oyendo la conversación. Y me dice, “Niña, ¿qué tu estás haciendo allí?” Y yo, “oyendo al Embajador Ferrara.” No era embajador, yo no sé. Tenía un puesto alto en el gobierno de Machado. Y entonces, él le dice a mi madre, “No la regañes, porque es raro, una niña a esa edad que eso le pueda interesar.” Ya desde entonces a mí me interesaba todo lo relacionado a la política, todo lo relacionado, y oír a Machado que para mí fue uno de los mejores presidentes que tuvo Cuba, que fue el más, el que hizo más cosas, porque nadie le puede quitar a Machado que hizo la Carretera Central, fue él, que el Capitolio que está ahí, lo hizo él. No se debía haber vuelto a postular, pero es que la gente que lo rodeó, pero es que tampoco en cuatro años usted puede terminar un trabajo. Sí, yo tenía una admiración por Machado fantástica. Pero la tenía también por [Carlos] Mendieta y la tenía también por [Mario García] Menocal porque me gustaba mucho oír de cada uno, siendo una bebita, como te estoy diciendo. JE: Claro. AO: Ahora, regreso yo y yo conozco a Carlos Saladrigas en México. Y entonces cuando voy a Cuba, viene su cuñada y me dice: “Oye, Carlos quiere que tú hagas política.” Y yo digo, “¿Yo? ¿Política? ¿Qué voy a meterme yo en política? Ni hablar del peluquín.” Y díceme, “Sí, te han nombrado vicepresidente del barrio, de un barrio…,” uno de esos barrios… Entonces todo el Albertina O’Farrill 16 March 29, 2008 and April 4, 2008 mundo se reía de pensar que yo en esos barrios y que me iba a poner con esnobismos y boberías. Llegué allí y me gané a todos los negros. Y a toda la gente, porque yo me ponía a la altura de ellos, con la edad que tenía, que no era normal, entre usted y yo. Porque a esa edad no era normal que estuviera... Las Pepillo me decían, “Pero Albertina, qué tú vas a hacer en ese lugar, pero Albertina, a ti qué te interesa.” Y yo digo, “No, a mí me gusta oír a todo el mundo y saber las cosas directamente de la boca de las personas, no lo que dice la gente.” Siempre esa fue en mi vida, mi eso. Lo mismo le iba al Palacio Real, que iba al barrio más pobre, y me interesaba tanto una vida como la otra. Nunca, te digo, a esa gente las admiraba y las…pero no, en su lugar ellos y yo en el mío, eso sí le digo. JE: Sí usted empieza a la vida activa política en esa campaña, haciendo campaña por Carlos… AO: Por Carlos Saladrigas. JE: Sin embargo después usted hace amistad… AO: Con los Grau. Es que los Grau eran amigos de mi padre, porque ellos vivían en la calle Jota, y yo vivía en la calle 17, y desde niña los conozco, en Cuba todo el mundo se conocía, y los niños iban y jugaban, y yo jugaba con Pola, con Mongo, con toda, con toda la familia. JE: ¿Y no quedó resentimiento entre los Grau y ustedes, porque usted había apoyado a Saladrigas? AO: No, yo era una niña entonces. No, no, no, no, no. Y cuando llegué allí, además, a mí ciertas cosas de Grau, lo admiraba en otro sentido, porque él tenía mucho que admirar, pero en otro sentido no, no me parecía que era leal, me parecía que era “Negra coge a tu blanca,” pero él no se buscó ninguna negra, entre usted y yo. “Den las casas.” Él cerró sus casas. Eso, entre tú y yo. Esa parte, no, no me gusta ni decirla. Pero había esa parte que yo no estaba de acuerdo con él. Pero sin embargo era un hombre que era una lumbrera. Fue un hombre que también hizo de Albertina O’Farrill 17 March 29, 2008 and April 4, 2008 Cuba, como cubano, hizo mucho por Cuba, siendo español, porque todos ellos nacieron españoles. JE: Todos nacieron españoles. AO: El mismo [José] Martí nació español. Yo era muy amiga de Tete Barces también. JE: Esa es la época ya en que usted, como usted dice, usted era una pepilla, una muchacha, pero ya… AO: Pero que, vaya, que a las otras pepillas amigas mías le interesaban otras cosas, y a mí me interesaba viajar, irme a Haití, irme a Santo Domingo, ver, tratar, y ver lo que sucedía en el mundo. JE: Esa es la época también en que usted, podemos decir, se enamora por primera vez cuando conoce a Rafael [Montoro], un poco porque… AO: Sí, cuando con todo esto, con todo esto que te estoy diciendo, todo flair y cosas de muchachos, que nunca tuve un gran interés en nadie, salíamos los que llamábamos las pepillas, teníamos…pero en esto yo rec—una de las veces cuando regreso de México, porque a todas estas, yo cada vez que podía me iba a México, me daba mi brinco pa’llá porque tenía, tenía muchísimos amigos y una vida muy, muy, muy agradable. Cuando regreso a Cuba tengo una fiesta de Luis de Posada, venía Rafael con Ofelita Menocal, bajando las escaleras, que después también resultamos Ofelita y yo, presas, muy amigas, pero en aquella época éramos unas enemigas [se ríe]. Ella bajaba con Rafael, que acababa… JE: Enemiga porque… AO: Ella era novia de Rafael. Pero novia un noviazgo rarísimo, porque Ofelia Brito era también una de esas suegras también terribles, entre usted y yo. Había sido mala con las ahijadas, a Ofelita y a Fausto los había educado esta, la…Carmen Menocal que yo la quería mucho, y que Albertina O’Farrill 18 March 29, 2008 and April 4, 2008 eran gente mayor que yo, pero que todas ellas se divertían muchísimo conmigo, íbamos a la playa, nos sentábamos ahí a conversar—era una vida. Entonces bajo yo las escaleras y él venía con…yo venía con…con Luis, ¿cómo es que se dedicaba la propaganda? Luis Soria. Veníamos Luis y yo bajando las escaleras, que era un santo, Luis ( __de Posada__ ???), y cuando bajo yo, veo a Rafael, que era guapísimo, y digo yo, “Ay”, y me dice, “Ese es mi primo.” Y hace así, me mete un empujón que me tira por la escalera, y entonces el otro me agarra porque yo me iba a caer, y Bebita Lasa (ph) que venía conmigo, venían ellas burlándose de mí, porque yo estaba diciendo que me iba a ir pa Europa, y que me iba a casar con Pablo, esas cosas de, de, de pepilla idiota. Y a los dos días, le digo a mi tío Miguel Ángel, yo me voy a San Juan Bosco y empiezo a pedirle a San Juan Bosco—ah, no, porque en el ínterin salió Cucú también. Antes de Cucú también lo conocí… JE: ¿Quién era Cucú? AO: El que después se casa conmigo. JE: Briguier. AO: Briguier. Te dije que entonces no funcionó el matrimonio, él se casó con una camagüeyana y no, él se casó antes que yo, yo siempre daban el palo ellos primero y después yo [se ríe]…yo era fiel en los pensamientos, pero bueno, ya, se casó, ya para mí ya, se acabó. Y entonces Cucú, una de las veces que de Cucú, después de esos tres años, una vez en el ínterin, porque no te puedo decir las fechas, eso es lo que no me acuerdo, me dice, le digo yo a mamá, “Ay mamá.” Y dice mamá: “A mí no me gusta este muchacho ( _______ ???). Le ha dicho a tu hermana Georgina que le gusta mucho pasear…” y, en fin, entonces, le digo: “Bueno, mamá, yo creo que si yo fuera a México, yo me olvidaría de Cucú.” Y me dice mamá, bueno, pues, pa’ México, y Albertina O’Farrill 19 March 29, 2008 and April 4, 2008 volví otra vez a México. Ya esta vez que te estoy hablando, ya todo esto había pasado porque esto fueron, tres años, dos años, un año. Entonces… JE: ¿Esto fue antes del encuentro en la escalera? AO: En la escalera. Todo esto es anterior a la escalera. Todavía, todavía Rafael Montoro estaba en París y yo sabía que existía, pero nunca lo había visto, la verdad. Ni sabía que salía con Ofelita tampoco, porque eso era otra cosa, que yo respetaba los novios de todo el mundo. Pero tenían un noviazgo muy raro porque Ofelia era la que, era la que lo escogía y como se traía un rollo con la familia terrible. Cuando hace así y me dan el empujón, a los dos días yo voy a San Juan Bosco y digo, “Ay, Dios mío, quítame de la cabeza a ese Cucú y todos esos desastres que yo tengo. Y búscame un hombre, pero un hombre que yo pueda hacer feliz y que sepa que voy a hacer un matrimonio para toda una vida.” Y yo empie-- ah, empiezo a manejar, porque no me dejaba manejar Mamá, usted sabe que en Cuba, cómo era la cosa, me regaló cuando llegaron mis quince años, dijo “¿Qué tú quieres, un reloj de brillantes o una maquina?” Y digo yo una máquina. Y dice “Bueno, quieres una máquina pero la máquina va a ser con chofer,” y digo “No. Quiero el reloj de brillantes, porque la, yo para tener chofer… así que qué voy a hacer yo con una máquina, si yo no la puedo manejar.” Pero fui aprendiendo a manejar. Ya estaba cogiendo mi, mi, aire, entonces… [Interview interrupted] A ti no te quiere para nada. Ella te llama y se ocupa de ti para mortificar a la nueva. Pero yo no, en ese sentido no… Begin Tape 2 of 6 JE: Bueno, Albertina, nos quedamos en la escalera, no hemos terminado el cuento de la escalera. AO: Ah, en la escalera. Me da, me da… Albertina O’Farrill 20 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Volviendo a la escalera. AO: Me dan el empujón. Entonces a los dos días, me voy a San Juan Bosco. JE: La empujan y es Rafael el que la… AO:... el que me recoge, y entonces dicen… [Interview interrupted] AO: Ciertas cosas quítemelas [se ríe] porque se las estoy diciendo a ustedes, pero no, no me las pongas pa’ la historia. JE: No, no, no. No se preocupe de eso. OK. Entonces. La empujan en la escalera y es a Rafael el que la… AO: El que me recoge abajo. JE: ¿Y entonces, qué la miró cómo? AO: Dicen que me miró. Yo no sé…yo lo miré y cuando me, me, le dije a Luis “Ay, qué hombre más guapo.” Ese fue el comentario que yo le hice y a los dos días, yo me pongo mis guantes, estoy manejando en la calle 27 y en la esquina vivía Montoro con la mujer, y aquí vivía mi tío Miguel Ángel, en los bajos, y en los altos mi prima María Teresa, casada con (_______). Claro, en aquella época todavía no se había casado con (_______). Y cuando yo voy y le digo: “María Teresa…” Ah, cuando yo sigo caminando, Miki (ph) la hija de María Teresa que era entonces una, una niñita, le dice, “Óiganme. Ahora sí creo que tía Albertina se nos casa.” Y le dicen las tías, “Bueno, pero ven acá niña, ¿con quién?, ¿qué tu has oído?,” y dice: “Se ha buscado un novio que le ha puesto los 10 mandamientos de la ley de Dios,” y le dice mi tía: “Pero niña, ¿qué mandamientos son esos?” Y dice: “…que no se pinte los ojos, que no se ponga escote, que no sea amiga de Fulana porque es mayor que ella…,” y ¿qué le contestó Albertina? Que lo pensaría. JE: ¿Pero eso era, Rafael? Albertina O’Farrill 21 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Rafael, no, a los pocos días de esto del, del empujón de la escalera, te estoy diciendo, y entonces yo pregunto que si es novio de Ofelita y me dicen “No, niña, qué va, esa es Ofelia (_______), que ahora le ha dado porque quiere que Rafael se case con la hija.” Pero él no es que se querían… se traían unos rollos, con las nueras y con las cuñadas, en fin, unas cosas muy, muy… muy raras. Y yo, lo primero que pregunté, si es que eran novios, si era que se iban a casar, y me dijeron no… nada, eran esos noviazgos que había en Cuba, un embullo fantástico y después se rompían los matrimonios… y entonces, bueno, nada, yo me venía de mi San Juan Bosco, diciendo, “Ay, Dios mío, búscame una persona, que yo lo que quiero es un matrimonio estable y tener hijos,” porque yo tenía delirio con los muchachos, yo decía, yo quería tener qué sé yo cuántos hijos, y cuando me estoy poniendo los guantes, veo que se para al lado mío una persona, era él, y yo venía con Esperancita su prima, y él dice, “Ay, ésta es ¿cómo me decía él? La europea. Le dice él a la prima. ¿Esta es la europea? y dice Esperancita: “No, niño, Albertina es cubana, ¿quién te dijo a ti que Albertina era europea?” Y dice “Chico, pero si tú la viste ayer,” y dijo, “Bueno, pero si es que yo la vi nada más que un minuto.” Nada más que ahí el momento que bajaba. Entonces, bueno, no sé qué es lo que habrán hablado, la cuestión es que ya me convida a una, a salir con él, y ahí empezó una…empezamos a salir, fuimos dos años novios, todavía no había terminado la carrera de medicina, pero a él lo que le gustaba era la diplomacia, y el padre quería que él fuera médico…bueno, pues, empezamos a salir—María Teresa daba clases con un pintor que fue el que me pintó a mí que se llamaba Hipólito Hidalgo de (_______) que yo le serví de modelo a todo el grupo, y a otro que se llamaba Maribona que también yo quería muchísimo, que también yo le servía de modelo. [Interview interrupted] Albertina O’Farrill 22 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Poniendo trabas para ir a los Estados Unidos. No hay dere—Oye, me dio un mítin que fue de película, te digo y en el canal cuatro la pusieron… JE: Bueno, Albertina, quedamos en ese noviazgo con Rafael, que estaba estudiando medicina… AO: Él estaba estudiando, le faltaban…un año, dos años pa’ acabar. JE: ¿Y terminó? AO: Terminó. JE: ¿Cómo fue la boda? AO: La boda fue en la, en la, ah, a todas estas decían que esperara para que él estuviera…le faltaba un examen todavía. JE: ¿Pa’ graduarse? AO: Pa’ graduarse. Bueno, pero él dijo, “No, la boda es para tal fecha.” Y yo dije: “Bueno, que sea pa’ tal fecha.” Fue en la Catedral de la Habana [Cathedral of The Virgin Mary of the Immaculate Conception, Havana, Cuba]. Entonces, me entró mi tío Miguel Ángel que fue el padrino, y él, fue la mamá, Elisa, que fue la madrina. Se hicieron mil invitaciones. Los amigos de ellos, los amigos nuestros, mi familia…pero no eran las bodas como son ahora… pero después lo que fue a mi casa, que yo te voy a enseñar, aquí tengo también en la fotografía. JE: No, no (_______). AO: Ah, perdón. Te voy a enseñar la fotografía. Que ahí tengo, que ahí, lo voy a buscar ahora, recuérdame. AO: Porque ahí vas a ver a (_______) Montalvo, a Enriquito Saladrigas, en fin, una cantidad de gente que tú conoces, que fueron testigos, una, una señora que no me acuerdo ahora el nombre. Fuimos a casa, tomamos las copas, entonces, nos íbamos a ir para Europa, pero la mamá no se podía quedar sola y el papá, no sé lo que pasó, pues fue que nos fuimos a Varadero de luna de Albertina O’Farrill 23 March 29, 2008 and April 4, 2008 miel, a casa de Lolita de la Torre, una tía de él que estaba casada con Miguel Coli (ph). Fuimos, pasamos la luna de miel allí muy felices, fuimos después a…que nos invitó Abril, que era muy amigo de papá, el abogado que era, el dueño – el padre de Gracielita Abril. Vinieron dos ciclones [se ríe] y tuvimos que irnos pa’ la Habana y regresé para la Habana, entonces estuve en la Habana dos años todavía sin… JE: ¿Dónde comienza su vida de matrimonio? AO: El que te estoy diciendo, en la calle 16. La casa se dividió en dos partes. La parte del frente eran… se re-fabricó, era una casa…16, entre quinta y séptima. Entonces yo me quedé con el frente que tenía una sala grande con mi comedor, que lo, que lo arreglamos. Con dos cuartos, uno que era el nuestro, un vestíbulo que hizo porque a él le encantaba, a toda mi familia le encantaba (_______) de lo mismo. La entrada que teníamos ahí, un cuarto chino, se re-fabricó y se hizo la entrada y entonces se hizo un cuarto para la primera niña, que fue Victoria y de ahí nos fuimos para la finca de Caridad López Zambrano, que era la Cumbre, que era preciosa, donde, donde estaba en Arroyo Arenas. Entonces nos quedamos ahí como… hasta que yo di a luz a mi hijo Rafaelito. Cuando di a luz… JE: ¿El segundo? AO: El segundo. Cuando di a luz a mi hijo Rafaelito me fui otra vez pa’ mi casa de 16 que yo la quería muchísimo y sobre todo, lo que tenía era mucho mueble antiguo, que existía, de uno, de que, de la, del arzobispado, que como te estoy diciendo, se había heredado, los hermanos de papá, porque mi abuelo se casó tres veces. Las tres veces, enviudó dos, se casó con mi abuela, que era la más joven, que era Trinidad Álvarez. Entonces allí también fui feliz. Tuve mis problemas, porque tenía a mi suegra… no, no viene al caso. JE: Problemas de familia, verdad. Albertina O’Farrill 24 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Problemas de familia. Pero nació mi hijo Rafaelito. Entonces da [Fulgencio] Batista el golpe. JE: Estamos en el ‘52 [1952] ya. AO: Sí. ¿Cuándo es que da Batista el golpe? JE: 10 de marzo del ‘52. AO: Bueno, ¿y por qué yo voy a Europa mandada por el gobierno de Batista? Es lo que yo no entiendo… JE: No, no se acuerda. ¿Usted va a Europa con su tío? AO: No, no, no. Yo ya voy casada con Rafael Montoro, chico. Primero vamos, porque todavía era la parte médica, todavía no estaba de diplomático. JE: No empezaba la carrera diplomática todavía. AO: No, no. Fuimos a un congreso que hubo, donde, porque él era entonces de… trabajó, porque en época de [Ramón] Grau [San Martín] le daban el puesto y se lo quitaban, que tampoco de eso me gusta hablar porque… JE: Ya, ya… AO: Ya tú me entiendes. JE: Viene después [Carlos] Prío [Socarrás]. AO: Prío. Muy amigo nuestro. No era tampoco la persona. Yo encontraba que era muy inteligente, muy demócrata, pero tampoco era el tipo de persona, yo te digo a ti, el ideal mío era otra cosa, pero no dejaba de reconocer sus mío era otra cosa, pero no dejaba de reconocer sus méritos. (______), muy amable, muy cariñosa y Antonio vivía en la casa de al lado, la casa que era, que era de los (_______), porque esa manzana entera era de los (_______). La casa 16 era la mía, que estaba aquí. Aquí en la esquina estaba Rafael, y aquí estaba. Entonces después se fueron Albertina O’Farrill 25 March 29, 2008 and April 4, 2008 vendiéndolas y fabricando para otros lados. Y ahí estuve. Fui feliz, muy feliz y él, viene el golpe de Batista y entonces yo quiero trabajar y me voy pa’l Ministerio de Estado de secretaria particular de mi tío Miguel Ángel. JE: O sea, Batista nombra a su tío Secretario de Estado. AO: Ministro de Estado. JE: Ministro de Estado y usted va con él de secretaria. AO: Al principio no. Al principio no. Al principio estaba su hijo. JE: ¿Estaba de acuerdo Rafael y la familia que usted trabajara o…? AO: Mira, te voy a decir, al principio no lo estaban, pero después estaban encantados. Y todo el mundo creyó que yo iba a ser un desastre de secretaria. Como te digo, la educación que yo tenía era educación de salón. JE: Sí. AO: …no de trabajo. Y cuando llegué al Ministerio de Estado tuve una situación difícil, porque todas las muchachas allí muy cariñosas, pero se creyeron que la sobrina del ministro de Estado iba allí a, a mirar las estrellas. Y el primer día cogí y dije [aplaude] mira, la correspondencia privada. Yo era secretaria particular. Y entonces la que estaba ahí, que era la Domínguez, que era un encanto de persona, que era pariente de Márquez Sterling. Cuando yo pedí mis cuestiones, que para qué yo quería, que ni me ocupara, y yo dije, no, si yo estoy aquí, yo tengo que leer y ver lo que sucede. Y agarré la correspondencia y empecé a verla, y agarré un lápiz y una libreta aquí y andaba yo, y yo estaba, que a los tres meses me había cogido el ministerio para mí. AO: Sí. Con mucho respeto, como te estoy diciendo, muy todo, como te estoy diciendo, pero yo “no, no, no. Aquí yo…Pa’ quedarme me quedo. Yo no soy botellera.” Yo no voy a venir aquí de botella. Y entré, lo primero que hice, le toqué la puerta al ministro, muy irrespetuosamente, y le Albertina O’Farrill 26 March 29, 2008 and April 4, 2008 dije, “Oye padrino, si me quieren aquí para que yo no haga nada, no. Yo vengo aquí a trabajar.” Y me dijo: “Claro que sí, Nené,” porque él me decía “Claro que sí, Nené.” “Bueno, empiece por darme la correspondencia.” Y empecé a coger mi correspondencia y empecé a ver todo y a llevarme bien con todo el mundo ahí. Porque a cada uno le dejaba su respeto, no trataba de irme de mi lugar, cuando se iba, por ejemplo el jefe de despacho, se quedaba mi tío Firo Nieto (ph), que es el que te digo a ti que ha hecho todos los trabajos, que vale la pena que el del conde de Santa Cruz, que tuvieras, no sé si tengo por ahí, te lo voy a buscar, que eso sí lo hizo muy bien el hombre este que se buscó, se buscó todos los papeles, porque él todo lo quería poner, él, él, más que nada, el que hizo en el libro, él es más que nada un historiador, de todo, toda la gente de Ecuador, que también hay, las historias de la fajazón, las historias mías cuando un día me fajé con el padre cuando estaba de presidente y se morían de la risa porque ellos me invitaron que yo fuera a Ecuador, pero no, esto es después, no te quiero saltar de una cosa pa’ otra. JE: Está en el ministerio… AO: Entro en el ministerio y estoy muy feliz y muy contenta en mi ministerio, pero en esto vienen y me dicen que le iban a ofrecer—, ah fuimos a Europa, pero mandados por el ministro del, de, ¿qué era entonces? Creo que era el cuñado de [Fulgencio] Batista… ¿Cómo se llamaba? JE: Fernández Miranda. AO: Fernández Miranda. JE: ¿El de deportes? AO: No, el otro el que se casó con una Saladrigas, yo no sé cómo era la cosa, que era Ministro de Salubridad. JE: Va entonces en una misión… Albertina O’Farrill 27 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: En una misión médica. Hurtado era el que estaba en, en Europa. Fuimos a un congreso médico. Entonces, a viajar por toda Europa. La pasamos maravillosamente bien. Conocimos a gente ahí, importantísima, interesantísima. Fuimos a una entrevista con el Papa Pío XII [The Venerable Pope Pius XII], que fue para mí unos de los papas más altos que yo he visto, y que tuvo una época muy difícil porque acababa de terminar la guerra [World War II]. JE: La guerra. AO: Y me quedé callada. Yo siempre he sido muy callada. Y Rafael me dijo, cuando tú te tienes que quitar el sombrero, él se, él te pone la cosa esta, fuimos con Oscar Rivero, Marta Sosa, Rafael y yo. Nos fuimos los cuatro… JE: ¿A reunirse con el papa? AO: Sí, que, imagínese, cuando llegamos ahí, sobrinos de los Ministros de Estado. Además, como te estoy diciendo, el otro hijo de, que era el padre de Rafael era de los—en época de—de Batista el fue de los, chico, de los que aconsejaba, de los… JE: ¿Del consejo de ministros? AO: No, eran del consejo de ministros no. Se llamaban… otro nombre. No me puedo acordar ahora. Ya tú te acordarás y ya me acordaré también. Bueno, la cuestión es que fuimos a Europa un viaje maravilloso. Fuimos a Roma [Rome, Italy], fuimos a… a Holanda [Holland, the Netherlands], fuimos a Bélgica [Belgium], y además, donde quiera que íbamos nos tocaba conocer gente que estaba relacionada con Cuba, que querían a Cuba y que ahí fue donde yo conocí a Fabiola. JE: La reina del… Albertina O’Farrill 28 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: De, que después se casa. Se casa. De soltera y eso es después la vida de casada. Y iba a irme de embajadora yo, ya, separada de Rafael a Bélgica, para llevar a los niños para que aprendieran francés. Pero bueno, vino el golpe y Dios decidió otra cosa. JE: OK. Bueno, o sea, regresan a Cuba entonces después de esa misión y es entonces cuando ya Rafael entra en… AO: En la carrera diplomática. Porque entonces vienen y le ofrecen el puesto de que íbamos a ir a Portugal [Portugal]. JE: De embajador en Portugal. AO: Ministro (_______) primero y después fue embajador. Pero fue Ministro Plenipotenciario. Y entonces yo estoy en el ministerio y cuando entran a decirme que le iban a ofrecer ese puesto a Rafael, yo dije, “No, pero él ni va a dejar su carrera ni va a dejar a su madre”— ¡Consultivo! JE: Ah, entonces era consultivo. AO: Oye, y entonces a él le digo yo, “Bueno, yo no voy a, no voy a, yo no, yo no quiero que él cambie su vida.” Ya me habían dicho por varios lados que nosotros lo que teníamos es que irnos de Cuba para que se deshiciera y pudiera él hacer lo que él quería. Y así mismo fue. Nos fuimos después de ministros a Portugal, cuando vienen y le ofrecen ya, después de haber regresado, tener a mi hijo Rafael, Teresa, me fui a, en ese viaje, cuando regreso de ese viaje… JE: El viaje de la misión médica. AO: De la misión médica, salgo en Roma en estado de Teresa mi hija y voy a Cuba, a dar a luz pa’ que naciera en Cuba y entonces cuando ya le ofrecen a él el puesto diplomático, que es cuando ya nos vamos, los tres, los tres niños, Teresa de días, meses y Rafaelito de dos años y María Victoria de tres años porque se llevaban dos años y me voy a Portugal y Portugal fue el amor de mi vida. Albertina O’Farrill 29 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Se fue usted, donde sea. AO: Sí, sí, sí. Me fui feliz y contenta. JE: Entusiasmada. AO: Muy entusiasmada. Me daba pena porque yo no quería que él hubiera dejado su carrera en esos momentos, pero a mí lo que me gustaba era la diplomacia.. Yo quería ser yo, haber sido diplomática, porque yo estudiaba por la libre, entonces cogía mis libros, pim, pum, pum, y me ponía a estudiar pero como le pasó a él con, con, con la parte diplomática, que era inclusive estudiando medicina él por la libre cogía todas las cosas de diplomacia, y fue, modestia aparte, de los mejores diplomáticos… mucho mejor que muchos de carrera, pero bueno, eso no, no me está bien decirlo, pero fue la verdad. Fue un gran diplomático y… JE: Y es allí en Portugal, Albertina, donde usted empieza a relacionarse con personajes de la realeza, de la casa real… AO: De todos, todos. Bueno. Los había conocido en viajes anteriores, y que habían ido a Cuba, acuérdate. JE: Sí. AO: Es más. Dos tías mías eran damas de la Reina Victoria. Como lo habrán leído en la entrevista, cuando fue que Luisa Pérez fue la que me llevó a mí a que yo fuera a la universidad, porque la condesa de (_______) había sido dama de la Reina Victoria y la, y la otra era la de esa de (_______) que era una Santos Guzmán y O’Farrill, prima de mi padre, casado con el conde de (_______) que fíjate tú que (_______) tenía los títulos que él tenía y sin embargo cogió el de Valdellanos porque era el que le gustaba, que es el de la mujer, que era Conchita Santos Guzmán. Y otra más que era monja. Y ahí es donde yo toda esta gente, al llegar, yo fui, le firmé Albertina O’Farrill 30 March 29, 2008 and April 4, 2008 al—No, ya yo había conocido a Don Juan y a la reina cuando estuvieron en Cuba, que ellos paraban en mi casa. JE: Don Juan era hijo de Alfonso XIII. AO: Sí, que es el que es… JE: Y era el pretendiente al… AO: Sí, al trono. Y en aquellos momentos decían que él no iba a ser. AO: Estaban en que si era, si no era, se traía, porque el mayor, en fin, tenía los problemas, se casó con una cubana que no… JE: Con Elvira. AO: Sí, con Elvira San Pedro. Y después se separaron y se casó con la Roquefort y entonces ya él no podía ser real— y entonces todo cae en Don Juan y además era sordomudo. Don Juan era el ¿cómo te explicaré?, el… JE: Sí, en la línea de sucesión. AO: Le correspondía como me dicen ahora. No, no, no digan boberías porque, aunque no sea, los dos muchachos que están ahora perdidos ingleses, hijos de la, de la señora que era muy bonita. JE: De la princesa Diana. AO: De la princesa Diana. Que también te digo, pobrecita, todo el mundo la quería mucho pero yo digo que tú tienes, nobleza obliga. Si tú… Primero que nada no hay derecho en la vida tú hacer de tu vida nada. Tú tienes derecho a comportarte bien y eso es lo que debes de hacer. Pero si todavía que tú te casas con una persona de la realeza, tratas de por lo menos hacer un buen papel. Entiéndeme. No, ponerte a, tú me pegas un tarro y yo te lo pego también. ¿Qué es eso, chico? No [se ríe]. Albertina O’Farrill 31 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, que entonces ya usted reanuda, los había conocido, al… AO: Los había conocido, los, los, los había conocido en Cuba. JE: ¿Y cómo era esa vida allí en Portugal, con todas estas…? AO: Era. Sí, te voy a decir. Era la vida más agradable que tú te podías imaginar porque todas las realezas del mundo en aquellos momentos estaban allí. Estaban el rey de Italia, Umberto, que había renunciado, que yo lo admiraba porque fue un hombre que él era el que le tocaba, entonces él pensó que el pueblo no lo quería y se retiró. Para mí se debía haber quedado, pero bueno, en fin, te digo lo que hizo. Él no debía haber dicho “me voy,” cuando tú tienes una cosa y tú no tienes nada mal hecho, sino cosas que te da el derecho el trono, pero bueno en fin, en eso no me meto porque eso cada uno tiene su… De cada uno, y tú no puedes hacer que la gente cambie y no puedes profundizar. JE: Estos personajes, Albertina, de la realeza, ¿habían sido destronados o el motivo (_______)? ¿Cómo fueron? AO: Lo habían perdido de sus buenas… todos. JE: ¿Cómo, cómo eran ellos? ¿Era gente que estaban amargadas por lo que habían perdido…? AO: Para nada. Eran una gente que tendrían, tenían una grandeza, tan grande que llegaban a mi casa y en lugar de entrar por la puerta principal muchos de ellos entraban por la cocina. Ese era Juanito [Juan Carlos I], el actual rey de España, yo lo llamo Juanito y entraba por la cocina para que Eva se robara un cigarro y le diera un cigarro escondido de los padres, y eran muchachos de 14 y de 15 años y yo te voy a decir a ti una cosa, yo no sé si debo decirlo, pero yo soy la primera que la, que los, que los presentó como el futuro rey de España. En España se tenían las discusiones, que si le tocaba, y si no le tocaba, y si le tocaba al otro, y [Francisco] Franco, como Albertina O’Farrill 32 March 29, 2008 and April 4, 2008 era natural, quería que fuera su hija, que la había casado con (_______), que tenía derecho, pero no tenía el mismo derecho, porque, porque eso es, es un problema. AO: Estaba la condesa de París. Que vendían leche. Y tú quisiera que tú vieras lo humilde que eran y lo encantadoras que eran todas ellas. Eran tan sencillas, tan naturales. No vivían amargados. Los archiduques de Austria, aquí te los voy a enseñar, lo tengo. Esos, hambre pasaban. Una gente que tenía una villa se los llevaron para allá. Y el criado mío Pierre, que era el primer, el primer criado mío de (_______), que ellos me lo recomendaron, había sido un héroe de la guerra española [Spanish Civil War]. Por eso es que yo te digo a ti que era tanta cantidad de tanta gente tan interesante, por todas las, por todas partes. Yo me sentía tan feliz porque me sentía viviendo lo que toda mi vida había soñado. Conociendo gente que las había conocido, pero las había conocido en, en, en, en otra época. JE: ¿A distancia? AO: Sí, a distancia. Y la gente como no… los condes de París los traté bastante. Los que yo traté con intimidad fueron a los condes de Barcelona que esos sí que venían de allá enviados, los archiduques de Austria, que nosotros los recogíamos para llevarlos al—porque los, el dueño de las aspirinas, los alemanes le pagaban unos conciertos a todo meter, pero ellos vivían con una humildad y con, y con, y con un señorío, es la palabra, que todo lo que te diga en el mundo es poco. Este, este criado que te digo a ti que yo tuve que se me enamoró de mi negra Eva y celebraron la fiesta en mi casa, y entonces mi negra me decía, “Señora Albertina, si yo escribo a Cuba y le digo que a mi fiesta vinieron los futuros reyes de España y vinieron tales y tales,” dicen, “Esta negra se ha vuelto loca.” Porque el alemán, el alemán se enamoró de la negra. JE: ¿De la criada? AO: Sí, pero era negra, negra, negra, negra [enfatiza con las manos]. No negra… Albertina O’Farrill 33 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Usted habla con mucho cariño de ella en el libro. AO: Sí, cómo no. Porque, bueno, mi hija la adoraba y entonces ella, ella le decía, la niña escribía: “Querida mami” cuando escribía de aquí. Eva, por encima de todo el mundo, la quería muchísimo, entonces ella se paraba, que era muy graciosa, cuando se fue, ella era la cocinera de casa. Yo me fui de ahí y mamá me dijo: “Yo quiero que tú te la lleves,” óyeme, se hizo una cocinera de Portugal, porque era la “piche” y la cocinera mía era una portuguesa borracha, pero era un cordon bleu, pero un cordon bleu de verdad, un titulito no, esta era un cordon bleu con sus libros y sus—borracha. Me botaba todos los pinches porque compraban vino para los esto y eran cinco, cinco, cinco, cinco, botellas cinco litros y Palmira empezaba a cocinar, y mientras más borracha estaba, más cocinaba. Pero, ¿qué tú te crees que hacía mi negrita? Se quedaba ahí para ver las cosas. Era la única que se llevaba con ella, porque todos los otros criados portugueses que estaban de pinches con ella decían, “No, no, no. Yo me voy. ¿Quién aguanta a Palmira? Se mete la bebida, el whisky, se mete la bebida de ellos, se come el pescado nuestro,” porque había que hacerles a ellos una comida especial para ellos. Y ya te digo yo, yo en Portugal fui tan feliz. Tenía mis problemas, como te estoy diciendo, como no existe. Sin problemas no existe nadie en la vida. JE: Claro. AO: Pero me sentía feliz con mi criado. Al principio me robaron que acabaron. Era, era, se traían un—eso sucede en todas partes. Se traían un (_______). Un mes el carbón cuando voy a ver, digo,” ¿Y esto qué es?” Esta cantidad de carbón que se ha gastado cuando se ponían dos nada más veces al día, el carbón… En fin, esa eran pequeñeces, pero que eran basuras, la verdad. No, no era nada. Yo me sentía muy feliz en Portugal. Albertina O’Farrill 34 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Ahora, es allí en Portugal, Albertina, y déjeme decirle algo que no dije al principio, no quiero, usted me contesta lo que usted crea que debe contestar, si… AO: Sí. JE: Si hay alguna pregunta que usted cree que usted no debe de contestar… AO: No, no, no, no. Te contesto todas de mi vida. JE: ¿Esta época en Portugal es cuando ya empieza a deteriorarse su matrimonio con Rafael? AO: No, se había deteriorado de Cuba antes. JE: De Cuba antes. AO: Sí, sí. Había, habíamos tenido… bueno, pequeños problemas te estoy diciendo. JE: Como tiene cualquier matrimonio. AO: Sí, como tiene cualquier matrimonio. Y siempre yo, siempre, siempre le decía, “No, yo lo que me quiero es ir, y quiero coger esto,” pero no, mentira, no, eran habladera, eran habladera de pico. No, en verdad yo nunca quise terminar mi matrimonio. El que lo terminó fue él. No él, ni siquiera. La madre. JE: Pero cuando van a Portugal ya las cosas se arreglan un poquito… AO: No, no, no. Se arregla mucho. Porque nosotros teníamos una pelea y después cuando hacíamos las paces, como cualquier matrimonio, aquí no pa—aquí no pasó nada. Ahí teníamos problemas, pero como te estoy diciendo, volvía, entonces él se iba a ver a mi tía (_______), y se iba a ver a fulana y venía mi hermana, y hablaba y siempre nos arreglábamos. Cuando es, definitivamente es ella. Cuando llegamos a Portugal, pero imagínate tú, ella era la mujer de un consultivo pero yo era la señora del embajador. JE: ¿Y quién es ella? Albertina O’Farrill 35 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Mi suegra. Porque va, ella se va pa’ Portugal. Cuando, cuando una de las razones porque nosotros nos fuimos a Portugal. Y dos, porque él estaba loco de irse para allá, pero era una de las razones. Yo, aunque me encantaba y era la vida que a mí me gustaba, yo no quería que él dejara su carrera de medicina, pa’ ir a hacer otra cosa. Y como los padres lo que querían, el padre quería que era él pero a su misma vez tampoco, no ayudaba, se (_______) con el yerno, en fin, muchos, muchos problemas no agradables, problemas familiares. Cuando yo llego a Portugal, cuál es la sorpresa de todo el mundo cuando mi suegra me dice: “Yo me quiero ir con ustedes a Portugal.” Y se va con nosotros, con Eva, va Alexis, ella y nosotros dos. Ya se fue y vino a la embajada. A los tres días de estar en la embajada se quiso ir para un hotel que había ahí cerca, que era donde paraba (_______) y otra gente que estaba, que trabajaban en la embajada, que eran honorarios. Ella se fue para el otro lado. Entonces ya, el problema, como te estoy diciendo, era entre ellos, pero yo no, nada de eso a mí me importaba. Hombre, me importaba en aquel momento, no te voy a decir que no me importaba, sí me importaba, lo creía un gran drama y no era nada, no era nada, porque verdaderamente no era nada. Y así estuvimos todo el tiempo, y entonces cuando él decide, cuando decide (_______) finales, en el ’56 [1956]. Nosotros estamos en Portugal cuatro años. Entonces yo te digo a ti, tenemos allí de visita a la mamá de, de, de Batista, la suegra, a Emelina, que me hizo el gran papel con los condes de Barcelona. Porque como ella era española, pues los quiso conocer y entonces ella padecía de una cosa… JE: Ella era la mamá de Marta Fernández. AO: De Marta Fernández. Emelina, que era un encanto de persona. Que todas las hijas se casan con los Saladrigas y se casan divinamente bien y ella que no te digo a ti que era lo que tenían las cubanas [se señala la frente] ella pobrecita, yo no te puedo decir que tenía una gran inteligencia, Albertina O’Farrill 36 March 29, 2008 and April 4, 2008 pero era una mujer de una discreción, que yo todo lo que te diga en el mundo es poco, como le pasaba a Alicia Rodríguez, tú quieres una mujer más discreta que Alicia Rodríguez, es lo que digo yo, que tú vieras que esa gente se superaba, y que tú ves ahora a toda esta gente, que tienen otros medios y tienen otra educación y que son otras, la última carta de la baraja, chico. JE: Sí. AO: Es una, oye, es una vergüenza, te lo digo sinceramente. Son… JE: OK. JE: Por la mañana… AO: Y eso que me he perdido muchos. Pero siempre te empieza desde los, desde los, los piratas. JE: ¿Todo? AO: Todo. Oye. Begin Tape 3 of 6 JE: Bueno. Estábamos ya en el proceso de que ya vienen la ruptura entre usted y Rafael. Él le plantea ya a usted el divorcio. AO: No, yo regreso a Cuba no, no divorciados ni nada, sino una separación y entonces, me voy para Cuba, y él se va, nombran para Portugal en calidad no de ministro plenipotenciario sino a la embajada que se nombra por él, por el, modestia aparte, por el gran papel que habíamos hecho allí. Allí tengo el gusto de conocer, que lo digo también en mi libro, uno de los hombres más inteligentes que yo he conocido en mi vida, que es el que se casó con la, con la, con la, que fue de embajador, que fue el que hizo todos los arreglos de Europa. ¿Cómo se llama, chico? JE: ¿Cubano? AO: No. Americano. Hijo único. JE: Ah, sí… Albertina O’Farrill 37 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: [Joseph E.] Davies, el embajador Davies. JE: Sí, sí. Usted lo menciona ahí. AO: Yo lo menciono, pero de lo más interesante fue la, la comida esa que estaba María Camargo, estaba Rosita (Sandillas?), todas las señoras de sociedad de Cuba que habían estado allá y todas las portuguesas, que fue muy agradable, muchas que hay muchas cosas que yo digo que están en el libro que tú las puedes coger y decirme a mí, y yo, si quieres, te lo repito. JE: Sí, sí. No, no bueno, estamos yendo, yo estoy dando precisamente ese paso, más o menos, pero que claro, hay muchos detalles que… AO: Que, que, que... JE: Claro. O sea, entonces, usted está en Cuba cuando a él lo nombran embajador en Holanda. AO: Exacto. Pero no estábamos divorciados, porque yo no le había dado el divorcio. Él… JE: Él se lo había pedido pero usted no se lo había dado. AO: Mira, fíjate tú, lo había pedido y lo había pedido al bufete de mi tío [Alberto Blanco] que era para que no se lo diera [se ríe]. Entre tú y yo. AO: Que estábamos en esas. Pero él se va para Holanda con su mamá, entonces ella va de primera, de primera [se ríe] nada más era el membrete, ¿oíste? Y yo me quedo en Cuba, pero como la señora del ministro, o sea, a él le vienen a dar el divorcio cuando triunfa la revolución. [Pause]. Porque como no estábamos divorciados. Estábamos separados. JE: ¿Cómo se sentía usted entonces usted en la Habana, con sus tres hijos, su esposo en Holanda… AO: Al principio. JE: …En esa situación de la familia suya? Albertina O’Farrill 38 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Te voy a decir, al principio yo no quería ningún amante. Me dio por encerrarme en mi casa, porque además él y yo éramos un matrimonio que estábamos siempre unidos. Ya en mi época que es lo que te digo yo, la gente, la mujer salía por su parte y el hombre salía por el suyo, en fin, pero nosotros éramos un matrimonio chapado a la antigua, que si yo iba a la peluquería, él me iba a buscar a la peluquería, que hay mujeres que eso les molesta, a mí me encantaba. Si iba de compras, él salía de compras conmigo y yo le decía, “Mira, ¿te gusta esto? ¿Te gusta lo otro?” Y era un gran compañero y un gran marido. Y ella trataba entonces de aparentar que me quería. Y, bueno, pues mira, hacía dos vestidos, uno pa’ Listita, su hija y otro para mí. Pero ya, como yo te estoy diciendo, había cierto… JE: Tirantez. AO: Tirantez, pero en fin, tirantez que como te estoy diciendo no… [se encoge de hombros]. JE: Sí, sí, claro. Bueno entonces, es en esta circunstancia, Albertina, en que triunfa la revolución. Usted es una mujer que desde el principio ya me contaba cómo lloraba cuando oía el Himno Nacional, usted sentía la cosa de Cuba. AO: [Exclamando] ¡Ah! JE: Tremendamente, y la representaba en Portugal con conciencia—Ahora, ¿cómo se sentía usted con la situación que había durante el tiempo de Batista? Ya cuando se pone la cosa tan mala que está en la sierra Fidel Castro, está la oposición en la Habana… AO: Oye, seguía ayudando a todo el mundo. AO: Con el consentimiento de mi tío Miguel Ángel, porque cuando me llamaban y me decían, en la última vez, yo no sé si yo lo cuento en el libro, hay una anécdota que es muy interesante. JE: ¿Cuál fue ese? AO: …que me llamó Jaime Caldevilla casualmente para decirme “Albertina,…” Albertina O’Farrill 39 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Jaime Caldevilla era agregado de la Embajada de España? AO: De España. Me llamó y me dijo, “Albertina, han cogido preso un muchacho cubano.” JE: ¿Esto es en tiempo de [Fulgencio] Batista? AO: Esto es, sí. En tiempo de Batista, por eso te estoy diciendo que, es lo que te estoy contando. Y entonces me dice, “¿Qué es lo que, que hago?” Y dígole yo, “Espérate un minuto.” Entro y digo, “Oye, Miguel Ángel, me acaban de llamar para decirme que este muchacho…” Que era un estudiante, que eran de los del, del directorio (_______). JE: Del directorio. AO: Pero no del directorio. Éste que yo te estoy diciendo era un, porque los del directorio al revés con nosotros siempre fueron muy amables. Éste era un muchacho, yo no me acuerdo ahora el nombre, la cuestión es que la madre me dice que el muchacho lo van a golpear y lo van a, a liquidar. Yo cojo y le digo—entro en el despacho, entro por la puerta… JE: ¿De su tía? AO: Sí. Entro en el despacho y digo, “Óyeme, me acaban de llamar de esto.” Digo yo, “Me acaba de llamar Jaime Caldevilla. Oye, Miguel Ángel, esta gente, lo que están haciendo, no… no debe ser.” Y entonces me dice: “Espérate un momento.” Llama y le dice: “Allí está esta persona.” No, no me acuerdo el nombre, me dijeron, entonces me dijeron el nombre, y entonces yo cogí y, y le dije— No, perdóname, yo llamo, le digo, “¿Puedo llamar?” Y dice él: “Sí, llama.” Y yo llamo: “Oiga, hágame el favor, que ustedes tienen ahí preso a Fulano de Tal, este muchacho es un estudiante, ¿cómo a un estudiante ustedes lo van a tener preso?” En fin, le disparo un… a todo meter al hombre. JE: ¿A la policía? Albertina O’Farrill 40 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: A la policía. Entonces me dice él— era la oficina yo todavía no sé, alguno de ellos, y a los cinco minutos “ran” (ph), suena el teléfono, y veo que lo llaman a él y dice: “Aquí acaba de llamar una persona en nombre suyo, para decir que esta persona…” y dice mi tío: “Sí, sí, bueno, ella…” Cuando este, el hombre terminó de hablar le dijo: “Es mi ahijada. Y como si fuera mi hija. Saquen a ese muchacho y déjenlo fuera.” A los dos días me entero que uno de las cosas que tenía en los planes que lo cogieron era porque cuando saliéramos del Ministerio de Defensa nos iba a meter una bomba a mi tío y a mí que no teníamos nada que ver con la política. JE: ¿Se arrepintió entonces de haberlo ayudado? AO: No, no. Lo que me arrepentí y me dio vergüenza del ser humano, que pudiera ser tan bajo. Porque nosotros no habíamos hecho absolutamente nada. Fue como cuando yo lo iba a ver a la embajada, que me decían los policías de abajo, en la embajada de, de Chile,—el… mexicano me llamó para decirme que cómo no lo había llevado allá… ¿Por qué me voy a asilar, si yo no he hecho nada malo? JE: Bueno. O sea, que entonces, pero llega ya un momento que cae el gobierno de Batista. Triunfa la revolución. AO: Triunfa la revolución. JE: ¿Qué siente usted en ese momento? AO: Destruida. Porque yo sí que es verdad que nunca fui fidelista. Eso sí te lo digo yo. JE: ¿Usted tenía algunos antecedentes de Fidel Castro, de…? AO: ¿Cómo no? El Bogotazo. JE: ¿Usted sabía de eso? Albertina O’Farrill 41 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Todo eso, yo lo sabía. Lo del cinecito, lo de la universidad, el Moncada, todo eso yo lo sabía, porque inclusive todas las personas que estaban en el Ministerio del Estado, en época de Guillermo Bell, en épocas de Grau y en épocas de eso, todas esas cosas se sabían, acuérdate. JE: Sí, usted estaba en los círculos que conocían aquellas cosas. AO: Todo eso, o sea que yo—Y a otros no les interesaba, y al revés la vergüenza que a mí me daba era que un Julio Lobo que estuvieran apoyando a Fidel Castro, era algo que no me entraba en la cabeza. Yo no te digo a ti que matarlo, pero el dejarlo—todas las barbaridades y el Niño Sami y todas las cosas, nunca estuve con eso. Y mucha gente inteligente y muy buena lo estuvo; y mucha gente de mucho dinero, creo, pero yo nunca, personalmente nunca pude ver a Fidel. JE: Pero su tío, su padrino, que era, usted lo quería tanto… AO: No, no, pa’ mí. Todavía lo quiero. Que está muerto pero para mí. JE: Claro. AO: Para mí fue mi padre. JE: Nada menos Ministro de Defensa. AO: De Defensa y… JE: Del gobierno que acaba de caer. AO: Que acaba de caer. JE: ¿Qué pasa entonces? AO: Me llaman del Ministerio de Defensa, el día que cae, el día que cae, el día que… se… por teléfono me llaman para la caída de [Carlos] Prío [Socarrás] me llamó, este…, Oscar Rivero “Sí, no, estate tranquila, porque quien dio el golpe…” Entonces se pensaba, pensaban que iba a ser Fidel. Me dijo, “No, estate tranquila, porque quien ha dado el golpe ha sido Fulgencio Batista.” Y yo sabía que Fulgencio Batista no iba a asesinar a las personas bien y que no estuvieran en Albertina O’Farrill 42 March 29, 2008 and April 4, 2008 nada, o sea, que me quedé tranquila, pero cuando esto, me llaman para decirme: “Han dado el golpe. Y se, y Fidel está en la montaña.” Todo el mundo se tiró para la calle y yo empecé a llorar como una loca en mi cuarto y entra Eva… Y me dice: “Señora, ¿por qué usted está llorando?” Digo yo: “Hija, que este hombre, mira, es que es un asesino, desgraciadamente, y es en manos de quien vamos a estar. Pero un asesino que no es él el asesino, que él manda a matar,” que para mí vale menos, porque todavía, el que va, usted va, o mata, o lo matan, pero él no, él era cobarde… Yo eso lo sabía. Y lo sabía por la misma gente que estaban con él. JE: Claro. AO: Yo te digo a ti, yo estaba al tanto de todo. Y nunca, nunca, nunca, nunca [niega con la cabeza] porque yo no veía en él nada positivo. Porque tú me ves y tú me dices: “No.” Pero sin embargo, con [Rafael Leonidas] Trujillo, yo estaba con Tru—en época de Trujillo con Trujillo. Trujillo era un asesino. No él, los que estaban a su alrededor. Pero siempre le producía bien. Trajo gente buena a su país. Trató de llevar a la gente bien que era lo que yo no le veía a Fidel Castro. JE: Ahora, en ese momento entonces pasa, cuando digo, su padrino y su tío es el Ministro de Defensa… AO: Es el Ministro de Estado y entonces me llamó. JE: ¿Qué…? AO: Espérate. Me llaman. Te estoy diciendo a ti. Él coge y se va. Cuando lo llaman y le dicen que se habían ido de, que, Batista se llevó a sus hombres, de él, que estaban, me supongo yo que estaban complicados, no te lo puedo decir eso. Yo sé que un grupo… JE: ¿Se fue con Batista? Albertina O’Farrill 43 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Se fue con Batista para, para Santo Domingo [Dominican Republic]. Pero mi tío no. Mi tío me llamó y le, y me dice “Pss (ph), vete p’al Ministerio.” Y yo me fui p’al Ministerio. No, me llaman del Ministerio y me dicen: “Oiga, venga pa’ acá a buscar a su tío” que era, o sea no es como que esto, que esto, que es como ha sido los anteriores cambios aquí, todo lo que te diga, menos en época de [Gerardo] Machado, usted sabe que se iba Prío… JE: Sí. AO:…y venía y no, y no, no, no había eso. Entonces, le digo yo: “Miguel Ángel.” La verdad como es, en Cuba a él siempre lo respetaron. O sea, estuviera quien estuviera, le quitaban el puesto al Ministro, de Embajador, pero no lo tocaban, físicamente, y cuando a mí me llaman y me dicen, “Albertina, ven para acá porque tu tío está aquí y te están mandando a buscar, ni se les ocurra venir, esto no es como ustedes se creen, esto es de otra forma.” Yo hago así [simula que está telefoneando] y cojo y lo llamo y viene para mi casa. “Oye, ven a recogerme.” Porque él siempre a mí me mandaba a recoger con los ayudantes de él. Digo, “Oye, ven a recogerme con Carbonell y con el otro. Llegan a casa, me llaman por teléfono y me dicen, “Ni se les ocurra ir al Ministerio. Porque ahí lo que hay es una cosa terrible…” JE: Claro. Es que ya estaba tomado por los rebeldes. AO: Sí. Pero ya usted verá cómo se portó conmigo el que me… que era uno, me, me conservó en el puesto de secretaria… nunca me lo pagaron, pero lo conservó, ¿cómo es que se llamaba, uno que era… pero que no era asesino, chico. ¿El Ministro de Defensa que pusieron después de Miguel Ángel mi tío? JE: De Defensa… no me acuerdo bien. AO: Pero era una persona, vaya… JE: Sí. Albertina O’Farrill 44 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Sí, como fue el primer gabinete de Fidel Castro. Que había personas… AO: Gente decente, claro. JE: Claro. AO: ¿Qué te estoy diciendo yo? Cuando a mí me llaman y me dicen, yo le digo, “Miguel Ángel, hay que llevarte a ti, tenemos que llevarte, hay que asilarte.” Y dice: “¿A mí por qué, si yo no he hecho nada?” Y digo: “No, mijito, pero tú has ocupado un puesto que desgraciadamente…” “No, no, Nené.” Nené lo metí a él, lo monté en la máquina y le dije, “Vamos a ver a Anita Sánchez Agramonte y a Emilio Edwards Bello. Cuando llegué allí estaban, Raúl Menocal ya estaba, todo el, completo todo, todo el mundo. Y me dijeron, “Albertina, ni se te ocurra que salgas de aquí. Tú lárgate y vete.” Y… mi hermana y Miguelina estaban esperándome en una máquina. Yo me fui sola en una máquina con él. Lo dejé allí y agarré y me fui. Y entonces iba todos los días, que no me dejaban subir, abajo, a verlo, que estaba arriba. JE: ¿En la Embajada de Chile era eso? AO: La Embajada de Chile. Que estaban… JE: Sí, que estaban ellos allí. Edwards Bello. AO: Todo, todo el mundo. Y que oye, se portó Edwards Bello, date cuenta que Edwards Bello no cobraba sueldo, él era, se casó con Anita y vivía y era el amor a Cuba que le tenía Emilio Edwards Bello y yo vi y miré pa’ arriba y le decía: “No, no, no. Espérate. Yo te vengo a buscar luego.” Y lo estuve, en fin, todo el tiempo engañando hasta que lo sacaron que lo sacó el marido de Julieta O’Farrill que era que estaba en el Ministerio, porque en el Ministerio había gente decente en aquella época. JE: Claro. AO: Como todas las cosas en la viña del Señor, pero yo nunca, nunca, nunca… Albertina O’Farrill 45 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Y entonces usted regresa a trabajar al Ministerio, se mantiene allí. ¿Le piden que se quede? AO: Me mantengo allí. Me piden, me piden, cuando yo voy—¿Cómo se llama, espérate? Cuando yo llego, digo: “Oye Miguel Ángel, me han mandado a decir que vuelva al Ministerio.” Claro, no como secretaria de él, a mí me iban a poner, me iban a dar un puesto dentro del, del—y entonces esta amiga mía que era la embajadora, yo te digo a ti, que había tenido escondidos a todos los muchachos, que era la mujer del embajador Bazán Pinto (_______). Me dice: “Albertina, ven para el Ministerio.” Y yo digo: “Espérate un minuto, yo voy primero a preguntarle a mi tío que es lo que él piensa.” Y mi tío me dice: “No, ya lo creo. Vete para allá. A mí me conviene que tu vayas para que tú me saques mis papeles, pa’ que no me vayan a hacer ninguna trampa.” Tanto que cuando decían que él había ordenado el bombardeo de no sé qué lugar, “Eso no esa verdad.” Él no te forma un caso ni se lo pasaron. Eso lo hacían cada militar ellos, él no tenía que ver. Era el Ministro, era una figura decorativa, para poder decir, y de paz, pero no mandó a bombardear a ninguna parte, mi tío no mandó a bombardear a ninguna parte y me fajé con todo el mundo y dije, porque yo veía lo que él firmaba, yo era la que le llevaba la firma, ¿cómo no iba a saber? Y ya te digo, ya a los tres meses y a los seis meses fueron y me dañaron, porque después de ese señor, que era una persona, vaya, yo te digo decente, de, de… JE: Sí, dentro de aquella cosa. AO: Sí, digo: “Mira, fíjate una cosa, yo te digo a ti que tú vas a quedar de secretaria particular,” el puesto de secretaria particular es a una persona de confianza. “Yo no puedo ser de confianza de ninguno de ustedes.” No nos vamos a engañar, como cuando el ruso me ofreció un trabajo. Yo misma le dije: “No, yo no puedo venir a la embajada rusa a nada.” Pero no, la vida social y para que usted nos conecte y para que querían comprar cosas y que ellos vendían cosas, mucho a mis amigos, con los diplomáticos, pero preferían vendérselo a los diplomáticos que… Albertina O’Farrill 46 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Claro. AO: Que perderlo, como tú comprenderás. JE: Claro. AO: Y yo dije: “No, no. Yo no acepto en ningún momento. Y… se va a la embajadora de Holanda, mira si yo sería, con Holanda, como estaba de embajador… trabajando de embajador estaba… yendo a la embajada de Holanda como embajadora. JE: O sea, entonces, bueno, ya, toma se… toma posesión el gobierno revolucionario, pasan esos tres meses, usted se va al… AO: Pero desde el primer momento, cada vez que yo iba a una embajada tú puedes estar seguro que yo iba para hablar en contra de Fidel Castro, eso sí te lo digo que lo que, que todos los criados estaban ahí y me decían: “Albertina, ustedes no se dan cuenta que esta gente está toda tomada y les están agarrando. Pero yo no digo, yo ni he matado a nadie ni digo nada malo. Ahora, cuando la embajadora, una, una española que llegó y—yo les ponía unas mesas a todo meter porque tenía muchísimas cosas maravillosas de toda mi vida y cuando entró en la mesa tenía presidiendo a la mesa a Teté Bances, la viuda de Martí y a Serafina Gómez y a todos, ya la revolución, ya, ya en la revolución y se para la de, de—¿Cómo es que se llamaba el español este?—Y me dice: “Pero qué candelabros, y qué mesa, y qué cubiertos” Y digo: “Óyeme. No se lo robamos a nadie. Esto es de mi familia. Así que lo siento mucho pero estás equivocado.” Porque dijo: “No en balde hubo una revolución. Porque mire el lujo.” Y digo yo: “Ni robado ni cogido a nadie. Heredado esto y esto y esto y esto y esto,” y le di una mano que después la pobre, me dijeron: “Bueno, Albertina, pero es que tú estás muy nerviosa. Bueno, tú le saliste al embajador como una fiera.” Y digo yo, “Porque me molestó el comentario de ella, en la forma que ella vino a hablar…” Albertina O’Farrill 47 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Claro. AO: Aquí nadie—por eso hay veces cuando a mí me dicen Fulano de tal robó y Mengano de tal robó y digo, “No lo creo,” porque como veo las reacciones de la gente de, date cuenta que esa señora era la embajadora de España. JE: Sí señor. AO: No embajadora, no tenía esa categoría. Ya Juan Pablo… se había fajado. JE: Sí. AO: A ese yo lo volaba. Yo lo volaba. JE: Ahora, Albertina, ¿cuándo empieza entonces la labor suya de, de buscarle asilo a los que estaban perseguidos? ¿Cómo empieza eso? AO: Oye, en el primer momento. JE: En el primer momento. AO: Como lo hacía, a la inversa te estoy explicando, cuando yo no estaba de acuerdo con la revolución. O sea, persona que estaba perseguida y venía a mí, yo no usaba una embajada para obviarlo, decía “Esta persona está perseguida.” Mira, Margarita Castillo, la hij—la sobrina de Justico, yo la metí en la Embajada de Holanda escondida un tiempo. Que eso, eso fue divino, porque le digo: “Niña, vamos a decir que tú eres novia de Monchi, el hijo de Polita,” porque si no… Después muchísimo logrado, éramos de chiquitos; chiquitos no, ellos eran hombres porque Pola me lleva a mí seis años, Mongo era el más, más de mi edad, pero de chiquitos jugábamos en la cuadra y éramos amigos todo el mundo, como era Cuba. JE: Claro. AO: Acababa de venir Grau de la guerra, mi hermana Jolie que la atendió el médico que la atendió aquí cuando iba a, en el ’33 [1933] Cuba era otra cosa, chico. Entonces le dije yo: Albertina O’Farrill 48 March 29, 2008 and April 4, 2008 “Chico, te tengo que dar una mala noticia.” Y díceme: “¿Cuál?” Digo yo: “Que esta gente no es la gente pasada. Esto es otra cosa completamente diferente.” Y entonces le digo yo—así que yo no te puedo decir que yo desde el primer momento empecé a cada uno a ayudarlo, todo el que estuviera buscando, no le preguntaba ni cómo tú piensas ni dejas de pensar. ¿Tienes problemas? Me iba a la embajada: “Fulano, fulano necesita asilo porque dice que lo van a fusilar o dice que tal cosa o lo que sea.” El embajador estudiaba los casos. Porque cuando ellos no creían conveniente… JE: Claro, claro. AO: … no te lo aceptaban, déjame decirte. Y eso sí, cuando uno fue a sacarme y lo que estaba era sacando otro, le dije: “No te pongas bravo pero a mí no vengas porque a mí me tienes que respetar porque yo no hago trampa. El día que yo haga trampa me faltan el respeto. Así que [niega con la cabeza]”. Entonces el embajador dijo: “Bueno, por las dudas vamos a sacarlos.” Me pasó como cuando cambiaron, cuando lo de—de, chico, que de, chico, la, la, cuando llegaron los muchachos de Playa Girón. JE: Sí. AO: Pues lo mismo que tú sabes que sacaron y cuando yo llamé al embajador suizo y le dije: “Mira, el problema de este señor que yo no sé si de verdad está o no está perseguido, pero él dice que lo está.” Me dijo: “En la, en la duda, Albertina, vamos a, vamos a mandarlo.” Pero yo nunca jamás en la vida engañé a nadie. JE: O sea, usted está en la Habana, madre, con sus tres hijos… AO: Con mi madre… JE: Con su mamá… AO: Mi tía, mi hermana,… Albertina O’Farrill 49 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Su tía… AO: …mi cuñado, toda la familia. JE: …su tía, su esposo, porque (estaba casado todavía) estaba fuera de Cuba… AO: No, mira, mira, antes de irme a mi casa, a mi casa de la calle 16, yo vivía en la calle 20 que fue donde se, donde mataron al—cuando entró el—, ¿te acuerdas? El, la embajada de Haití. JE: Sí, que son las calles, sí. AO: Esa casa era la casa de mi hermana… y de mis suegros cuando, cuando yo vine de Portugal primero fui a la casa, porque la casa nuestra yo se la había alquilado a mi mamá y la casa se la habían alquilado a Charo, Charo Farías (ph), la sobrina de María Camargo. Entonces nosotros fuimos al Edificio América, que estaba Lilian que era de esta, de esta niña que hoy en día es un, es un… después de que se casó con Armando…, no me puedo acordar, una de las Bacardí, archimillonarias. Yo siempre, como te estoy diciendo, a todo el mundo que lo necesitaba siempre lo traté de ayudar, siempre. JE: ¿Su esposo no trató de regresar a Cuba? AO: No. JE: ¿No? AO: No, es más, yo le dije que viniera. De estúpida, porque me decían a mí: “Albertina, dile que venga.” A él también lo mantuvieron, porque él tampoco renunció. Lo mantuvieron también un tiempo de embajador de Holanda. JE: De embajador… AO: O sea, él estaba de embajador y yo era la señora del embajador. Era de suponer… JE: Claro. Albertina O’Farrill 50 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Porque yo estaba en Cuba y él estaba allá. Y él se traería por allá sabe Dios que era lo que sería, porque como estaba solo con su madre, pues lógicamente todo el mundo pensaba que estaba solo. A mí me dijeron. Yo digo: “No se pudo haber casado, porque para casarse yo tuve que dar”—que era mi equivocación, que se podía haber divorciado. JE: Bueno, en fin de cuentas, usted llega a esa situación, ¿no tenía miedo usted? AO: Nunca. JE: ¿Por qué no tenía usted miedo, cómo explica usted eso? AO: Bueno. Si yo te digo a ti las cosas que yo hacía tú no las vas a creer. JE: ¿Qué eran las cosas? AO: Bueno, por ejemplo, a mí me llamaban y me decían: “Albertina, ven para acá, con Alberto Bell y Bebita Alonso. Tenemos aquí un muchacho que está repleto de armas y que lo van a matar.” Yo agarraba, llevaba mi máquina, lo metía atrás en el… como no me registraban mi máquina, lo metía atrás en la parte de atrás de, de la máquina con armas y todo. Entraba y le decía al embajador: “Te tengo aquí fuera, te tengo aquí dentro aquí.” Y me lo recibía. Y no tenía miedo. Yo entraba que todo el mundo iba temblando. Una vez yo agarré y le dije: “Oye, te estás tranquilo,” y lo senté ahí, le dije: “Te estás tranquilo.” En la embajada de, pidiendo un aire acondicionado. ¿Qué es lo que se cree este?, que acababa de bajar de la sierra. [Imitando un quejido] “Allá no hay aire acondicionado.” Y digo yo, digo: “No me digas que no hay aire acondicionado. Vete al diablo, chico. Cuando lo que estás es, tú no te das cuenta que lo que te van es a matar. Así que estate tranquilo.” Yo nunca, nunca, tuve miedo. JE: ¿Cómo pasa usted allí en Cuba, en esa situación, cuando llega lo de playa Girón? AO: Económicamente. JE: Sí. Albertina O’Farrill 51 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Yo, al principio, no, yo no firmé ningún papel, nada de nada. Ellos, es más, cuando yo caigo presa me quitan la casa pero desgra—desgraciadamente no, afortunadamente mi padre enfermo y todo, las, las casas estaban puestas a nombre de mi hermana y mío que en caso de que un marido nuestro tratara de quitarle a mi madre esto volvía otra vez. Así que se tuvieron que fastidiar porque no me la pudieron quitar por eso mi casa no no, no me la pueden coger. JE: Económicamente usted se mantenía más o menos. AO: Me mantenía. No, y además trabajaba como una mula. Porque compraba y vendía. Empecé a vender, empecé por mis cosas. Entonces, todas mis amigas, Caridad López Serrano: “Albertina”, Dulce María Loinás, la mujer de Pablito Álvarez…, “Albertina, por favor, ayúdame.” Entonces, tengo tantas mesas de pool. Llamaba a la embajadora: “Fulana, ¿quieres una mesa de pool?” “Sí.” “¿Quieres unos juegos de cama de encaje legítimo?” “Sí.” Lo compraban todo. Aunque yo nunca cobré un centavo a ninguna de ellas, ellas venían y me decían: “No, mija, qué va.” Yo vendí, si te digo a ti, me correspondían por un diez por ciento, como era lo que me correspondía, más de ocho millones de pesos. JE: Y eso era en bienes de aquellas familias que… AO: Que, que, que. JE: Que se habían quedado… AO: Que no se lo habían cogido a nadie y que tenían que vivir. JE: Y que claro, se habían quedado sin trabajo, sin medios de subsistencia. AO: Exactamente. [Interview interrupted] JE: Voy a acelerar un poquito. Tú me avisas. Albertina, estamos en este momento en que usted está en Cuba en los primeros años de la revolución, ayudando a todo el que necesita ayuda a Albertina O’Farrill 52 March 29, 2008 and April 4, 2008 asilarse, a esconderse, a transportarse, usted tiene sus tres niños allí. Yo me imagino que en algún momento alguien con las mejores intenciones, su familia, quien quiera, diría: “Albertina, pero tú no ves que te pueden meter presa a ti, que te pueden matar. Piensa en tus hijos.” ¿Qué hacía usted para decir que no, usted tenía que seguir haciendo aquello? AO: Bueno, número uno, yo nunca pensé que esto fuera a durar lo que duró. Esa es, esa es la realidad. Lo pensaba, esto se termina en cuatro meses, cuando yo mandé a mis hijos para acá, pensé que los vería a los seis meses, y… pero los años también pasan. JE: ¿Usted manda a sus hijos para acá antes o después de Girón? AO: Después de Girón. Hasta Girón, hasta que sucedió Girón yo los tuve allá. El padre estaba en Holanda y venía a Cuba y los veía, etcétera, etcétera, pero en su poder, como te estoy explicando, cuál era la situación. JE: Claro. AO: Ya entonces ya, cuando ya triunfa la revolución, a los pocos meses de la revolución recibo yo un, un papel del Ministerio de Estado donde me dicen que ya me dan por divorciada y que para porque el problema mío era que me quitaban a los hijos, porque la hembras me tocaban a mí, las dos hembras, pero el varón le tocaba a él. JE: Sí, era como las leyes de Cuba. AO: Exactamente. El varón tenía que ir a Holanda. Y entonces tenía un problema de la garganta. Y el terror mío era claro y entonces yo podía ir a Holanda porque entonces no podíamos ir a, a donde tú quisieras. Pero no es tan fácil, con tres hijos… JE: Claro. AO: Y por muy holgada que estuviera yo de posición, entre tú y yo, tampoco era el decir puedo botar y esto yendo y viniendo. No, yo siempre tuve, fui en ese sentido muy conservadora y muy Albertina O’Farrill 53 March 29, 2008 and April 4, 2008 en la realidad. Nunca conté con lo que tenían los demás. Contaba con lo que tenía conmigo. Y en aquellos momentos, como te estoy diciendo inclusive, mi trabajo donde yo ganaba mi sueldo, ya trabajo no era de capital nuestro, sino yo ya era un sueldo, ya yo no podía estar haciendo esas gracias, como tú comprenderás. JE: Claro. AO: Y me, me, me quedé pero nunca pensé que esto iba a ser lo que fue. Ese, esa es la verdadera realidad. Además, que yo me sentía que aquellos niños me necesitaban en Cuba. Después vino la salida de Pedro Pan, de esa que todos los niños, los padres sacábamos a todo el mundo, que en eso Polita se portó también maravillosamente y Nenita. Éramos un grupo que nos dedicábamos a darles los pasaportes, con autorización… JE: Vamos a hablar de eso de Pedro Pan después. Pero entonces en ese momento usted por fin se decide a enviar a los muchachos. AO: Envío a los muchachos porque el padre los pide, a la mayor. Y digo yo: “O van los tres o no va ninguno.” Pero como te estoy diciendo, siempre pensando… JE: Claro, que a los pocos meses… AO: A los pocos meses, al año, al año y pico. Además, todavía tú podías ir y venir. Porque yo vine cuando murió el viejo Montoro, vine para acá. Que me sacó un comunista, que se llamaba, no me acuerdo ahora, por eso digo, con esos comunistas tú podías tratar, tú con quien no puedes tratar son con los tipos esto que no son ni comunistas ni tú sabes lo que son. JE: Claro. AO: Porque verdaderamente no tienen organización. Mira, Alderería (ph) era un comunista pero como te estoy diciendo yo, tú ibas a Alderería (ph) y te decía: “Sí, puedes salir” o “no puedes Albertina O’Farrill 54 March 29, 2008 and April 4, 2008 salir,” lo único, que me pidió que volviera, que me lo pidió a mí y se lo pidieron a Mamá cuando vinimos pa’acá. Porque él se quedó como garantía mía y yo tenía que por mi dignidad regresar. JE: Claro. AO: Digo, además tenía a mi madre, tenía a mi hermana, tenía a mi cuñado, yo tenía a todo el mundo en Cuba, las cosas estaban puestas a nombre nuestro como te estoy explicando, o sea que era una situación muy difícil porque si yo me iba, ya sí se posesionaban de la casa que también fue una estupidez porque no se podían posesionar, por el documento que yo te digo que existía, pero en aquellos momentos yo estaba tan atormentada y tan desesperada porque yo no, yo no creí nunca que en Cuba eso iba a poder triunfar. Es que el cubano, si había un país que no había derecho para eso era Cuba, chico. Porque Cuba es de los países que tenía las leyes sociales más adelantadas que existían en el mundo. Date cuenta que el peso cubano estaba por encima del dólar. Eso tú lo dices y se ríen, se ríen de ti. La clase media, que es lo que hace un país, de Cuba tenía un estándar de vida que no lo había ni en Suramérica, ni en Centroamérica, ni en los Estados Unidos. Begin Tape 4 of 6 JE: Cuéntenos un poquito, Albertina, entre aquellas actividades que usted realizaba, antes de que la arrestaran, su participación en la operación Pedro Pan. ¿Qué hacían ustedes? AO: Nosotros, eh, se comenzaron en los colegios católicos. Se comenzó en el, en el colegio este que no era católico, que era donde estaba el Rostom empezaron a decirnos que iban a recoger la patria potestad de los muchachos y entonces nosotros comenzamos… [Interview interrupted] AO: No importa, yo te lo repito, era éxodo, y entonces, éxodo, se fue… Albertina O’Farrill 55 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Ya va, le pregunto de nuevo. No, empiece, OK— Albertina, cuéntenos un poquito entre las actividades que usted realizaba allí estuvo también su participación en la operación Pedro Pan, ¿cómo fue aquello? AO: Bueno, nosotros comenzamos como si fuera éxodo. Empezaron, cuando empezaron a decir que iban a quitar la patria potestad de los niños, que empezaron a sacar los colegios católicos todos los colegios católicos. Pero de todas maneras algunos venían para acá con sus padres, porque cuando los padres venían para acá pero otros se tenían que quedar en Cuba porque no tenían forma de, de salir. Nosotros empezamos a sacar a las personas que no tenían familiares, o sea, personas que se sacaban, iban a diferentes lugares… JE: A los niños. AO: Sí, a los niños. Y a—Salió el… salió todo el grupo este. JE: ¿Y por qué salieron los niños y no los padres con ellos? AO: Porque los padres se quedaban en Cuba pensando, yo no sé lo que ellos pensaban, pero, además, no dejaban, muchos de los padres tenían trabajos que no los dejaban salir. Acuérdate de, de esa temporada. Y entonces los niños se mandaban para acá para que pudieran, no los cogieran. JE: Sí. AO: Así fue como comenzó la operación. Pero ya después fue diferente. Ya entonces ya después lo cogieron como una parte de, no solamente de política sino para poder salir, porque no les daban la salida en Cuba. Por ejemplo, cuando había médicos, cuando habían abogados, no les daban la salida y entonces nosotros a través de la operación Pedro Pan los metíamos como si tuvieran menos de 18 años, y salían como si venían para el colegio con la autorización del gobierno americano y de la CIA [Central Intelligence Agency] y del FBI [Federal Bureau of Albertina O’Farrill 56 March 29, 2008 and April 4, 2008 Investigation] y de cuantas cosas había, que era después, ya, ya había ya había pasado el desembarco de Girón, ya todo esto había pasado, ya era… JE: Sí. AO: Todo es pasado. Ya era otra cosa. JE: ¿Tenía usted algún contacto directo con los americanos o…? AO: Ah, sí, con la embajada. Por supuesto. Esa la tenía de toda la vida porque como te vengo diciendo… JE: Claro. AO: Smith era íntimo amigo nuestro. JE: ¿El embajador Smith? AO: El embajador Smith. La primera persona que le dijo a Smith el desastre que era la, la Sierra, porque ellos al principio llegaron mal influenciados, porque había gente de sociedad allá que empezaron a decirle que era una maravilla, que la Sierra Maestra, que esto y que lo otro, y desde el primer momento [apunta con el dedo para da énfasis] que ya habían pasado varios actos como te estoy explicando, todo el mundo estaba fascinado, pensando que Fidel y que toda esta gente eran los salvadores del mundo. JE: ¿Y cuando usted hacía esto, Albertina, porque tantas cosas han dicho, la propaganda comunista, cuando usted hacía esto con los niños y los sacaba y todo, usted se sentía que usted estaba trabajando para el gobierno de los Estados Unidos o usted se sentía que usted lo hacía porque creía que era lo que había que hacer en beneficio de aquellos niños? AO: Yo, yo creía que era lo que debía hacer en beneficio de los Estados Unidos. Si eran los Estados Unidos quienes nos ayudaban, eran ellos. Por supuesto que no iba a aceptar la ayuda rusa, o sea, era la ayuda americana la que en aquellos momentos… Albertina O’Farrill 57 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, pero, ¿usted lo hacía por los Estados Unidos o lo hacía por aquellos niños cubanos? AO: Lo hacía por los niños cubanos. ¿Qué voy a hacer yo si los Estados Unidos estaban encantados de la vida todos libres y los niños aquí haciendo lo que les daba la gana y yendo a Cuba inclusive, iban a cortar caña y hacían de cuanto hay, aquella época acuérdate que era muy confusiva (ph), o sea, tú, tú, tú no sabías dónde estaba la cosa. JE: Claro. ¿Y por qué cree usted que pudieron sacar tantos niños de Cuba sin que los descubrieran? AO: Bueno, para mí eso sí se le debe a los americanos. Porque ellos dieron todas las facilidades, dieron todos los pasaportes, dieron todas las cosas. La Iglesia Católica ayudó muchísimo en eso: Monseñor… JE: ¿Walsh? AO: [Bryan] Walsh, ayudó muchísimo, y ayudó muchísimo el padre O’Farrill, todos ellos, todos ellos ayudaron, ahí y o sea, y maestros, yo te digo a ti, empezaron, por los colegios y entonces fue una cosa que fue un movimiento. En el Yacht Club estaba gente. Lourdes Romero iba allá iba y sacaba gente, entonces empezamos así a sacar y fue creciendo la operación, fueron miles de miles de miles… JE: 14.000 niños. AO: Eran, te mandaban quinientos papeles. Y te decían: “Esto. Oye, por favor, consígueme quinientos papeles.” Y se traían. Y aquí se ponía una cosa que decía “sí” o “no.” Y los pasaportes, lo mismo, que estaban vencidos, casi todos nosotros vinimos pa’ acá con nuestros pasaportes antiguos, como te digo, tú llegabas al aeropuerto aquí y lo ponían, entonces después lo volvían entonces a mandar para Cuba, ya esa parte estuvo involucrada por completo la Albertina O’Farrill 58 March 29, 2008 and April 4, 2008 embajada americana, ahora, lo hacía no, no por ellos [se ríe] lo hacía por nosotros que estaba yo salvando, yo no estaba salvando americanos, estaba salvando a cubanos. JE: Cuéntenos ahora del arresto. ¿Cómo se produce su arresto? AO: Bueno, yo, parece, desde que, desde que, desde el Ministerio, como yo te conté, ya yo tenía, me tenían puesto el ojo a mí porque, primero que nada, por lo que representaba, la clase, a mí fue verdaderamente contra mi clase. O sea, ellos, para ellos yo representaba una clase tabú. Contraria a todas las cosas de ellos: católica apostólica y romana, o sea, yo no era de las que te decía, respetaba a cada uno su pensamiento, pero yo era de las católicas, ya te digo a ti que creía en todo las cosas de la religión católica, o sea, yo, tenían mil cosas en contra mía, yo era una persona que le fui sospechosa desde el primer momento. Ahora, no me podían, como no me habían cogido en hacer nada… tampoco me podían coger. JE: Claro. AO: Pero cuando cae la causa nuestra, ahí es donde se forma, porque tenían, a Mongo le cogen, la lista de todos los que trabajaban para ellos. JE: O sea, prenden primero a Mongo Grau y a Polita. AO: Exactamente. JE: Y cogen la documentación… AO: Donde, donde yo aparezco con cinco nombres diferentes: Fidelina, se traían de burla por mí por lo fiel que yo le era a mi marido, porque como yo te estoy diciendo, yo hablaba con todo el mundo y mucha conversación, pero nunca jamás en mi vida para mí existía más hombre que mi marido. JE: Claro. Albertina O’Farrill 59 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: El, el, el ridículo de mi vida. La Marquesa, porque él era el Marqués de Montoro, y yo era la Marquesa de Montoro. También tenía el nombre ese puesto. Y todos puestos, como te estoy diciendo, y así cada una de nosotras… JE: Antes de esto, de producirse el arresto, usted se había casado de nuevo ya, hecho el divorcio se casa con… AO: No, no, no, ya yo estaba casada con Cucú, cuando el arresto mio, a todas estas ya yo estoy casada… JE: Ya estaba casada… AO: Ya yo estoy casada con Cucú. JE: ¿Cómo es aquello, porque ustedes habían sido más o menos noviecitos? AO: Fuimos noviecitos como te dije a ti, de jovenes. Y cuando Andrés Vargas Gómez, que se, se casa con María, va a preparar, que lo mandan, van primeramente va él, va Chichi del Valle, va un mundo de, de muchachos jóvenes de aquí… JE: Se infiltran en Cuba. AO: En Cuba. JE: Para atrapar. AO: Para, para preparar la invasión. Como toda esta gente ya la habían preparado para, para la invasión, pues nosotros estábamos ya un poco alertas a lo que iba a suceder y todo el tiempo se les pedía que por favor, que no nos mandaran más gente, que teníamos en la montaña gente que teníamos que ir sacando, que eran esos, que te decía, que sacábamos que saqué pa’ la embajada y que la gente que no había aire acondicionado. JE: Sí. AO: Bueno, pues entonces viene, viene el, la unión. Albertina O’Farrill 60 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, son Briguier, es decir Cucú, se infiltra en Cuba con Andrés Vargas… AO: No [niega con la cabeza]. JE: ¿No? AO: Cucú conoce a Andrés porque Cucú es revolucionario. AO: Y nuestras discusiones eran casualmente por eso. Y yo, era batistiana, como te estoy diciendo, machadista, todo. Él, él también porque era primo de Machado, su madre—bueno, lo que fuera. Y con su padre tenía, tenía unas discusiones, porque ellos al principio eran de los tontos que creyeron en la revolución pero yo como te estoy diciendo nunca creí en la revolución, jamás, jamás, bueno, era algo más fuerte que yo. Ahora, como te estoy diciendo, de hacerle daño ni que mataran a nadie… JE: No, claro. Entones, ¿usted se reencuentra con…? AO: Entonces, cuando Andrés Vargas Gómez lo van a fusilar… JE: Sí. AO: Yo voy al juicio. Entonces él me tenían que hacer así [se señala la frente] con la cabeza—Ah, no, antes de eso yo salvo uno o un, un muchacho que trabajaba, que era eso que ¿cómo se llama? Que la Iglesia Católica, los que pertenecían, que… JE: ¿De la Juventud Católica? AO: No, no, ésa no era de la Juventud Católica. Eran ¿tú te acuerdas? Los que tocaban, lo que era el marido de Pilar Mora, chico, que tocan ¿cómo se llaman estos? JE: Órgano. Organista. AO: No, no, no. Chico, los que tocan que cuando hay un muerto se ponen a tocar, que eran que la religión católica no, no lo… eran. JE: A tocar, ¿qué, las campanas? Albertina O’Farrill 61 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: No. A tocar al muerto. Esto. Que, que era que el presidente de una cosa de esas era el tío de Cucú, el que… que fue el que hizo la bandera, ¿cómo se llama? Los centros esos son, no es Mormones. ¡Ay, Dios mío! JE: Después se acuerda, después se acuerda. AO: Entonces, cuando… JE: ¿Quién tenía que hacerle la seña a usted en el juicio? AO: El que lo iba a defender. El abogado. Y cuando me hace así en el juicio [se señala la frente] que es decirme que lo iban a fusilar, que después me dijeron que no lo iban a fusilar nunca, entonces, cuando me hace la seña, yo salí hecha un tiro da allí, fui a buscar a su madre, que era la nieta de Máximo Gómez para que fuera. Me fui a ver a Raúl Castro, le llevé una carta. Me fui a ver a Celia Sánchez, no la de Fidel, sino una Celia Sánchez que es pariente de Andrés que es, son de Camagüey [Camagüey, Cuba]. Cuando toda esta gente se empieza a movilizar, ¿tú sabes lo que me dicen después los comunistas cuando caigo presa? “Pero qué idiota fue usted. Nunca íbamos a fusilar a un nieto de Máximo Gómez. Y usted dio tanta carrera y tanta bobería.” Y entonces, cuando se, se despiden que creen que van a fusilar a Rafael, digo… JE: A Andrés. AO: A Andrés. Cuando creen que van a fusilar a Andrés viene su madre a mi casa y me dice. Porque el otro hijo estaba con la revolución, el otro hermano de Andrés. Cuando llegan a mi casa, yo fui—Y ya había salvado a este señor que te digo a ti, que es, se me olvida el nombre… Ay, el hombre me hace así [se señala la frente], que lo van a fusilar. Lo piden, era de muerte. Por él y por un grupo que estaba ahí. Entonces yo salgo hecha un tiro a entregar las cartas a todas partes, y cuando estoy en mi casa llega una persona y me dice: “Albertina, tú estás en la lista negra de los comunistas.” Y digo yo: “¿Por qué?” Y dicen: “Porque, ¿tú no ves que tú estás Albertina O’Farrill 62 March 29, 2008 and April 4, 2008 metida en cuanta cosa hay que sea para defender a esta gente?” Pero yo digo: “Eso lo he hecho yo siempre, eso, eso no es delito.” Y entonces al venir Cucú estaba preso ya. Porque él había caído con la trujillista. Cae Andrés y le dice: “Yo le debo la vida a varias personas, pero entre ellas a una persona,” pero no decía mi nombre. Y entonces, Cucú era muy inteligente, le dice: “¿Y quién es esa persona?” Dice: “No, no es ella, la prima, la que es muy amiga mía.” Era María Teresa. Y entonces Cucú cuando oye aquello dice: “Este es.” Cuando él sale viene a verme, a decirme: “Mira, Albertina, está pasando esto. A Andrés Vargas Gómez lo iban a fusilar.” No lo fusilaron. JE: O sea, ahí usted se re-encuentra con… AO: Yo me re-encuentro. Entonces, cuando a él le dan la libertad, porque Cucú estaba preso, lo sueltan, Cucú viene a cas y me dice: “Te traigo un recado de Andrés.” Entonces yo me voy y le digo: “No, mira.” Yo no lo quería ver porque como para mí siempre, como había sido mi novio, y yo era tan religiosa y yo no me quería volver a casar, pues no quería caer en tentación. JE: Claro. AO: Así que decía, “No, no, yo no lo quiero ver.” Y efectivamente, me voy para la embajada de España y el embajador de España me dice—el embajador no, porque ya se había ido con Juan Pablo, estaba de encargado uno que era muy simpático, no me puedo acordar el nombre, y me dice: “Albertina, ¿tú no sabes una cosa?” Y yo digo: “¿Qué cosa, hijo?” “Que van a fusilar a Andrés” Pero, ¿que lo van a fusilar? Bueno, el vino clandestino, pero pero eso no es una razón para, tampoco para fusilarlo, porque ni siquiera llegó a hacer lo que iban a hacer, usted sabe que, que, que volvieron, pero en fin. Entonces Cucú me dice: “Acompáñame a ver al Nuncio Apostólico porque están los presos en la cabaña sin sacerdote, están sin nada, entonces fui y lo llevé a Monseñor Zacchi que estaba, estaba acusado de que estaba con el gobierno—es que, la Albertina O’Farrill 63 March 29, 2008 and April 4, 2008 gente equivoca una cosa con la otra. El papel de la Iglesia en esos momentos es mediadora y ahora es diferente, pero acababa de subir el gobierno. Y no se podían poner, sino, al revés, había que tratar de que se quedaran sacerdotes y que hubiera gente que tratara de salvar a los que estaban en Cuba. Y allí es donde yo, él llega y empieza y cuando empieza a decir para casarme le digo que no. Pero aunque no, que no, que no, pero de esas cosas de la vida, que después… caí y me casé. JE: O sea, y a los diez meses de casarse es cuando la arrestan a usted. AO: A él y a mí. Y a él lo arrestan por no echarme para alante. JE: OK. Cuénteme ahora cómo fue el arresto. AO: El arresto. Nosotros estábamos, nos acabábamos, nos acabábamos de casar y él tenía gente de él que habían estado que él quería, inclusive tenía una prima que trabajaba que era maestra y que esa gente usted sabe que después se afiliaron al gobierno. La situación era verdaderamente muy difícil. Él me dice a mí: “Albertina, vamos a ir, tú me acompañas,” acompañaba a todo el mundo a todo lo que fuera ir a ayudar a alguien, como te explicaba. Cuando él me dice: “Vamos a ir porque no hay sacerdotes y entonces el padre [Miguel] Loredo, que es cuando el padre Loredo va para allá, se va a, a ayudar para que vayan sacerdotes, porque ¡si usted viera como el padre Loredo se portó con nosotros y con esos presos. Y ahora veo que ahora llevan a toda esa gente a Cuba a—deberían de de de darle a una posición es al padre Loredo, tú no sabes la labor que ese muchacho hizo en las cárceles. ¡Muchacho entonces! JE: Sí. AO: Que ahora no, de, eso era, había sido ¡novio! de jovencito de mi prima. JE: Bueno, pero ¿qué pasa con el arresto? Ustedes estaban reunidos en una casa… AO: En mi casa. Albertina O’Farrill 64 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿En su casa? AO: En mi casa, y entonces de buenas a primeras tocan la puerta y me dicen que era la Seguridad del Estado. No me dijeron Seguridad del Estado. Me dijeron que era para un problema de una máquina, porque nosotros en ese momento habíamos vendido una máquina, qué sé yo qué… pa’ otra cosa. Y cuando yo, le, me dice, la frase de Cucú fue la siguiente: “Para mí la re-educación es la última carta de la baraja.” Le digo yo: “¿Cómo que tú me estás hablando de la re-educación?” Díceme: “Sí, la re-educación para mí…,” me dijo horrores de la reeducación. Aquello a mí se me quedó en la mente como tú no tienes una idea y cuando me dicen: “Bueno, vamos” y fuimos a ver el, como te estoy diciendo, a los sacerdotes, fuimos a donde quiera que había una persona que nos pudiera ayudar, nosotros fuimos. Monseñor Zacchi… JE: Sí. AO: …nos ayudó muchísimo, te digo. JE: Bueno, sí, es que usted hace justicia al decir. Ahora… AO: Ah, pero estaba acusado. JE: Sí. Ahora, le tocan en la puerta de la casa. AO: Tocan y dicen, ¿cómo se llamaba el DTI [Departamento Técnico de Investigación]? JE: El DTI, sí. AO: Que era el DTI. Y que Rafael, ¿y el DTI para qué? ¡Rafael! [chasquea negando] ¡Cucú! ¿Y el DTI pa’ qué nos va a, pa’ qué te va a bus—porque vino buscando a Cucú, no buscándome a mí, los muy atrevidos. Entonces cojo yo, abro mi puerta y entraron vestidos de… JE: De civil. AO: De civiles. Fueron a una mesita que yo tenía, que era donde tenía las cartas de cuando había entrado en, en, en tu tierra, el, ¿cómo se llama? El tío de Andrés, el… Albertina O’Farrill 65 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Máximo Gómez? AO: Máximo Gómez. De las tías, que habían sido las primeras maestras de Cuba, una, una partida de recuerdos que yo tenía, que eran de Rafael y de la familia de… JE: Sí, claro. AO: Digo, ¡de Rafael! [niega y suena las manos], de Cucú y que yo las tenía ahí guardadas porque eran unas cosas para el museo, para darle al museo, pero no para que estos bandoleros me la cogieran, y además que no tenían derecho porque mi madre y hermana estaba que… JE: Claro. AO: Con mi hermana, o sea, nos llevaban a, a Rafael y a mí, pero los demás no tenían ningún derecho. No, pues me sacaron todo eso con todas las cucharitas. JE: ¿Allí en aquel registro? AO: En aquel registro. JE: Se registra la casa… AO: Se metieron… la nevera. Yo tenía dos neveras, porque tenía una nevera que había traído de Portugal y otra que había tenido Alicia, y se metieron hasta en la nevera, me sacaron las cosas de la nevera, bueno, una cosa, un registro que duró como cuatro horas. Cuando nos montamos en la, en la máquina, todo pensando que íbamos pa’l DTI y que íbamos a dar explicaciones de la máquina, y explicaciones de, de, en fin, de vente cosas, entonces, cuando nos montamos en la máquina, ya Cucú se la llevó, yo no, yo todavía estaba en Belén con los pastores. Le digo: “Óyeme, chico, pero si que yo, yo no he hecho nada, para pa, pa, pa que esta gente me, me, nos estén llevando.” Y ya él se daba cuenta y entonces el, el que iba adelante le digo yo: “Óigame, ¿nos van a poner juntos a mi marido y a mí?” Y el tipo se rió, y largó una carcajada, como Albertina O’Farrill 66 March 29, 2008 and April 4, 2008 diciendo, esta estúpida, qué se creerá, pero entonces yo veo que iban para Villa Marista y ya allí yo digo, “Cucú, ya, esto no es el DTI sino es Villa Marista y es la parte política.” JE: Claro. AO: Ya enseguida me di cuenta. JE: OK, y entonces, a usted, por lo que leí… AO: Cuando llego, desde el primer momento que llego a Seguridad del Estado le da porque lo que querían era que yo acusara a los diplomáticos de que me habían ayudado y yo, “Yo no les puedo decir eso, porque no es verdad,” porque ayudarme, ellos tienen derecho al asilo, cuando ellos consideraban que no había razón para asilar a la gente no lo asilaban, o sea, que el delito mío era relativo, no era, no era, no era una causa grave, pero ahí es donde empezaron [se golpea las manos] me metieron en una celda sola, no nos dejaban ir al baño, entonces la, los hombres, que yo les gritaba: “¡Asesinos!” Yo les gritaba cuantas barbaridades a ti se te puede ocurrir era lo que yo le gritaba a aquella gente: “Asesinos, bandoleros, sinvergüenzas, ladrones,” y entonces, me sacaban para un interrogatorio, entonces se me plantaban aquellos hombres con los zapatos como los Nazi y se hacían así, se tocaban así, y me decían: “¿Qué hacía usted en la embajada de Suiza? El embajador suizo que fue testigo de su boda y que le mandó varias cajas de whisky, ¿qué era lo que usted hacía?” Y yo decía, “Pues eso mismo, a fumar y a tomar,” les decía yo: “A fumar y a tomar” y se daban el saquetazo y decían: “Llévensela pa’l cuarto oscuro.” Me metían en una celda oscura donde no había ni una gota de luz. Con un bando de locas que yo no sé de dónde las habían sacado, entre ellas una negrita que dicen que era una chivata y que yo tenía unos zapatos y se enamoró de mis zapatos. Eran de Ferragamo. Y entonces me dice la negrita: “Ay, chica. Dame tus sandalias.” Y yo cojo y le digo, le di las sandalias. Y después al día siguiente. ¡Ah! Mi hermana me llevó unas batas de, de raso, de lo más elegantes, cuando vuelve Albertina O’Farrill 67 March 29, 2008 and April 4, 2008 otra vez, yo le digo: “Oye, Jolie, no me mandes esto aquí por tu madre, esto aquí, no, mándame, consígueme unas batitas bien mataperras y tráemelas. JE: Claro. AO: Me sacaban. Me metían. Me sacaban. Me metían. Que acusara a Polita. Que acusara a Nenita. Entonces ya era abiertamente preguntándome. Me decían: “Sí. La Gloria Álvarez Medina,” y digo yo, “Yo no conozco a ninguna Gloria Álvarez Medina,” era la de Caramés. Y entonces yo le decía: “Yo no conozco a ninguna Gloria Álvarez Medina.” Y me dice el director de, de allí: “¿Y esta?” Por cierto, un hombre muy inteligente, déjame decirte, que después lo cogieron preso, se llamaba—porque dicen que se sacó joyas de casa de los Grau, en fin, uno, esos historiales de ellos, que ya tú conoces, que ya no te los tengo que contar porque ya esos tú los conoces. Y está el de horrible. Entonces, no hacían nada más que—por la mañana, no me daban agua. Entonces te pasaban, te tiraban por la ventanita una, que le llamaban, una [se rasca la frente] cosa, con comida toda podrida y aquella comida era una cosa, que ver aquello era que ver aquello era no poderlo ver, entre tú y yo. Nos llevaban al baño y nos ponían a todo el mundo en cuero. ¡En el baño que era de los hombres! No, no nos metían a los hombres, pero eran baños que tú sabías, con unas chancletas, tú ibas, que estaban todos orinados y todos llenos de las podredumbres más grandes que tú te podías imaginar. Bueno, ahí, yo me pasé qué sé yo qué cantidad de días sin poder ir al baño, porque era tal el terror, y no a mí, le pasaba a mucha gente, era tal el terror, aquella porquería y aquella suciedad… JE: Sí. AO: …que tú veías allí, que, que, que era más fuerte, era más fuerte que tú, era más fuerte que tú. Entonces, de ahí me dijeron, me tuvieron allí como desde marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre, cinco meses. Albertina O’Farrill 68 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿En Villa Marista? AO: En Villa Marista. En esa celda famosa. Entonces el día 19 de junio cae Nenita Caramés porque era la última. Ya nos habían cogido a casi todas. Y de las que quedaban, que iban a ver a los Grau, y yo misma, yo iba todo el tiempo a ver a los Grau. Cuando ya, cuando ya el 19 de junio cae Nenita Caramés, que era mi cumpleaños que a ella la tenían en la calle, porque nos dejaban en la calle para que tú yendo a los lugares fueran cogiendo a las demás gente. JE: Claro. Para seguirlas. AO: Pa’ seguirlas. Cuando yo veo que Nenita Caramés entra, la veo con unas chancletitas, toda escurridita y le digo: “Nenita, no hacen nada más que preguntarme por, Nenita, por Gloria Álvarez, ella era Gloria Álvarez, ella no era la Nenita Caramés. Entonces, bueno, me meten en una celda donde metieron una mano de locas pero, la última carta de la baraja. Tú ya no puedes imaginar, aquella gente la cosa que decían y que hacían, pero como te digo, cuando a ti te dicen a ti que ellos te respetaban si tú no te [señala con el índice]. Y ahí estuve yo—me sacan de ahí cuando yo le digo a la Nenita: “Oye, el tipo este no está nada más que empeñado” porque como Polita, Nenita era la comadre de Polita, digo yo, “Estos te estos te quieren coger a ti,” y enseguida me llegaron porque como te estoy diciendo yo me las llevaba a todas en el eso. Los horrores que nosotras pasamos en eso. Ya Pola llevaba tiempo, y Mongo también llevaba tiempo. Y la causa se dividió en dos partes: o sea, los Jefes y de la, de la segunda parte. Julián Calvo… JE: ¿Y cuándo es que le celebran el juicio a usted? AO: Aldo también, fuera de la ley, porque eso también, tienes que hacerlo enseguida. No sé. Estuvieron dos años en ingreso, que algo asqueroso, porque eran las caballerizas de… JE: ¿De Guanajay? Albertina O’Farrill 69 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: De Guanajay. Donde no había agua. Si tú te bañabas no podías tomar agua. Porque no tenías agua, vaya. Eran unas condiciones infrahumanas. Y allí estábamos. Allí estaban la Niña, del Escambray también. En fin, había una cantidad de gente que la niña del Escambray también era otra que estaba [se señala la frente] también pobrecita, ya tú sabes. JE: ¿Y cómo fue el juicio aquel, Albertina? AO: No, el juicio, a mí me tuvieron que sacar. Y yo me fajé en el juicio con todo el mundo, porque agarré un abaniquito para echarme fresco. ¡Pero era la presión de lo alta que la tenía! Y entonces cuando me empezaron a decirme que si yo había ayudado a Mongo Grau y había ayudado a Pola Grau, y empezaron a decirme, y cuando es le dije yo qué necesitaban ellos de mí cuando era el sobrino del presidente y la, y la sobrina del presidente. Ellos no necesitaban—Yo, para defenderlos a ellos trataba de tirar la cosa para el otro lado… JE: Claro, claro. AO: Pero inútil. Salí y cuando, cuando salí nos pidieron cuarenta, no, nos pidieron 30 años, entonces yo no firmé la sentencia. Nos llevaron un día, porque lo dividieron en dos partes. Ya había ido Polita, ya había ido Alberto y Bebita, la la lo los diferentes grupos. La segunda vez cuando nos vuelven otra vez a llevar, nos vuelven a llevar y nos sacan de allí otra vez y nos vuelven a llevar otra vez para Guanajay. Fuimos para Guanajay otra vez. Cuando llegué a Guanajay le digo a Esperanza: “Esperanza, yo no sé, yo no, yo no entiendo a esta gente.” Porque entonces nos reunieron, estábamos reunidos a todas las causas que había, estaban todos conectados con nosotros. Las causa de los 18.000 muertos, que estaban Esperanza Peña, que estaban Carmiña Trueba, que estaban toda otra gente, toda esa gente estaban unidas a la causa nuestra. JE: ¿Fueron…? Albertina O’Farrill 70 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Después todo, todo entonces. Ahí fui, nos fuimos para Guanajay. JE: ¿Y cómo la sentencian en definitiva? AO: En la en la segunda vez que fui, sí nos, nos tuvieron dos años como te estoy diciendo. Te ten, te tenían en un pabellón malísimo y molestísimo, que era ingreso, como te estoy diciendo. JE: Sí. AO: Después te traba, te trabajaban que yo no sé si eran buenos o malos, eran malísimos. El A, el B, el D, tenían los diferentes pabellones. Y entonces a mí me tuvieron allí, bueno, qué sé yo qué cantidad de tiempo, y después, nos sacaron. ¡Se llevaron a las muchachitas otra vez! Para la cabaña. Fíjate tú, mujeres a la cabaña. Y se llevaron a Pola con esa gente también. Y a nosotras nos seguían teniendo allí. Ahí estuvimos, no te, no te puedo decir pero fue bastante, no me acuerdo exactamente el tiempo, pero que era insufrible, nos despertaban… JE: ¿Pero esto era antes de condenarla ya? AO: Eso antes de, eso antes. Todavía no ha venido la condena. Todo esto es en el “trial” que lo llamaban, el “trial.” Entonces, cuando después vinieron las condenas, a mí nunca me pasaron mis condenas, yo nunca la firmé, que decían: “Hasta que tú no firmas tu condena no es posible.” Entonces yo digo, bueno, entonces yo no voy a firmar mi condena porque todo lo que han dicho, me paré y les dije que todo lo que habían dicho era una mentira, que nada de las cosas, que yo no era agente de la CIA, que yo el gobierno americano a mí no me pagaba un centavo, lo cual era verdad que, o sea, me defendí como fue. Y entonces me defendió un señor, Antolín del Cueto, que fue el que nos defendió. Cayó preso. Otro también que defendió la causa, también cayó preso. Aquello era que cada uno que cogía la causa nuestra caía preso y, y se iba. Volvimos para Guanajay. Y entonces al poco tiempo ya nos trasladaron y definitivamente nos tuvieron en Albertina O’Farrill 71 March 29, 2008 and April 4, 2008 Guanajay como, no te puedo decir cuánto, que era, celdas que eran para una persona, metían cuatro. Entonces, esas cuatro eran arriba una, abajo otra… JE: O sea, literas de cuatro. AO: Exacto. Y entonces sin, no tenías cortina. Lo primero que yo mandé a pedir: una cortina. Porque tenías allí el, el, olor, era de miedo, el ambiente, como te diciendo yo, y ahí estuvimos no te puedo decir cuándo hasta que nos sacaron ¡para Guanabacoa! JE: Para Gauanabacoa. AO: Entonces nos llevaron a Guanabacoa. En Guanabacoa fue horrible. Las ratas se nos paseaban por arriba. Y aquello era horrible. Había una muchacha, Agonia, la hermana de la, de que los cogieron a toda la familia presa, la que era novia de Boytiel, de Carmen Jiménez y aquello fue horrible porque los bichos nos paseaban todos por arriba y aquello era terrible y me decían Agonia, “Albertina sí hay una rata que tiene un rabo de este largo,” que nos paseaba así por arriba. Y yo, a los ratones y a las ratas es una cosa que tuve—hay gente que le tiene terror a la, a las… JE: Cucarachas. AO: ¡Ranas! No, y a las cucarachas un asco terrible. Y todos esos bichos se nos paseaban de arriba para abajo, de arriba para abajo. Entonces ahí cayó esta muchacha que era, era novia de uno que era revolucionario… Begin Tape 5 of 6 JE: OK, Guanajay, Guanabacoa, llega usted a conocer la sentencia, que es 20 años de prisión y 20 de prisión domiciliaria. AO: 40 años. JE: ¿Qué siente usted cuando le dijeron 40 años? Albertina O’Farrill 72 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Bueno, yo, estaba segura que no lo iba a cumplir. Bueno, no, los 40 años de prisión domiciliaria me los dan el día que me dan la libertad condicional. JE: Fue cuando dijeron… AO: Que fue cuando me dijeron que tenía 20 años más ese, ahí es donde viene la cosa. JE: Entonces usted… AO: Yo, yo debía haber cumplido en el año 2005. Y esto es en el, en el ’79 [1979], que yo sé que es cuando yo… JE: Imagínate. Entonces, llega en otras prisiones como América Libre, Nuevo Amanecer… AO: Nuevo amanecer, Guanabacoa, como te dije… JE: ¿Cómo era la vida, generalmente hablando? AO: La vida era espantosa en cualquiera de ellas. Porque si una prisión es mala para un hombre, suponte tú para una mujer lo que es. JE: Claro. AO: Teníamos la guarnición, que era la guarnición de los hombres, y cuando… JE: ¿Los carceleros eran hombres o mujeres? AO: Mujeres y hombres. Y te voy a decir una cosa, los hombres cuando les entraban a palos, porque a mí, yo estaba allí cuando daban las palizas, pero a mí personalmente no me tocaron, pero, porque como yo estaba tan enferma, ellos no se atrevían por si acaso yo me les moría allí, tenía la presión, como te estoy diciendo, por las nubes, pero cuando yo veía las golpeaduras que le daban [hace el gesto de dar un golpe], ¡por el seno! La guarnición de los hombres, a Mary Peña y a toda esa gente, era así [se señala el pecho] de, de cómo les pegaban, de cuanto hay, yo eso, lo veía como te estoy diciendo yo y me, me me, me sacaba de quicio, pero a mí golpes Albertina O’Farrill 73 March 29, 2008 and April 4, 2008 físicos no, lo que me decían que mi madre se estaba muriendo, que, que el mis hijos se estaban muriendo, que, que mis hijos estaban aquí cogidos presos, en fin, torturas mentales. JE: Torturas psicológicas. AO: Psicológicas. Pero que oye, hay veces tú prefieres lo otro. JE: Claro. AO: Después, un buen día, fueron saliendo. Y de las pocas que se quedaban dentro era yo. A Nenita a los 6 años le dieron la salida, le fueron dando salidas a las diferente gente. Mira, entonces, tuve una entrevista con un señor que fue que se llamaba Zorrilla. Que fue a verme, y entonces la directora de la… JE: ¿Este era un funcionario del gobierno? AO: ¡Sí! Era el jefe, de, de, de Orden Interior de nuevo, de Nuevo Amanecer que era la finca de… JE: De Sara... AO: De Sara del Hoyo. AO: Y ya va, que nos tenían puestos en, fuera, que era una cosa horrible, el frío que había allí, era donde se jugaban a los bolos, a [se tapa los ojos] ellos acabaron, golpeaduras, y de los tratamientos que nos dieron, entonces nos hacían ir a unos lugares que se llamaban los… que eran un hueco, donde tú tenías que ir al hueco, era algo, de que yo no te lo puedo explicar porque era una cosa tan dantesca que tú la oyes y no lo puedes creer, cargaban las cazuelas con la comida llena de, de bichos, y de animales y la pobre Polita siempre le metía mano, y era una cosa que, que cuando yo veía aquello me, me volvía loca, porque el plan que tenían era reventarnos. Albertina O’Farrill 74 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Me han contado que en esos lugares, aunque la comida que les servían era así como usted dice, con gorgojos, podrida, que sin embargo, usted, Polita y algunas de las demás siempre comían con todos sus modales,… AO: Ah, sí. Eso es verdad. JE: ¿Y por qué hacían eso? AO: Bueno, porque uno es como es. Desgraciadamente, nos ponían aquella, a, aquella, eran unas, unas cosas como de cuero, que son, tienen su nombre, que se las, te las tiraban por la cabeza y te los reventaban, porque las pusieron al lado, eso fue otra cosa, llevaron las presas que a unas nos pusieron, y se gritaban, había una que era, la que había sido, que se llamaba Kiss Me One, que había sido, la, la madre de ella había sido cocinera de Dansís y de mi padre, porque Dansís había sido el notario que trabajaba, el viejo, el… JE: Sí. AO: El pa, el padre de Félix. Que ca, que había estado. Pues es agente era la última carta, y a mí me daban una pena porque cuando nosotros salíamos allí metieron a Marta Fraile con las, con las comunes. A nos teníamos los pabellones así [pone las manos perpendiculares], entonces ellas se ponían a gritar al lado y cuando me, me había una que me pedía: “Dame Vanol, que tengo unos dolores que me muero.” Y yo voy a darle mi Vanol y se lo doy y me agarra la miliciana y me dice: “Dios te libre, no vuelvas a hacer eso.” Y yo digo: “Ay, pero como yo voy a oír una persona, pidiéndome que tiene un dolor y no se lo voy a dar.” Dice: “Bueno, eso ellas los mezclan con alcohol de reverbero y eso les da una clase de…” JE: ¿Una droga? Albertina O’Farrill 75 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Pero no, una subida que se subían por las paredes. Se ponían a gritarnos, pobrecitas, a diciéndonos, porque nos las pusieron para ponerlas en contra nuestra, déjame decirte,—que fue cuando empezó el trabajo obligatorio. Pero… JE: ¿Tuvo usted que hacer trabajo forzado? AO: No. Me, el trabajo obligatorio mío era ¿tú sabes dónde? En la, en la, limpiando el pabellón, que aquello era terrible, limpiar ese pabellón, pero al campo no me, no me llegaron a sacar. A Nenita sí la sacaron, sacaron un grupo al, afuera ¡ah!, porque entonces yo no, no aceptaba el plan de rehabilitación. JE: A usted la vinieron a hablar para que aceptara el plan de rehabilitación. AO: [Asiente con la cabeza] pero no. Pero al final… JE: Bueno, pero usted me contaba de aquel Zorrilla, ¿qué fue lo que le propuso el Zorrilla? AO: El Zorrilla, cuando él me dice, “Bueno, aquí ha venido, aquí vengo, porque la han, han pedido que usted salga,” por los años y porque yo no tenía mala conducta, yo, yo no tenía mala conducta en el presidio. “Pero mira, lo que pasa es lo siguiente, que el Yacht Club,” y por ahí empieza. Y entonces agarro yo y me dice, “Óigame lo que le voy a decir: Yo no soy doctor, no me llame más doctor, porque yo no soy doctor por usted y por su clase.” Entonces le dije yo: “Óigame lo que le voy a decir. La revolución ya lleva ocho años. Usted no es doctor por bruto. Porque en ocho años ya podía usted haber cogido especialización y de cuanto hay.” Bueno, siguió, entonces: “El Yacht Club.” Y digo yo: “Óigame lo que le voy a decir: “Que en el Yacht Club, los que han ido, los que han venido, las personas que eran socias del Yacht Club, eran todas personas decentes, y ustedes ahora no dejan entrar ni ir a nadie.” Pero es que mire, en el Club Atenas, a nosotros no íbamos, si no éramos socios. El hombre me miraba [aprieta los dientes] y entonces cuando ya se terminó la entrevista me puso que yo no estaba apta para ir a la Albertina O’Farrill 76 March 29, 2008 and April 4, 2008 calle. Y entonces la directora me llamó y me dijo: “Albertina, ¿por qué usted en lugar de haberse callado?” “Es que yo no podía, directora, me estaba diciendo cada cosa que era más fuerte que yo.” Yo tenía que
Object Description
Title | Interview with Albertina O’Farrill |
Interviewee | O’Farrill, Albertina |
Interviewer | Estorino, Julio, 1943- |
Videographer | Gastón, José |
Interview Date | 2008-03-29; 2008-04-04 |
Interview Location | Coral Gables (Fla.) |
Summary | Interview with Albertina O’Farrill, a Cuban ambassador’s wife who used her diplomatic connections to help Cubans flee the island after the Cuban Revolution of 1959. O’Farrill also worked with Mongo and Polita Grau to get unaccompanied children out of Cuba through what became known as Operation Pedro Pan. Her counterrevolutionary activities led to her arrest in 1965, and she was a political prisoner for 14 years. |
Note | Interviews took place on March 29 and April 4, 2008. |
Genre |
Video recordings Oral histories (document genres) |
Project Description | The Luis J. Botifoll Oral History Project is funded by the AMIGOS of the Cuban Heritage Collection. For more information, please visit http://www.library.miami.edu/chc/amigos/ohp/index.html. |
Publication Date | 2010-02 |
Publication Place | Coral Gables (Fla.) |
Physical Description | 6 streaming videos (28:13 min., 30:35 min., 29:43 min., 30:16 min., 31:30 min., 29:44 min.); 1 PDF, 101 pages |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | Luis J. Botifoll Oral History Project |
Collection No. | CHC5212 |
Rights | Copyright to this interview is held by the University of Miami. It may not be reproduced, retransmitted, published, distributed, or broadcast without the permission of the Cuban Heritage Collection. For information about obtaining copies or to request permission to publish any part of this interview, please contact the Cuban Heritage Collection at chc@miami.edu. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/InC/1.0/ |
Availability | Master DVCAM tapes are archived in the Cuban Heritage Collection (CHC). DVD copies are available for viewing in the CHC Reading Room. |
Object ID | chc5212000001 |
Interview No. | CHC5212.0001 |
Type | Moving Image |
Format | video/mp4; application/pdf |
Description
Title | Interview Outline and Transcript |
Object ID | chc5212000001 |
Digital ID | chc5212000001 |
Type | Text |
Format | application/pdf |
Full Text | Luis J. Botifoll Oral History Project Interview with Albertina O’Farrill Coral Gables, FL, March 29, 2008 and April 4, 2008 Interview 5212.0001 Interviewed by Julio Estorino Recorded by José Gastón Outlined by Julio Estorino and Brittney Bomnin Interview with Albertina O´Farrill, a Cuban ambassador´s wife who used her diplomatic connections to help Cubans flee the island after the Cuban Revolution of 1959. O´Farrill also worked with Mongo and Polita Grau to get unaccompanied children out of Cuba through what became known as Operation Pedro Pan. Her counterrevolutionary activities led to her arrest in 1965, and she was a political prisoner for 14 years. This interview forms part of the Luis J. Botifoll Oral History Project of the Cuban Heritage Collection, University of Miami Libraries. The Botifoll Project is supported by the AMIGOS of the Cuban Heritage Collection, and this interview was made possible with generous gift from Eugenio J. Cosculluela. For more information about the Luis J. Botifoll Oral History Project, please visit http://library.miami.edu/chc/amigos/botifoll/. This oral history expresses the views, memories and opinions of the interviewee. It does not represent the viewpoints of the University of Miami, its officers, agents, employees, or volunteers. The University of Miami makes no warranty as to the accuracy or completeness of any information contained in the interview and expressly disclaims any liability therefor. Copyright to this interview lies with the University of Miami. The interview recordings or transcript may not be reproduced, retransmitted, published, distributed, or broadcast without the permission of the Cuban Heritage Collection. For information about obtaining copies or to request permission to publish any part of this interview, please contact the Cuban Heritage Collection at chc@miami.edu. The following outline is written in Spanish, as the original interview was conducted. Albertina O’Farrill 2 March 29, 2008 and April 4, 2008 INTERVIEW OUTLINE Tape 1 - Nacimiento. Familia O’Farrill. - Anécdota de una experiencia en la cárcel. - Primeros estudios. - Vida de niña. Amistades. - Clubes en la Habana. - Carrera. Prima Miguelina. Tiempo en México. - Regreso a Cuba. - Interés en la vida política. Campaña de Carlos Saladrigas Zayas. - Las pepillas en México y su relación con Rafael Montoro. Tape 2 - Noviazgo y boda con Rafael Montoro. - Carlos Prío Socarrás. Tiempo como Secretaria Particular del Ministerio de Estado. - Misión medica en Europa. Fabiola. - Rafael y la carrera diplomática. - Tiempo en Portugal y la nobleza. - Deterioración del matrimonio con Rafael. Tape 3 - Regreso a Cuba. Separación de Rafael. Embajador de Holanda. - Vida en La Habana son sus hijas. - Sentimientos durante la situación de Batista. - Triunfa la revolución. Antecedentes de Fidel Castro. Albertina O’Farrill 3 March 29, 2008 and April 4, 2008 - Continúe trabajando en el ministerio. - Labor de ayudar a los perseguidos. - Situación económica. - Primeros años de la revolución. Divorcio de Rafael y salida de sus hijos a Holanda. Tape 4 - Participación en Pedro Pan y razones por cual participar. Contacto con la embajada en los estados unidos. - Arresto. Segundo matrimonio. - Tiempo en Villa Marista. Tape 5 - Sentencia de 40 años en prisión. Vida en prisión. - ¿Cuál prisión fue peor? ¿Cómo se llevaban en prisión? - Muerte de su madre. - Relación con los carceleros. - Salida de prisión después de 14 años en la cárcel. ¿Qué sentía en ese momento de salir? - ¿Cómo logra sobrevivir usted y su esposo? - Día de libración y la salida de Cuba. Tape 6 - Situación para salir hacia los Estados Unidos. - Llegada a los Estados Unidos. Encuentro con sus hijos en el aeropuerto. - Comience su vida en FL. Impresión de los Estados Unidos. - Separación del matrimonio. Deseo de vivir soltera. - Sentimientos de Cuba hoy. - ¿Cómo es que usted se convence a pesar que ha pasado todo eso? Albertina O’Farrill 4 March 29, 2008 and April 4, 2008 - Su vida actualmente. - Por su vida conoció el pasado de cuba. ¿Pudiera calificar aquella Cuba y los personajes del pasado? ¿Cómo lo describiría usted? - ¿Quién fue la persona que hizo mayor impacto en su vida? - Más sobre sus sentimientos sobre Cuba hoy. ¿Se pudiera recuperar esa alma de Cuba? - Revisa mental de otras personas que vivieron lo mismo que usted. ¿Por qué usted sigue pensando en Cuba? - ¿De dónde saco usted fuerza para resistir todo y pasar todo lo que ha pasado? - Revisando su vida, ¿cambiaría algo si tuviera la oportunidad? - ¿Cómo quisiera que usted se recordara? - ¿Qué le diría o dejaría a su pueblo en este momento? Albertina O’Farrill 5 March 29, 2008 and April 4, 2008 INTERVIEW TRANSCRIPT Start of interview Julio Estorino (JE): Quisiera encontrarme yo donde se pierde usted, imagínese la cosa. Bueno, Albertina O’Farrill vamos a comenzar por el principio. ¿Dónde y cuándo nace Albertina O’Farrill? Albertina O’Farrill (AO): Nazco el 19 de junio de 1921. JE: ¿En dónde, en La Habana [Havana, Cuba]? AO: En la Habana [Havana, Cuba]. Fui bautizada en la Iglesia de Tapaste [Tapaste, Cuba] porque mis abuelos eran el último ingenio que pose--que poseyeron los O’Farrill, estaba en Tapaste, y bueno, cogía toda esa parte de ahí, que eran cachimbos de ingenio, imagínate tú, en aquella época. JE: Cuénteme un poco de su familia, su padre, sus abuelos… AO: Mis padres. Mi padre era abogado y notario. JE: ¿Cómo se llamaba? AO: Alberto O’Farrill y Álvarez. AO: Sí. Él fue el que hizo la junta de jubilación, la defendió durante la época de [Gerardo] Machado, durante una época que hubo en Cuba, le, le quisieron coger todo el dinero de los jubilados, yo no sé si tú te acordarás de eso. JE: He leído un poquito sobre eso. AO: Bueno, y él fue de las personas que no solamente defendió sino que gracias a él se salvó la jubilación para los abogados y para los notarios. Mi madre era Martina de la Campa que se dedicaba a su casa, hija de Miguel de la Campa y hermana de Miguel Ángel de la Campa, que es por eso la unión y el cariño y se criaron como hermanos mi padre y mi tío Miguel Ángel. Tuve una infancia muy feliz. Fui una niña normal. Me eduqué en varios colegios. Comencé frente a mi Albertina O’Farrill 6 March 29, 2008 and April 4, 2008 casa de, del kindergarten, en una academia que se llamaba la academia Estable, que íbamos un grupo de niñas de la -- del barrio y que la señora era una mujer muy inteligente, que se llamaba Cachita, no me puedo acordar ahora del apellido y el hijo de ella estaba loco, que fue el primero que empezó a tocar el teremí en Cuba. JE: ¿A tocar qué? AO: El teremí, que era un aparato que tú lo tocabas por -- ¿Tú sabes de quién ella es mujer, la Estelita Pascual, el marido de ella, tú sabes quién es, que es un político? JE: ¿Quién? AO: No me puedo acordar ahora, chico. JE: Bueno, ya nos acordaremos por el camino, pero entre las cosa que yo leí, Albertina, creo que también en su familia por parte de los O’Farrill, el de los O’Farrill, había como cierta sangre noble, aristocrática. AO: No, no. Aristocrática no. Éramos reyes de Irlanda. JE: ¿Ah, sí? AO: Pero eso está en el libro de… y ese, esa, se tomaron de la India, de los archivos de la India. Eran reyes de Irlanda. Y en el año 1002, yo no sé si en el libro está, está todo. En el año 1002, y si no yo lo tengo por ahí. En el año 1002 ellos eran muy católicos y eran reyes de Irlanda. JE: ¿Los O’Farrill? AO: Salieron huyendo de Irlanda y fueron pa’ España. Y en España -- todos los O’Farrill que hay en el mundo son parientes. Y entonces, el último poseedor del mayorazgo, fue mi abuelo. O sea, el padre de mi padre, que era el que era el dueño, que escriben que la que la Catedral, la original, la habían vendido y no era verdad. Eso nunca se vendió. Él la donó, como donó los pisos de la Catedral, porque encontró que eso era muy rico para una persona natural, normal. Albertina O’Farrill 7 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Los mármoles de la Catedral de la Habana [Cathedral of Havana, Cuba]? AO: Sí, los mármoles de la Catedral de la Habana [Cathedral of Havana, Cuba]. El pueblo de - - el pueblo de Madruga [Madruga, Cuba] lo dio para sus esclavos. JE: ¿Ah, sí? AO: Hay una historia que te voy a contar, que esa no sé si la debo de contar o no. Cuando yo estaba presa llegaron un día y me dijeron: “Ay, aquí hay un O’Farrill, que es el jefe ahora del Orden del Interior.” Yo fui muy castigada en, en Seguridad del Estado. Nunca te puedo decir que me faltaron el respeto a mi moral ni a mi honra. Eso sí no lo hicieron nunca. Si te digo eso, no. Me torturaban con otro tipo de cosas, de que mi madre estaba presa, que yo era la culpable, que mis hijos, en fin, otro tipo de tortura que son ha veces peores que que te den un sopapo o que te hagan caso, ahora, a mí nunca me tocaron el, hay hubo muchas que dicen que se lo hicieron. A mí nunca me lo hicieron, nunca te puedo decir eso. JE: ¿Pero dijeron que allí había un O’Farrill? AO: No. Ahora te voy a contar. Entonces me dijeron: “Hay un señor O’Farrill, que es ahora el jefe de Orden Interior.” Entonces cuando llegaba el jefe del Orden Interior tú te tenías que cuadrar frente a la, a la, a la cama. Yo era de las pocas que me habían autorizado, fíjate tú, no por privilegio, sino porque yo estaba con la presión arterial muy alta y entonces tenía un problema hepático me mandaban que me yo parara ahí… pero que después me podía acostar. Entonces él llegó y se asomó así y me dijeron: “Mire, aquí está su primo,” y empezaron con la burla y la guajaca, “Aquí está su primo, el que es el nuevo jefe de Orden del Interior, Fulano de Tal O’Farrill.” Yo me paré, lo miré, y dije: “Que yo sepa, yo no tengo nada de negra” y que yo sepa el señor lo que debe haber sido uno de los esclavos que los de mi abuelo, mi tío David y toda mi Albertina O’Farrill 8 March 29, 2008 and April 4, 2008 familia le daba el apellido y en todo en Cuba todo, todo, no era de mi familia, yo sé lo de mi familia, en fin, usted sabrá lo de la suya, no quería decir, esas personas eran… JE: Sí, descendiente de los esclavos. AO: De los esclavos originales. Entonces lo miré así. Ya yo estaba pasada, y me tenían que sacar por los años que tenía presa. Cuando salí me dijo la directora y dije, “Ay, directora, creo que metí la pata.” Bueno, se fue, yo me fui, todo el mundo lo sacaban a ver a su madre que estaba enferma. A mí no me sacaban… ¿Y tú sabes lo que mandó a hacer el hombre? Dijo que si yo llego a decir que soy prima de él, no me manda a salir. Mandó que me sacaran y que fuera a ver a mi madre. JE: … Ahí viene la… Ahora, vamos a seguir con su infancia, Albertina. Usted comienza a ir a la escuelita con la, con aquella señora Cachita. AO: Sí, que se llamaba. JE: ¿Pero ahora cómo sigue su infancia? AO: No, después de eso voy al Sagrado Corazón. Al Sagrado Corazón de Tejadillo [Havana, Cuba], donde es la cuarta generación de mi familia que está allí. O sea, la, la, el frente de mi padre estaba en la calle… del lado de los O’Reilly. Y el Sagrado Corazón era, le estoy hablando, el de Tejadillo. Ahí estuve hasta la cuarta clase. Y en la cuarta clase me vine para los Estados Unidos con mi padre y con mi madre a una escuela que se llamaba San Agustín, que está en la Florida, pero sucedió una cosa, que habíamos tantas cubanas y tantos latinos, porque había venezolanas, había de todo, que nos poníamos a hablar español y era fatal el problema del inglés, y entones yo misma le dije a mi madre, “Me estoy robando el dinero,” porque, sí, estoy aprendiendo inglés porque yo tenía una institutriz, pero ese inglés es una cosa especial: usted lo aprende y lo oye pero llegué a los Estados Unidos y nadie me entendía, porque hablaba un Albertina O’Farrill 9 March 29, 2008 and April 4, 2008 inglés, un British. Porque la inglesa mía me decía “No, but in England, no.” Y yo le decía “Bueno, in England no, but here, yes.” Sí, entonces de ahí me fui al Thevenet Hall [Thevenet Hall Montessori School], que estaba en New York, en Highland Mills, que era la casa del senador [Orville] Platt, que hizo la enmienda Platt [Platt Amendment] y cuántas cosas, entonces lo cogieron unas monjas inglesas que eran brillantes… era una mujer que tenía qué sé yo cuántos graduaciones y cuántas cosas, y entonces ahí hice todo mi high school y parte de college. De ahí regresé a Cuba, cuando llegué a Cuba, extrañaba tanto a mi patria, por eso te decía yo, yo estaba feliz y me sentía feliz en el colegio, pero al principio me sentía muy desgraciada porque no estaba acostumbrada a estar separada de mis padres, pero después como todas las cosas en la villa del Señor fui tratando, no, de consolarme, porque nunca la verdad, me consolé, pero en fin, de aceptarlo, de ver la parte buena en la vida, porque en todas cosas en la vida hay partes buenas y partes malas, ni todo es bueno ni todo es malo. JE: Ahora, Albertina, su familia era una familia acomodada, tenían medios… AO: Sí, sí. JE: ¿Cómo era la vida, era su vida, la vida de niña, las amistades…? AO: Mire, ahí mismo, sin irle más lejos, en el Sagrado Corazón [Sagrado Corazon de Tejadillo, Havana, Cuba]. Nosotros teníamos la parte, primero que nada, en mi casa, los criados mi madre los mantenía toda la vida, después fueron, trabajaron en el Ministerio del Estado. Después fueron…los criados españoles o negros o lo que fuera. Allí—cada uno en su lugar, tampoco le voy a decir que había—pero yo nunca tuve nada contra el negro, al revés, porque las hijas de Saturnino jugaban con nosotros. JE: ¿Quién era Saturnino? Albertina O’Farrill 10 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Saturnino era un chofer, que después fue chofer del Ministerio de Estado, y estuvo en el Ministerio de Estado hasta que se fue la Revolución y… que era otra negrita que estaba en mi casa, que mi madre también la, la crio como si fuera hija de ella, porque ese cuento que si en Cuba había, en Cuba había otro tipo de cosa, había una familiaridad de respeto, o sea, esos niños venían, jugaban con nosotros, o sea, el Sagrado Corazón, a la niñas pobres se les daba ropa, comida, y de cuanto hay, que les dábamos las ricas. El día, por ejemplo, de Nochebuena [Christmas Eve], se le hacía una canastilla que la hacíamos en la clase, se le daban para las niñas de—que eran niñas pobres. JE: ¿Ahora, esa vida de las amistades de usted, de los clubes de la Habana [Havana, Cuba], como se desenvolvía? AO: Bueno, mi club era el [Havana] Yacht Club. Mi padre había sido de los socios no le digo que fundador pero de los de los del principio, fue no sé si fundador pero fueron Víctor Mendoza y otros amigos de mi padre que eran como hermanos de él que fueron los que dirigían el colegio. El [Havana] Yacht Club como playa para mí era lo más maravilloso que existía, yo iba y he ido a todas las playas del mundo y siempre me acordaba del Yacht Club y como playa no era esa maravilla, pero bueno… JE: Pero era la que le gustaba a usted. AO: …pero a mí me gustaba porque ahí iban mis amigos, iban los pepillos, y como le digo yo a usted, se vivía una vida muy agradable, una vida social muy agradable y feliz para la juventud, tenían derecho los muchachos a traer a unas novias al club, así que fue una vida muy agradable, la verdad. JE: En aquella época ya, usted era una muchacha, una adolescente, ya empieza, se gradúa… AO: Sí, sí, no, no. Albertina O’Farrill 11 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Qué soñaba Albertina O’Farrill? ¿Qué quería hacer con su vida en aquella primera juventud? AO: Abogado. JE: ¿Abogado? AO: Tener el bufete de mi padre. Además me encantaban las leyes. JE: ¿Usted tuvo hermanos? AO: No, una hermana nada más, que era Georgina O’Farrill, que estaba casada con Pedro Mendieta, que era sobrino del presidente… JE: ¿De Carlos Mendieta? AO: …de Carlos Mendieta, que era también como si fuera su ahijado, que le voy a enseñar que ahí tengo una fotografía, no de Carlos Mendieta sino de la hija, de Carmita, que se casó con [Carlos] García Vélez. Pues la vida nuestra era muy agradable, la verdad. No, no, no le puedo decir que recuerdo nada desagradable… las cosas de joven como le digo yo, cuando me fui a México [Mexico], que estaba mi prima Miguelina [de la Campa], entonces…Ah, Miguelina fue un año al colegio conmigo, al Thevenet Hall [Montessori School]. JE: ¿Qué edad tenía usted cuando se fue para México? AO: Cuando yo me voy para México…Yo me gradué a los 18 años. Y le digo que hice todo eso sin saber, sin vaya, llegando ya más grande allá porque lo que tenía era la institutriz que había tenido en Cuba, pero había hecho mi high school, leía a Shakespeare, leía a todos lo grandes, leía hasta francés, porque en el colegio nos habían dado un poco de francés, o sea que teníamos una educación social, no una educación para trabajar, la verdad. Entonces, cuando yo me fui para Cuba, pues estuve allí pepillando, como lo que se decía en mi época, pepillando, íbamos a los club, otras veces iba al Biltmore [Sevilla-Biltmore Hotel, Havana, Cuba], que me gustaba, Albertina O’Farrill 12 March 29, 2008 and April 4, 2008 montaba caballo, porque me encantaba ir al picadero San Jorge, al picadero Miramar y era una vida muy agradable, en la playa nadábamos, en fin, era una vida muy sana. JE: O sea, entonces, su prima Miguelina está en México en un puesto diplomático. AO: Sí, porque su padre había sido embajador en México. Mi tío Miguel Ángel [de la Campa] era un hombre de carrera y ella estaba casada con Octavio [Averhoff y Sarra], el hijo de Octavio [Averhoff] el que era, que había sido de la Universidad de la Habana, y que en época de [Gerardo] Machado tenía la famosa Villa…, que era una maravilla… pues Miguelina se va para allá y entonces yo me fui para allá con ella. Y en México tuve unas experiencias interesantísimas. JE: ¿Usted fue simplemente a pasear o por algún, alguna…? AO: No, fui a estar con ellos por un mes y me quedé tres años, porque me gustó tanto México, y entonces ahí había una vida cultural muy grande. Tomé cursos de, de, de enfermería porque era cuando había comenzado la guerra [World War II], el 7 de agosto cuando comenzó la guerra. JE: Sí. AO: Y entonces había ido una cantidad de gente interesante a México, como nadie podía comprender. La vida allí la gente era muy agradable y es más, los mexicanos en general a los extranjeros no era como en Cuba, que en Cuba usted sabe que se recibía a todo el mundo con un cariño y un afecto…no, en México la vida era diferente. Bueno, pues a mí me recibieron con un cariño y con un amor…yo iba a los toros, en los toros me ponía a gritar, en fin, tengo muy buenos recuerdos. Y allí conozco un muchacho que se va para la guerra, que era francés, de los franceses libres. Me enamora pero mi prima me dice que no, que cómo yo me voy a ir a Londres [London, England], qué iba a hacer yo a Londres, que era… porque primero fueron para La Martinica [Martinique, France], y entonces después cuando lo mandaron a Londres… Albertina O’Farrill 13 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Sí, porque Francia ya estaba ocupada por los alemanes. AO: Claro, ya estaba, por eso yo te estoy diciendo, que a mí me ha tocado vivir todas las épocas, buenas y malas, las mías y las de los demás también, así que nadie puede contar cuentos cuando yo los oigo, y me, y digo, me quedo callada y digo, bueno, eso que están diciendo es una mentira, porque, ¿por qué decir una cosa que no es verdad, si con las verdades basta y sobra? JE: O sea, conoce a ese muchacho francés que va para la guerra… AO: Que va para la guerra pero por supuesto, nunca se llega a nada porque él se va para la guerra y entonces los amigos de él me empiezan a enamorar. No, yo no quería a ninguno. Sino quería casarme, e irme, pero, cosas… a los 18 años usted no sabe lo que quiere, es que yo, por eso cuando la gente que me dicen a mí, yo digo, no a los 18 años no se sabe, porque yo digo, gracias a Dios, bueno, no, gracias a Dios no, no voy a decir eso [she crosses herself] no me quedé porque hubiera sido muy desgraciada, porque yo no podía haber vivido lejos de Cuba toda la vida. JE: Claro. AO: Y el afán mío era volver a Cuba, y volver a ver mis playas, buenas o malas, Varadero [Matanzas, Cuba] me fascinaba, nos íbamos, en fin, era un tipo de vida muy bueno. JE: Entonces usted pasa esos tres años en México… AO: Tres años. JE: Básicamente acompañando a su tío… AO: No, no, no ya la que estaba era la hija. Yo lo acompañé a él a Haití [Haiti], a Santo Domingo [Dominican Republic], en viajes, no de sí, pero, no viajes de quedarse, sino cuando hubo el problema entre Santo Domingo… JE: Misiones diplomáticas… Albertina O’Farrill 14 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Exactamente. Yo fui, yo viajé en el barco de [Rafael Leonidas] Trujillo, porque cuando fuimos para Santo Domingo, Trujillo, como mi tío había sido el mediador de que no hubiera habido problema entre Haití y ellos, nos dieron Sans Souci, que era una residencia preciosa, que después… JE: ¿En la República Dominicana? AO: En la República Dominicana. Cuando tocaron el Himno Nacional me puse a llorar. Parece que presentía lo que nos iba a suceder a nosotros. Todo el mundo [decía], “¿Niña, pero por qué tú estás llorando?” Digo yo, porque al oír el himno nacional y fuera de Cuba me había dado una tristeza y un dolor tan grande… y yo le digo, con toda la familia de Trujillo yo siempre estuve relacionada, porque él tenía una, una cosa, que la hija Flor de Oro había ido al colegio con esta niña Camacho siempre él se ocupaba de ella, pero entonces, cuando se peleaba, a los hombres, los mandaba a un puesto diplomático, y daba la casualidad que siempre me tocaron. Pimpín se casó con una americana que vivió en México, me tocó, y yo iba a montar a caballo, a Cuernavaca [Mexico], en fin, vivíamos una vida verdaderamente agradable, te digo. JE: ¿Cuándo regresa entonces usted a Cuba? AO: Ya yo regreso a Cuba en el año, tres años… JE: Sería en los cuarenta… AO: Sí, sí, sí, en el cuarenta y pico, antes de las elecciones de Cuba, porque en las elecciones de Cuba ya yo voy a las elecciones. JE: ¿Cuáles elecciones, en las que salió [Ramón] Grau San Martín? AO: Sí. Que salió, que se postularon Carlos Saladrigas y se postuló [Ramón] Grau San Martín. JE: ¿O sea, las del 44 [1944]? Albertina O’Farrill 15 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: En el 44 [1944]. Y por supuesto, yo hice política, no por Saladrigas sino por [Ramón Grau] San Martín. JE: ¿Y por qué hace política, qué la anima a meterse a política? ¿A esa edad, una mujer…? AO: Bueno, cuando yo tenía seis años, o siete años, fue la época de [Gerardo] Machado, y entonces, a la, al bufete de mi padre, venían la gente de Machado, porque en aquella época y venían la diferente gente. Y Honesta Ferrara, un día mamá se indigna porque me ve oyendo detrás de las mamparas, de esas mamparas que había en las casas viejas, oyendo la conversación. Y me dice, “Niña, ¿qué tu estás haciendo allí?” Y yo, “oyendo al Embajador Ferrara.” No era embajador, yo no sé. Tenía un puesto alto en el gobierno de Machado. Y entonces, él le dice a mi madre, “No la regañes, porque es raro, una niña a esa edad que eso le pueda interesar.” Ya desde entonces a mí me interesaba todo lo relacionado a la política, todo lo relacionado, y oír a Machado que para mí fue uno de los mejores presidentes que tuvo Cuba, que fue el más, el que hizo más cosas, porque nadie le puede quitar a Machado que hizo la Carretera Central, fue él, que el Capitolio que está ahí, lo hizo él. No se debía haber vuelto a postular, pero es que la gente que lo rodeó, pero es que tampoco en cuatro años usted puede terminar un trabajo. Sí, yo tenía una admiración por Machado fantástica. Pero la tenía también por [Carlos] Mendieta y la tenía también por [Mario García] Menocal porque me gustaba mucho oír de cada uno, siendo una bebita, como te estoy diciendo. JE: Claro. AO: Ahora, regreso yo y yo conozco a Carlos Saladrigas en México. Y entonces cuando voy a Cuba, viene su cuñada y me dice: “Oye, Carlos quiere que tú hagas política.” Y yo digo, “¿Yo? ¿Política? ¿Qué voy a meterme yo en política? Ni hablar del peluquín.” Y díceme, “Sí, te han nombrado vicepresidente del barrio, de un barrio…,” uno de esos barrios… Entonces todo el Albertina O’Farrill 16 March 29, 2008 and April 4, 2008 mundo se reía de pensar que yo en esos barrios y que me iba a poner con esnobismos y boberías. Llegué allí y me gané a todos los negros. Y a toda la gente, porque yo me ponía a la altura de ellos, con la edad que tenía, que no era normal, entre usted y yo. Porque a esa edad no era normal que estuviera... Las Pepillo me decían, “Pero Albertina, qué tú vas a hacer en ese lugar, pero Albertina, a ti qué te interesa.” Y yo digo, “No, a mí me gusta oír a todo el mundo y saber las cosas directamente de la boca de las personas, no lo que dice la gente.” Siempre esa fue en mi vida, mi eso. Lo mismo le iba al Palacio Real, que iba al barrio más pobre, y me interesaba tanto una vida como la otra. Nunca, te digo, a esa gente las admiraba y las…pero no, en su lugar ellos y yo en el mío, eso sí le digo. JE: Sí usted empieza a la vida activa política en esa campaña, haciendo campaña por Carlos… AO: Por Carlos Saladrigas. JE: Sin embargo después usted hace amistad… AO: Con los Grau. Es que los Grau eran amigos de mi padre, porque ellos vivían en la calle Jota, y yo vivía en la calle 17, y desde niña los conozco, en Cuba todo el mundo se conocía, y los niños iban y jugaban, y yo jugaba con Pola, con Mongo, con toda, con toda la familia. JE: ¿Y no quedó resentimiento entre los Grau y ustedes, porque usted había apoyado a Saladrigas? AO: No, yo era una niña entonces. No, no, no, no, no. Y cuando llegué allí, además, a mí ciertas cosas de Grau, lo admiraba en otro sentido, porque él tenía mucho que admirar, pero en otro sentido no, no me parecía que era leal, me parecía que era “Negra coge a tu blanca,” pero él no se buscó ninguna negra, entre usted y yo. “Den las casas.” Él cerró sus casas. Eso, entre tú y yo. Esa parte, no, no me gusta ni decirla. Pero había esa parte que yo no estaba de acuerdo con él. Pero sin embargo era un hombre que era una lumbrera. Fue un hombre que también hizo de Albertina O’Farrill 17 March 29, 2008 and April 4, 2008 Cuba, como cubano, hizo mucho por Cuba, siendo español, porque todos ellos nacieron españoles. JE: Todos nacieron españoles. AO: El mismo [José] Martí nació español. Yo era muy amiga de Tete Barces también. JE: Esa es la época ya en que usted, como usted dice, usted era una pepilla, una muchacha, pero ya… AO: Pero que, vaya, que a las otras pepillas amigas mías le interesaban otras cosas, y a mí me interesaba viajar, irme a Haití, irme a Santo Domingo, ver, tratar, y ver lo que sucedía en el mundo. JE: Esa es la época también en que usted, podemos decir, se enamora por primera vez cuando conoce a Rafael [Montoro], un poco porque… AO: Sí, cuando con todo esto, con todo esto que te estoy diciendo, todo flair y cosas de muchachos, que nunca tuve un gran interés en nadie, salíamos los que llamábamos las pepillas, teníamos…pero en esto yo rec—una de las veces cuando regreso de México, porque a todas estas, yo cada vez que podía me iba a México, me daba mi brinco pa’llá porque tenía, tenía muchísimos amigos y una vida muy, muy, muy agradable. Cuando regreso a Cuba tengo una fiesta de Luis de Posada, venía Rafael con Ofelita Menocal, bajando las escaleras, que después también resultamos Ofelita y yo, presas, muy amigas, pero en aquella época éramos unas enemigas [se ríe]. Ella bajaba con Rafael, que acababa… JE: Enemiga porque… AO: Ella era novia de Rafael. Pero novia un noviazgo rarísimo, porque Ofelia Brito era también una de esas suegras también terribles, entre usted y yo. Había sido mala con las ahijadas, a Ofelita y a Fausto los había educado esta, la…Carmen Menocal que yo la quería mucho, y que Albertina O’Farrill 18 March 29, 2008 and April 4, 2008 eran gente mayor que yo, pero que todas ellas se divertían muchísimo conmigo, íbamos a la playa, nos sentábamos ahí a conversar—era una vida. Entonces bajo yo las escaleras y él venía con…yo venía con…con Luis, ¿cómo es que se dedicaba la propaganda? Luis Soria. Veníamos Luis y yo bajando las escaleras, que era un santo, Luis ( __de Posada__ ???), y cuando bajo yo, veo a Rafael, que era guapísimo, y digo yo, “Ay”, y me dice, “Ese es mi primo.” Y hace así, me mete un empujón que me tira por la escalera, y entonces el otro me agarra porque yo me iba a caer, y Bebita Lasa (ph) que venía conmigo, venían ellas burlándose de mí, porque yo estaba diciendo que me iba a ir pa Europa, y que me iba a casar con Pablo, esas cosas de, de, de pepilla idiota. Y a los dos días, le digo a mi tío Miguel Ángel, yo me voy a San Juan Bosco y empiezo a pedirle a San Juan Bosco—ah, no, porque en el ínterin salió Cucú también. Antes de Cucú también lo conocí… JE: ¿Quién era Cucú? AO: El que después se casa conmigo. JE: Briguier. AO: Briguier. Te dije que entonces no funcionó el matrimonio, él se casó con una camagüeyana y no, él se casó antes que yo, yo siempre daban el palo ellos primero y después yo [se ríe]…yo era fiel en los pensamientos, pero bueno, ya, se casó, ya para mí ya, se acabó. Y entonces Cucú, una de las veces que de Cucú, después de esos tres años, una vez en el ínterin, porque no te puedo decir las fechas, eso es lo que no me acuerdo, me dice, le digo yo a mamá, “Ay mamá.” Y dice mamá: “A mí no me gusta este muchacho ( _______ ???). Le ha dicho a tu hermana Georgina que le gusta mucho pasear…” y, en fin, entonces, le digo: “Bueno, mamá, yo creo que si yo fuera a México, yo me olvidaría de Cucú.” Y me dice mamá, bueno, pues, pa’ México, y Albertina O’Farrill 19 March 29, 2008 and April 4, 2008 volví otra vez a México. Ya esta vez que te estoy hablando, ya todo esto había pasado porque esto fueron, tres años, dos años, un año. Entonces… JE: ¿Esto fue antes del encuentro en la escalera? AO: En la escalera. Todo esto es anterior a la escalera. Todavía, todavía Rafael Montoro estaba en París y yo sabía que existía, pero nunca lo había visto, la verdad. Ni sabía que salía con Ofelita tampoco, porque eso era otra cosa, que yo respetaba los novios de todo el mundo. Pero tenían un noviazgo muy raro porque Ofelia era la que, era la que lo escogía y como se traía un rollo con la familia terrible. Cuando hace así y me dan el empujón, a los dos días yo voy a San Juan Bosco y digo, “Ay, Dios mío, quítame de la cabeza a ese Cucú y todos esos desastres que yo tengo. Y búscame un hombre, pero un hombre que yo pueda hacer feliz y que sepa que voy a hacer un matrimonio para toda una vida.” Y yo empie-- ah, empiezo a manejar, porque no me dejaba manejar Mamá, usted sabe que en Cuba, cómo era la cosa, me regaló cuando llegaron mis quince años, dijo “¿Qué tú quieres, un reloj de brillantes o una maquina?” Y digo yo una máquina. Y dice “Bueno, quieres una máquina pero la máquina va a ser con chofer,” y digo “No. Quiero el reloj de brillantes, porque la, yo para tener chofer… así que qué voy a hacer yo con una máquina, si yo no la puedo manejar.” Pero fui aprendiendo a manejar. Ya estaba cogiendo mi, mi, aire, entonces… [Interview interrupted] A ti no te quiere para nada. Ella te llama y se ocupa de ti para mortificar a la nueva. Pero yo no, en ese sentido no… Begin Tape 2 of 6 JE: Bueno, Albertina, nos quedamos en la escalera, no hemos terminado el cuento de la escalera. AO: Ah, en la escalera. Me da, me da… Albertina O’Farrill 20 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Volviendo a la escalera. AO: Me dan el empujón. Entonces a los dos días, me voy a San Juan Bosco. JE: La empujan y es Rafael el que la… AO:... el que me recoge, y entonces dicen… [Interview interrupted] AO: Ciertas cosas quítemelas [se ríe] porque se las estoy diciendo a ustedes, pero no, no me las pongas pa’ la historia. JE: No, no, no. No se preocupe de eso. OK. Entonces. La empujan en la escalera y es a Rafael el que la… AO: El que me recoge abajo. JE: ¿Y entonces, qué la miró cómo? AO: Dicen que me miró. Yo no sé…yo lo miré y cuando me, me, le dije a Luis “Ay, qué hombre más guapo.” Ese fue el comentario que yo le hice y a los dos días, yo me pongo mis guantes, estoy manejando en la calle 27 y en la esquina vivía Montoro con la mujer, y aquí vivía mi tío Miguel Ángel, en los bajos, y en los altos mi prima María Teresa, casada con (_______). Claro, en aquella época todavía no se había casado con (_______). Y cuando yo voy y le digo: “María Teresa…” Ah, cuando yo sigo caminando, Miki (ph) la hija de María Teresa que era entonces una, una niñita, le dice, “Óiganme. Ahora sí creo que tía Albertina se nos casa.” Y le dicen las tías, “Bueno, pero ven acá niña, ¿con quién?, ¿qué tu has oído?,” y dice: “Se ha buscado un novio que le ha puesto los 10 mandamientos de la ley de Dios,” y le dice mi tía: “Pero niña, ¿qué mandamientos son esos?” Y dice: “…que no se pinte los ojos, que no se ponga escote, que no sea amiga de Fulana porque es mayor que ella…,” y ¿qué le contestó Albertina? Que lo pensaría. JE: ¿Pero eso era, Rafael? Albertina O’Farrill 21 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Rafael, no, a los pocos días de esto del, del empujón de la escalera, te estoy diciendo, y entonces yo pregunto que si es novio de Ofelita y me dicen “No, niña, qué va, esa es Ofelia (_______), que ahora le ha dado porque quiere que Rafael se case con la hija.” Pero él no es que se querían… se traían unos rollos, con las nueras y con las cuñadas, en fin, unas cosas muy, muy… muy raras. Y yo, lo primero que pregunté, si es que eran novios, si era que se iban a casar, y me dijeron no… nada, eran esos noviazgos que había en Cuba, un embullo fantástico y después se rompían los matrimonios… y entonces, bueno, nada, yo me venía de mi San Juan Bosco, diciendo, “Ay, Dios mío, búscame una persona, que yo lo que quiero es un matrimonio estable y tener hijos,” porque yo tenía delirio con los muchachos, yo decía, yo quería tener qué sé yo cuántos hijos, y cuando me estoy poniendo los guantes, veo que se para al lado mío una persona, era él, y yo venía con Esperancita su prima, y él dice, “Ay, ésta es ¿cómo me decía él? La europea. Le dice él a la prima. ¿Esta es la europea? y dice Esperancita: “No, niño, Albertina es cubana, ¿quién te dijo a ti que Albertina era europea?” Y dice “Chico, pero si tú la viste ayer,” y dijo, “Bueno, pero si es que yo la vi nada más que un minuto.” Nada más que ahí el momento que bajaba. Entonces, bueno, no sé qué es lo que habrán hablado, la cuestión es que ya me convida a una, a salir con él, y ahí empezó una…empezamos a salir, fuimos dos años novios, todavía no había terminado la carrera de medicina, pero a él lo que le gustaba era la diplomacia, y el padre quería que él fuera médico…bueno, pues, empezamos a salir—María Teresa daba clases con un pintor que fue el que me pintó a mí que se llamaba Hipólito Hidalgo de (_______) que yo le serví de modelo a todo el grupo, y a otro que se llamaba Maribona que también yo quería muchísimo, que también yo le servía de modelo. [Interview interrupted] Albertina O’Farrill 22 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Poniendo trabas para ir a los Estados Unidos. No hay dere—Oye, me dio un mítin que fue de película, te digo y en el canal cuatro la pusieron… JE: Bueno, Albertina, quedamos en ese noviazgo con Rafael, que estaba estudiando medicina… AO: Él estaba estudiando, le faltaban…un año, dos años pa’ acabar. JE: ¿Y terminó? AO: Terminó. JE: ¿Cómo fue la boda? AO: La boda fue en la, en la, ah, a todas estas decían que esperara para que él estuviera…le faltaba un examen todavía. JE: ¿Pa’ graduarse? AO: Pa’ graduarse. Bueno, pero él dijo, “No, la boda es para tal fecha.” Y yo dije: “Bueno, que sea pa’ tal fecha.” Fue en la Catedral de la Habana [Cathedral of The Virgin Mary of the Immaculate Conception, Havana, Cuba]. Entonces, me entró mi tío Miguel Ángel que fue el padrino, y él, fue la mamá, Elisa, que fue la madrina. Se hicieron mil invitaciones. Los amigos de ellos, los amigos nuestros, mi familia…pero no eran las bodas como son ahora… pero después lo que fue a mi casa, que yo te voy a enseñar, aquí tengo también en la fotografía. JE: No, no (_______). AO: Ah, perdón. Te voy a enseñar la fotografía. Que ahí tengo, que ahí, lo voy a buscar ahora, recuérdame. AO: Porque ahí vas a ver a (_______) Montalvo, a Enriquito Saladrigas, en fin, una cantidad de gente que tú conoces, que fueron testigos, una, una señora que no me acuerdo ahora el nombre. Fuimos a casa, tomamos las copas, entonces, nos íbamos a ir para Europa, pero la mamá no se podía quedar sola y el papá, no sé lo que pasó, pues fue que nos fuimos a Varadero de luna de Albertina O’Farrill 23 March 29, 2008 and April 4, 2008 miel, a casa de Lolita de la Torre, una tía de él que estaba casada con Miguel Coli (ph). Fuimos, pasamos la luna de miel allí muy felices, fuimos después a…que nos invitó Abril, que era muy amigo de papá, el abogado que era, el dueño – el padre de Gracielita Abril. Vinieron dos ciclones [se ríe] y tuvimos que irnos pa’ la Habana y regresé para la Habana, entonces estuve en la Habana dos años todavía sin… JE: ¿Dónde comienza su vida de matrimonio? AO: El que te estoy diciendo, en la calle 16. La casa se dividió en dos partes. La parte del frente eran… se re-fabricó, era una casa…16, entre quinta y séptima. Entonces yo me quedé con el frente que tenía una sala grande con mi comedor, que lo, que lo arreglamos. Con dos cuartos, uno que era el nuestro, un vestíbulo que hizo porque a él le encantaba, a toda mi familia le encantaba (_______) de lo mismo. La entrada que teníamos ahí, un cuarto chino, se re-fabricó y se hizo la entrada y entonces se hizo un cuarto para la primera niña, que fue Victoria y de ahí nos fuimos para la finca de Caridad López Zambrano, que era la Cumbre, que era preciosa, donde, donde estaba en Arroyo Arenas. Entonces nos quedamos ahí como… hasta que yo di a luz a mi hijo Rafaelito. Cuando di a luz… JE: ¿El segundo? AO: El segundo. Cuando di a luz a mi hijo Rafaelito me fui otra vez pa’ mi casa de 16 que yo la quería muchísimo y sobre todo, lo que tenía era mucho mueble antiguo, que existía, de uno, de que, de la, del arzobispado, que como te estoy diciendo, se había heredado, los hermanos de papá, porque mi abuelo se casó tres veces. Las tres veces, enviudó dos, se casó con mi abuela, que era la más joven, que era Trinidad Álvarez. Entonces allí también fui feliz. Tuve mis problemas, porque tenía a mi suegra… no, no viene al caso. JE: Problemas de familia, verdad. Albertina O’Farrill 24 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Problemas de familia. Pero nació mi hijo Rafaelito. Entonces da [Fulgencio] Batista el golpe. JE: Estamos en el ‘52 [1952] ya. AO: Sí. ¿Cuándo es que da Batista el golpe? JE: 10 de marzo del ‘52. AO: Bueno, ¿y por qué yo voy a Europa mandada por el gobierno de Batista? Es lo que yo no entiendo… JE: No, no se acuerda. ¿Usted va a Europa con su tío? AO: No, no, no. Yo ya voy casada con Rafael Montoro, chico. Primero vamos, porque todavía era la parte médica, todavía no estaba de diplomático. JE: No empezaba la carrera diplomática todavía. AO: No, no. Fuimos a un congreso que hubo, donde, porque él era entonces de… trabajó, porque en época de [Ramón] Grau [San Martín] le daban el puesto y se lo quitaban, que tampoco de eso me gusta hablar porque… JE: Ya, ya… AO: Ya tú me entiendes. JE: Viene después [Carlos] Prío [Socarrás]. AO: Prío. Muy amigo nuestro. No era tampoco la persona. Yo encontraba que era muy inteligente, muy demócrata, pero tampoco era el tipo de persona, yo te digo a ti, el ideal mío era otra cosa, pero no dejaba de reconocer sus mío era otra cosa, pero no dejaba de reconocer sus méritos. (______), muy amable, muy cariñosa y Antonio vivía en la casa de al lado, la casa que era, que era de los (_______), porque esa manzana entera era de los (_______). La casa 16 era la mía, que estaba aquí. Aquí en la esquina estaba Rafael, y aquí estaba. Entonces después se fueron Albertina O’Farrill 25 March 29, 2008 and April 4, 2008 vendiéndolas y fabricando para otros lados. Y ahí estuve. Fui feliz, muy feliz y él, viene el golpe de Batista y entonces yo quiero trabajar y me voy pa’l Ministerio de Estado de secretaria particular de mi tío Miguel Ángel. JE: O sea, Batista nombra a su tío Secretario de Estado. AO: Ministro de Estado. JE: Ministro de Estado y usted va con él de secretaria. AO: Al principio no. Al principio no. Al principio estaba su hijo. JE: ¿Estaba de acuerdo Rafael y la familia que usted trabajara o…? AO: Mira, te voy a decir, al principio no lo estaban, pero después estaban encantados. Y todo el mundo creyó que yo iba a ser un desastre de secretaria. Como te digo, la educación que yo tenía era educación de salón. JE: Sí. AO: …no de trabajo. Y cuando llegué al Ministerio de Estado tuve una situación difícil, porque todas las muchachas allí muy cariñosas, pero se creyeron que la sobrina del ministro de Estado iba allí a, a mirar las estrellas. Y el primer día cogí y dije [aplaude] mira, la correspondencia privada. Yo era secretaria particular. Y entonces la que estaba ahí, que era la Domínguez, que era un encanto de persona, que era pariente de Márquez Sterling. Cuando yo pedí mis cuestiones, que para qué yo quería, que ni me ocupara, y yo dije, no, si yo estoy aquí, yo tengo que leer y ver lo que sucede. Y agarré la correspondencia y empecé a verla, y agarré un lápiz y una libreta aquí y andaba yo, y yo estaba, que a los tres meses me había cogido el ministerio para mí. AO: Sí. Con mucho respeto, como te estoy diciendo, muy todo, como te estoy diciendo, pero yo “no, no, no. Aquí yo…Pa’ quedarme me quedo. Yo no soy botellera.” Yo no voy a venir aquí de botella. Y entré, lo primero que hice, le toqué la puerta al ministro, muy irrespetuosamente, y le Albertina O’Farrill 26 March 29, 2008 and April 4, 2008 dije, “Oye padrino, si me quieren aquí para que yo no haga nada, no. Yo vengo aquí a trabajar.” Y me dijo: “Claro que sí, Nené,” porque él me decía “Claro que sí, Nené.” “Bueno, empiece por darme la correspondencia.” Y empecé a coger mi correspondencia y empecé a ver todo y a llevarme bien con todo el mundo ahí. Porque a cada uno le dejaba su respeto, no trataba de irme de mi lugar, cuando se iba, por ejemplo el jefe de despacho, se quedaba mi tío Firo Nieto (ph), que es el que te digo a ti que ha hecho todos los trabajos, que vale la pena que el del conde de Santa Cruz, que tuvieras, no sé si tengo por ahí, te lo voy a buscar, que eso sí lo hizo muy bien el hombre este que se buscó, se buscó todos los papeles, porque él todo lo quería poner, él, él, más que nada, el que hizo en el libro, él es más que nada un historiador, de todo, toda la gente de Ecuador, que también hay, las historias de la fajazón, las historias mías cuando un día me fajé con el padre cuando estaba de presidente y se morían de la risa porque ellos me invitaron que yo fuera a Ecuador, pero no, esto es después, no te quiero saltar de una cosa pa’ otra. JE: Está en el ministerio… AO: Entro en el ministerio y estoy muy feliz y muy contenta en mi ministerio, pero en esto vienen y me dicen que le iban a ofrecer—, ah fuimos a Europa, pero mandados por el ministro del, de, ¿qué era entonces? Creo que era el cuñado de [Fulgencio] Batista… ¿Cómo se llamaba? JE: Fernández Miranda. AO: Fernández Miranda. JE: ¿El de deportes? AO: No, el otro el que se casó con una Saladrigas, yo no sé cómo era la cosa, que era Ministro de Salubridad. JE: Va entonces en una misión… Albertina O’Farrill 27 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: En una misión médica. Hurtado era el que estaba en, en Europa. Fuimos a un congreso médico. Entonces, a viajar por toda Europa. La pasamos maravillosamente bien. Conocimos a gente ahí, importantísima, interesantísima. Fuimos a una entrevista con el Papa Pío XII [The Venerable Pope Pius XII], que fue para mí unos de los papas más altos que yo he visto, y que tuvo una época muy difícil porque acababa de terminar la guerra [World War II]. JE: La guerra. AO: Y me quedé callada. Yo siempre he sido muy callada. Y Rafael me dijo, cuando tú te tienes que quitar el sombrero, él se, él te pone la cosa esta, fuimos con Oscar Rivero, Marta Sosa, Rafael y yo. Nos fuimos los cuatro… JE: ¿A reunirse con el papa? AO: Sí, que, imagínese, cuando llegamos ahí, sobrinos de los Ministros de Estado. Además, como te estoy diciendo, el otro hijo de, que era el padre de Rafael era de los—en época de—de Batista el fue de los, chico, de los que aconsejaba, de los… JE: ¿Del consejo de ministros? AO: No, eran del consejo de ministros no. Se llamaban… otro nombre. No me puedo acordar ahora. Ya tú te acordarás y ya me acordaré también. Bueno, la cuestión es que fuimos a Europa un viaje maravilloso. Fuimos a Roma [Rome, Italy], fuimos a… a Holanda [Holland, the Netherlands], fuimos a Bélgica [Belgium], y además, donde quiera que íbamos nos tocaba conocer gente que estaba relacionada con Cuba, que querían a Cuba y que ahí fue donde yo conocí a Fabiola. JE: La reina del… Albertina O’Farrill 28 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: De, que después se casa. Se casa. De soltera y eso es después la vida de casada. Y iba a irme de embajadora yo, ya, separada de Rafael a Bélgica, para llevar a los niños para que aprendieran francés. Pero bueno, vino el golpe y Dios decidió otra cosa. JE: OK. Bueno, o sea, regresan a Cuba entonces después de esa misión y es entonces cuando ya Rafael entra en… AO: En la carrera diplomática. Porque entonces vienen y le ofrecen el puesto de que íbamos a ir a Portugal [Portugal]. JE: De embajador en Portugal. AO: Ministro (_______) primero y después fue embajador. Pero fue Ministro Plenipotenciario. Y entonces yo estoy en el ministerio y cuando entran a decirme que le iban a ofrecer ese puesto a Rafael, yo dije, “No, pero él ni va a dejar su carrera ni va a dejar a su madre”— ¡Consultivo! JE: Ah, entonces era consultivo. AO: Oye, y entonces a él le digo yo, “Bueno, yo no voy a, no voy a, yo no, yo no quiero que él cambie su vida.” Ya me habían dicho por varios lados que nosotros lo que teníamos es que irnos de Cuba para que se deshiciera y pudiera él hacer lo que él quería. Y así mismo fue. Nos fuimos después de ministros a Portugal, cuando vienen y le ofrecen ya, después de haber regresado, tener a mi hijo Rafael, Teresa, me fui a, en ese viaje, cuando regreso de ese viaje… JE: El viaje de la misión médica. AO: De la misión médica, salgo en Roma en estado de Teresa mi hija y voy a Cuba, a dar a luz pa’ que naciera en Cuba y entonces cuando ya le ofrecen a él el puesto diplomático, que es cuando ya nos vamos, los tres, los tres niños, Teresa de días, meses y Rafaelito de dos años y María Victoria de tres años porque se llevaban dos años y me voy a Portugal y Portugal fue el amor de mi vida. Albertina O’Farrill 29 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Se fue usted, donde sea. AO: Sí, sí, sí. Me fui feliz y contenta. JE: Entusiasmada. AO: Muy entusiasmada. Me daba pena porque yo no quería que él hubiera dejado su carrera en esos momentos, pero a mí lo que me gustaba era la diplomacia.. Yo quería ser yo, haber sido diplomática, porque yo estudiaba por la libre, entonces cogía mis libros, pim, pum, pum, y me ponía a estudiar pero como le pasó a él con, con, con la parte diplomática, que era inclusive estudiando medicina él por la libre cogía todas las cosas de diplomacia, y fue, modestia aparte, de los mejores diplomáticos… mucho mejor que muchos de carrera, pero bueno, eso no, no me está bien decirlo, pero fue la verdad. Fue un gran diplomático y… JE: Y es allí en Portugal, Albertina, donde usted empieza a relacionarse con personajes de la realeza, de la casa real… AO: De todos, todos. Bueno. Los había conocido en viajes anteriores, y que habían ido a Cuba, acuérdate. JE: Sí. AO: Es más. Dos tías mías eran damas de la Reina Victoria. Como lo habrán leído en la entrevista, cuando fue que Luisa Pérez fue la que me llevó a mí a que yo fuera a la universidad, porque la condesa de (_______) había sido dama de la Reina Victoria y la, y la otra era la de esa de (_______) que era una Santos Guzmán y O’Farrill, prima de mi padre, casado con el conde de (_______) que fíjate tú que (_______) tenía los títulos que él tenía y sin embargo cogió el de Valdellanos porque era el que le gustaba, que es el de la mujer, que era Conchita Santos Guzmán. Y otra más que era monja. Y ahí es donde yo toda esta gente, al llegar, yo fui, le firmé Albertina O’Farrill 30 March 29, 2008 and April 4, 2008 al—No, ya yo había conocido a Don Juan y a la reina cuando estuvieron en Cuba, que ellos paraban en mi casa. JE: Don Juan era hijo de Alfonso XIII. AO: Sí, que es el que es… JE: Y era el pretendiente al… AO: Sí, al trono. Y en aquellos momentos decían que él no iba a ser. AO: Estaban en que si era, si no era, se traía, porque el mayor, en fin, tenía los problemas, se casó con una cubana que no… JE: Con Elvira. AO: Sí, con Elvira San Pedro. Y después se separaron y se casó con la Roquefort y entonces ya él no podía ser real— y entonces todo cae en Don Juan y además era sordomudo. Don Juan era el ¿cómo te explicaré?, el… JE: Sí, en la línea de sucesión. AO: Le correspondía como me dicen ahora. No, no, no digan boberías porque, aunque no sea, los dos muchachos que están ahora perdidos ingleses, hijos de la, de la señora que era muy bonita. JE: De la princesa Diana. AO: De la princesa Diana. Que también te digo, pobrecita, todo el mundo la quería mucho pero yo digo que tú tienes, nobleza obliga. Si tú… Primero que nada no hay derecho en la vida tú hacer de tu vida nada. Tú tienes derecho a comportarte bien y eso es lo que debes de hacer. Pero si todavía que tú te casas con una persona de la realeza, tratas de por lo menos hacer un buen papel. Entiéndeme. No, ponerte a, tú me pegas un tarro y yo te lo pego también. ¿Qué es eso, chico? No [se ríe]. Albertina O’Farrill 31 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, que entonces ya usted reanuda, los había conocido, al… AO: Los había conocido, los, los, los había conocido en Cuba. JE: ¿Y cómo era esa vida allí en Portugal, con todas estas…? AO: Era. Sí, te voy a decir. Era la vida más agradable que tú te podías imaginar porque todas las realezas del mundo en aquellos momentos estaban allí. Estaban el rey de Italia, Umberto, que había renunciado, que yo lo admiraba porque fue un hombre que él era el que le tocaba, entonces él pensó que el pueblo no lo quería y se retiró. Para mí se debía haber quedado, pero bueno, en fin, te digo lo que hizo. Él no debía haber dicho “me voy,” cuando tú tienes una cosa y tú no tienes nada mal hecho, sino cosas que te da el derecho el trono, pero bueno en fin, en eso no me meto porque eso cada uno tiene su… De cada uno, y tú no puedes hacer que la gente cambie y no puedes profundizar. JE: Estos personajes, Albertina, de la realeza, ¿habían sido destronados o el motivo (_______)? ¿Cómo fueron? AO: Lo habían perdido de sus buenas… todos. JE: ¿Cómo, cómo eran ellos? ¿Era gente que estaban amargadas por lo que habían perdido…? AO: Para nada. Eran una gente que tendrían, tenían una grandeza, tan grande que llegaban a mi casa y en lugar de entrar por la puerta principal muchos de ellos entraban por la cocina. Ese era Juanito [Juan Carlos I], el actual rey de España, yo lo llamo Juanito y entraba por la cocina para que Eva se robara un cigarro y le diera un cigarro escondido de los padres, y eran muchachos de 14 y de 15 años y yo te voy a decir a ti una cosa, yo no sé si debo decirlo, pero yo soy la primera que la, que los, que los presentó como el futuro rey de España. En España se tenían las discusiones, que si le tocaba, y si no le tocaba, y si le tocaba al otro, y [Francisco] Franco, como Albertina O’Farrill 32 March 29, 2008 and April 4, 2008 era natural, quería que fuera su hija, que la había casado con (_______), que tenía derecho, pero no tenía el mismo derecho, porque, porque eso es, es un problema. AO: Estaba la condesa de París. Que vendían leche. Y tú quisiera que tú vieras lo humilde que eran y lo encantadoras que eran todas ellas. Eran tan sencillas, tan naturales. No vivían amargados. Los archiduques de Austria, aquí te los voy a enseñar, lo tengo. Esos, hambre pasaban. Una gente que tenía una villa se los llevaron para allá. Y el criado mío Pierre, que era el primer, el primer criado mío de (_______), que ellos me lo recomendaron, había sido un héroe de la guerra española [Spanish Civil War]. Por eso es que yo te digo a ti que era tanta cantidad de tanta gente tan interesante, por todas las, por todas partes. Yo me sentía tan feliz porque me sentía viviendo lo que toda mi vida había soñado. Conociendo gente que las había conocido, pero las había conocido en, en, en, en otra época. JE: ¿A distancia? AO: Sí, a distancia. Y la gente como no… los condes de París los traté bastante. Los que yo traté con intimidad fueron a los condes de Barcelona que esos sí que venían de allá enviados, los archiduques de Austria, que nosotros los recogíamos para llevarlos al—porque los, el dueño de las aspirinas, los alemanes le pagaban unos conciertos a todo meter, pero ellos vivían con una humildad y con, y con, y con un señorío, es la palabra, que todo lo que te diga en el mundo es poco. Este, este criado que te digo a ti que yo tuve que se me enamoró de mi negra Eva y celebraron la fiesta en mi casa, y entonces mi negra me decía, “Señora Albertina, si yo escribo a Cuba y le digo que a mi fiesta vinieron los futuros reyes de España y vinieron tales y tales,” dicen, “Esta negra se ha vuelto loca.” Porque el alemán, el alemán se enamoró de la negra. JE: ¿De la criada? AO: Sí, pero era negra, negra, negra, negra [enfatiza con las manos]. No negra… Albertina O’Farrill 33 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Usted habla con mucho cariño de ella en el libro. AO: Sí, cómo no. Porque, bueno, mi hija la adoraba y entonces ella, ella le decía, la niña escribía: “Querida mami” cuando escribía de aquí. Eva, por encima de todo el mundo, la quería muchísimo, entonces ella se paraba, que era muy graciosa, cuando se fue, ella era la cocinera de casa. Yo me fui de ahí y mamá me dijo: “Yo quiero que tú te la lleves,” óyeme, se hizo una cocinera de Portugal, porque era la “piche” y la cocinera mía era una portuguesa borracha, pero era un cordon bleu, pero un cordon bleu de verdad, un titulito no, esta era un cordon bleu con sus libros y sus—borracha. Me botaba todos los pinches porque compraban vino para los esto y eran cinco, cinco, cinco, cinco, botellas cinco litros y Palmira empezaba a cocinar, y mientras más borracha estaba, más cocinaba. Pero, ¿qué tú te crees que hacía mi negrita? Se quedaba ahí para ver las cosas. Era la única que se llevaba con ella, porque todos los otros criados portugueses que estaban de pinches con ella decían, “No, no, no. Yo me voy. ¿Quién aguanta a Palmira? Se mete la bebida, el whisky, se mete la bebida de ellos, se come el pescado nuestro,” porque había que hacerles a ellos una comida especial para ellos. Y ya te digo yo, yo en Portugal fui tan feliz. Tenía mis problemas, como te estoy diciendo, como no existe. Sin problemas no existe nadie en la vida. JE: Claro. AO: Pero me sentía feliz con mi criado. Al principio me robaron que acabaron. Era, era, se traían un—eso sucede en todas partes. Se traían un (_______). Un mes el carbón cuando voy a ver, digo,” ¿Y esto qué es?” Esta cantidad de carbón que se ha gastado cuando se ponían dos nada más veces al día, el carbón… En fin, esa eran pequeñeces, pero que eran basuras, la verdad. No, no era nada. Yo me sentía muy feliz en Portugal. Albertina O’Farrill 34 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Ahora, es allí en Portugal, Albertina, y déjeme decirle algo que no dije al principio, no quiero, usted me contesta lo que usted crea que debe contestar, si… AO: Sí. JE: Si hay alguna pregunta que usted cree que usted no debe de contestar… AO: No, no, no, no. Te contesto todas de mi vida. JE: ¿Esta época en Portugal es cuando ya empieza a deteriorarse su matrimonio con Rafael? AO: No, se había deteriorado de Cuba antes. JE: De Cuba antes. AO: Sí, sí. Había, habíamos tenido… bueno, pequeños problemas te estoy diciendo. JE: Como tiene cualquier matrimonio. AO: Sí, como tiene cualquier matrimonio. Y siempre yo, siempre, siempre le decía, “No, yo lo que me quiero es ir, y quiero coger esto,” pero no, mentira, no, eran habladera, eran habladera de pico. No, en verdad yo nunca quise terminar mi matrimonio. El que lo terminó fue él. No él, ni siquiera. La madre. JE: Pero cuando van a Portugal ya las cosas se arreglan un poquito… AO: No, no, no. Se arregla mucho. Porque nosotros teníamos una pelea y después cuando hacíamos las paces, como cualquier matrimonio, aquí no pa—aquí no pasó nada. Ahí teníamos problemas, pero como te estoy diciendo, volvía, entonces él se iba a ver a mi tía (_______), y se iba a ver a fulana y venía mi hermana, y hablaba y siempre nos arreglábamos. Cuando es, definitivamente es ella. Cuando llegamos a Portugal, pero imagínate tú, ella era la mujer de un consultivo pero yo era la señora del embajador. JE: ¿Y quién es ella? Albertina O’Farrill 35 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Mi suegra. Porque va, ella se va pa’ Portugal. Cuando, cuando una de las razones porque nosotros nos fuimos a Portugal. Y dos, porque él estaba loco de irse para allá, pero era una de las razones. Yo, aunque me encantaba y era la vida que a mí me gustaba, yo no quería que él dejara su carrera de medicina, pa’ ir a hacer otra cosa. Y como los padres lo que querían, el padre quería que era él pero a su misma vez tampoco, no ayudaba, se (_______) con el yerno, en fin, muchos, muchos problemas no agradables, problemas familiares. Cuando yo llego a Portugal, cuál es la sorpresa de todo el mundo cuando mi suegra me dice: “Yo me quiero ir con ustedes a Portugal.” Y se va con nosotros, con Eva, va Alexis, ella y nosotros dos. Ya se fue y vino a la embajada. A los tres días de estar en la embajada se quiso ir para un hotel que había ahí cerca, que era donde paraba (_______) y otra gente que estaba, que trabajaban en la embajada, que eran honorarios. Ella se fue para el otro lado. Entonces ya, el problema, como te estoy diciendo, era entre ellos, pero yo no, nada de eso a mí me importaba. Hombre, me importaba en aquel momento, no te voy a decir que no me importaba, sí me importaba, lo creía un gran drama y no era nada, no era nada, porque verdaderamente no era nada. Y así estuvimos todo el tiempo, y entonces cuando él decide, cuando decide (_______) finales, en el ’56 [1956]. Nosotros estamos en Portugal cuatro años. Entonces yo te digo a ti, tenemos allí de visita a la mamá de, de, de Batista, la suegra, a Emelina, que me hizo el gran papel con los condes de Barcelona. Porque como ella era española, pues los quiso conocer y entonces ella padecía de una cosa… JE: Ella era la mamá de Marta Fernández. AO: De Marta Fernández. Emelina, que era un encanto de persona. Que todas las hijas se casan con los Saladrigas y se casan divinamente bien y ella que no te digo a ti que era lo que tenían las cubanas [se señala la frente] ella pobrecita, yo no te puedo decir que tenía una gran inteligencia, Albertina O’Farrill 36 March 29, 2008 and April 4, 2008 pero era una mujer de una discreción, que yo todo lo que te diga en el mundo es poco, como le pasaba a Alicia Rodríguez, tú quieres una mujer más discreta que Alicia Rodríguez, es lo que digo yo, que tú vieras que esa gente se superaba, y que tú ves ahora a toda esta gente, que tienen otros medios y tienen otra educación y que son otras, la última carta de la baraja, chico. JE: Sí. AO: Es una, oye, es una vergüenza, te lo digo sinceramente. Son… JE: OK. JE: Por la mañana… AO: Y eso que me he perdido muchos. Pero siempre te empieza desde los, desde los, los piratas. JE: ¿Todo? AO: Todo. Oye. Begin Tape 3 of 6 JE: Bueno. Estábamos ya en el proceso de que ya vienen la ruptura entre usted y Rafael. Él le plantea ya a usted el divorcio. AO: No, yo regreso a Cuba no, no divorciados ni nada, sino una separación y entonces, me voy para Cuba, y él se va, nombran para Portugal en calidad no de ministro plenipotenciario sino a la embajada que se nombra por él, por el, modestia aparte, por el gran papel que habíamos hecho allí. Allí tengo el gusto de conocer, que lo digo también en mi libro, uno de los hombres más inteligentes que yo he conocido en mi vida, que es el que se casó con la, con la, con la, que fue de embajador, que fue el que hizo todos los arreglos de Europa. ¿Cómo se llama, chico? JE: ¿Cubano? AO: No. Americano. Hijo único. JE: Ah, sí… Albertina O’Farrill 37 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: [Joseph E.] Davies, el embajador Davies. JE: Sí, sí. Usted lo menciona ahí. AO: Yo lo menciono, pero de lo más interesante fue la, la comida esa que estaba María Camargo, estaba Rosita (Sandillas?), todas las señoras de sociedad de Cuba que habían estado allá y todas las portuguesas, que fue muy agradable, muchas que hay muchas cosas que yo digo que están en el libro que tú las puedes coger y decirme a mí, y yo, si quieres, te lo repito. JE: Sí, sí. No, no bueno, estamos yendo, yo estoy dando precisamente ese paso, más o menos, pero que claro, hay muchos detalles que… AO: Que, que, que... JE: Claro. O sea, entonces, usted está en Cuba cuando a él lo nombran embajador en Holanda. AO: Exacto. Pero no estábamos divorciados, porque yo no le había dado el divorcio. Él… JE: Él se lo había pedido pero usted no se lo había dado. AO: Mira, fíjate tú, lo había pedido y lo había pedido al bufete de mi tío [Alberto Blanco] que era para que no se lo diera [se ríe]. Entre tú y yo. AO: Que estábamos en esas. Pero él se va para Holanda con su mamá, entonces ella va de primera, de primera [se ríe] nada más era el membrete, ¿oíste? Y yo me quedo en Cuba, pero como la señora del ministro, o sea, a él le vienen a dar el divorcio cuando triunfa la revolución. [Pause]. Porque como no estábamos divorciados. Estábamos separados. JE: ¿Cómo se sentía usted entonces usted en la Habana, con sus tres hijos, su esposo en Holanda… AO: Al principio. JE: …En esa situación de la familia suya? Albertina O’Farrill 38 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Te voy a decir, al principio yo no quería ningún amante. Me dio por encerrarme en mi casa, porque además él y yo éramos un matrimonio que estábamos siempre unidos. Ya en mi época que es lo que te digo yo, la gente, la mujer salía por su parte y el hombre salía por el suyo, en fin, pero nosotros éramos un matrimonio chapado a la antigua, que si yo iba a la peluquería, él me iba a buscar a la peluquería, que hay mujeres que eso les molesta, a mí me encantaba. Si iba de compras, él salía de compras conmigo y yo le decía, “Mira, ¿te gusta esto? ¿Te gusta lo otro?” Y era un gran compañero y un gran marido. Y ella trataba entonces de aparentar que me quería. Y, bueno, pues mira, hacía dos vestidos, uno pa’ Listita, su hija y otro para mí. Pero ya, como yo te estoy diciendo, había cierto… JE: Tirantez. AO: Tirantez, pero en fin, tirantez que como te estoy diciendo no… [se encoge de hombros]. JE: Sí, sí, claro. Bueno entonces, es en esta circunstancia, Albertina, en que triunfa la revolución. Usted es una mujer que desde el principio ya me contaba cómo lloraba cuando oía el Himno Nacional, usted sentía la cosa de Cuba. AO: [Exclamando] ¡Ah! JE: Tremendamente, y la representaba en Portugal con conciencia—Ahora, ¿cómo se sentía usted con la situación que había durante el tiempo de Batista? Ya cuando se pone la cosa tan mala que está en la sierra Fidel Castro, está la oposición en la Habana… AO: Oye, seguía ayudando a todo el mundo. AO: Con el consentimiento de mi tío Miguel Ángel, porque cuando me llamaban y me decían, en la última vez, yo no sé si yo lo cuento en el libro, hay una anécdota que es muy interesante. JE: ¿Cuál fue ese? AO: …que me llamó Jaime Caldevilla casualmente para decirme “Albertina,…” Albertina O’Farrill 39 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Jaime Caldevilla era agregado de la Embajada de España? AO: De España. Me llamó y me dijo, “Albertina, han cogido preso un muchacho cubano.” JE: ¿Esto es en tiempo de [Fulgencio] Batista? AO: Esto es, sí. En tiempo de Batista, por eso te estoy diciendo que, es lo que te estoy contando. Y entonces me dice, “¿Qué es lo que, que hago?” Y dígole yo, “Espérate un minuto.” Entro y digo, “Oye, Miguel Ángel, me acaban de llamar para decirme que este muchacho…” Que era un estudiante, que eran de los del, del directorio (_______). JE: Del directorio. AO: Pero no del directorio. Éste que yo te estoy diciendo era un, porque los del directorio al revés con nosotros siempre fueron muy amables. Éste era un muchacho, yo no me acuerdo ahora el nombre, la cuestión es que la madre me dice que el muchacho lo van a golpear y lo van a, a liquidar. Yo cojo y le digo—entro en el despacho, entro por la puerta… JE: ¿De su tía? AO: Sí. Entro en el despacho y digo, “Óyeme, me acaban de llamar de esto.” Digo yo, “Me acaba de llamar Jaime Caldevilla. Oye, Miguel Ángel, esta gente, lo que están haciendo, no… no debe ser.” Y entonces me dice: “Espérate un momento.” Llama y le dice: “Allí está esta persona.” No, no me acuerdo el nombre, me dijeron, entonces me dijeron el nombre, y entonces yo cogí y, y le dije— No, perdóname, yo llamo, le digo, “¿Puedo llamar?” Y dice él: “Sí, llama.” Y yo llamo: “Oiga, hágame el favor, que ustedes tienen ahí preso a Fulano de Tal, este muchacho es un estudiante, ¿cómo a un estudiante ustedes lo van a tener preso?” En fin, le disparo un… a todo meter al hombre. JE: ¿A la policía? Albertina O’Farrill 40 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: A la policía. Entonces me dice él— era la oficina yo todavía no sé, alguno de ellos, y a los cinco minutos “ran” (ph), suena el teléfono, y veo que lo llaman a él y dice: “Aquí acaba de llamar una persona en nombre suyo, para decir que esta persona…” y dice mi tío: “Sí, sí, bueno, ella…” Cuando este, el hombre terminó de hablar le dijo: “Es mi ahijada. Y como si fuera mi hija. Saquen a ese muchacho y déjenlo fuera.” A los dos días me entero que uno de las cosas que tenía en los planes que lo cogieron era porque cuando saliéramos del Ministerio de Defensa nos iba a meter una bomba a mi tío y a mí que no teníamos nada que ver con la política. JE: ¿Se arrepintió entonces de haberlo ayudado? AO: No, no. Lo que me arrepentí y me dio vergüenza del ser humano, que pudiera ser tan bajo. Porque nosotros no habíamos hecho absolutamente nada. Fue como cuando yo lo iba a ver a la embajada, que me decían los policías de abajo, en la embajada de, de Chile,—el… mexicano me llamó para decirme que cómo no lo había llevado allá… ¿Por qué me voy a asilar, si yo no he hecho nada malo? JE: Bueno. O sea, que entonces, pero llega ya un momento que cae el gobierno de Batista. Triunfa la revolución. AO: Triunfa la revolución. JE: ¿Qué siente usted en ese momento? AO: Destruida. Porque yo sí que es verdad que nunca fui fidelista. Eso sí te lo digo yo. JE: ¿Usted tenía algunos antecedentes de Fidel Castro, de…? AO: ¿Cómo no? El Bogotazo. JE: ¿Usted sabía de eso? Albertina O’Farrill 41 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Todo eso, yo lo sabía. Lo del cinecito, lo de la universidad, el Moncada, todo eso yo lo sabía, porque inclusive todas las personas que estaban en el Ministerio del Estado, en época de Guillermo Bell, en épocas de Grau y en épocas de eso, todas esas cosas se sabían, acuérdate. JE: Sí, usted estaba en los círculos que conocían aquellas cosas. AO: Todo eso, o sea que yo—Y a otros no les interesaba, y al revés la vergüenza que a mí me daba era que un Julio Lobo que estuvieran apoyando a Fidel Castro, era algo que no me entraba en la cabeza. Yo no te digo a ti que matarlo, pero el dejarlo—todas las barbaridades y el Niño Sami y todas las cosas, nunca estuve con eso. Y mucha gente inteligente y muy buena lo estuvo; y mucha gente de mucho dinero, creo, pero yo nunca, personalmente nunca pude ver a Fidel. JE: Pero su tío, su padrino, que era, usted lo quería tanto… AO: No, no, pa’ mí. Todavía lo quiero. Que está muerto pero para mí. JE: Claro. AO: Para mí fue mi padre. JE: Nada menos Ministro de Defensa. AO: De Defensa y… JE: Del gobierno que acaba de caer. AO: Que acaba de caer. JE: ¿Qué pasa entonces? AO: Me llaman del Ministerio de Defensa, el día que cae, el día que cae, el día que… se… por teléfono me llaman para la caída de [Carlos] Prío [Socarrás] me llamó, este…, Oscar Rivero “Sí, no, estate tranquila, porque quien dio el golpe…” Entonces se pensaba, pensaban que iba a ser Fidel. Me dijo, “No, estate tranquila, porque quien ha dado el golpe ha sido Fulgencio Batista.” Y yo sabía que Fulgencio Batista no iba a asesinar a las personas bien y que no estuvieran en Albertina O’Farrill 42 March 29, 2008 and April 4, 2008 nada, o sea, que me quedé tranquila, pero cuando esto, me llaman para decirme: “Han dado el golpe. Y se, y Fidel está en la montaña.” Todo el mundo se tiró para la calle y yo empecé a llorar como una loca en mi cuarto y entra Eva… Y me dice: “Señora, ¿por qué usted está llorando?” Digo yo: “Hija, que este hombre, mira, es que es un asesino, desgraciadamente, y es en manos de quien vamos a estar. Pero un asesino que no es él el asesino, que él manda a matar,” que para mí vale menos, porque todavía, el que va, usted va, o mata, o lo matan, pero él no, él era cobarde… Yo eso lo sabía. Y lo sabía por la misma gente que estaban con él. JE: Claro. AO: Yo te digo a ti, yo estaba al tanto de todo. Y nunca, nunca, nunca, nunca [niega con la cabeza] porque yo no veía en él nada positivo. Porque tú me ves y tú me dices: “No.” Pero sin embargo, con [Rafael Leonidas] Trujillo, yo estaba con Tru—en época de Trujillo con Trujillo. Trujillo era un asesino. No él, los que estaban a su alrededor. Pero siempre le producía bien. Trajo gente buena a su país. Trató de llevar a la gente bien que era lo que yo no le veía a Fidel Castro. JE: Ahora, en ese momento entonces pasa, cuando digo, su padrino y su tío es el Ministro de Defensa… AO: Es el Ministro de Estado y entonces me llamó. JE: ¿Qué…? AO: Espérate. Me llaman. Te estoy diciendo a ti. Él coge y se va. Cuando lo llaman y le dicen que se habían ido de, que, Batista se llevó a sus hombres, de él, que estaban, me supongo yo que estaban complicados, no te lo puedo decir eso. Yo sé que un grupo… JE: ¿Se fue con Batista? Albertina O’Farrill 43 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Se fue con Batista para, para Santo Domingo [Dominican Republic]. Pero mi tío no. Mi tío me llamó y le, y me dice “Pss (ph), vete p’al Ministerio.” Y yo me fui p’al Ministerio. No, me llaman del Ministerio y me dicen: “Oiga, venga pa’ acá a buscar a su tío” que era, o sea no es como que esto, que esto, que es como ha sido los anteriores cambios aquí, todo lo que te diga, menos en época de [Gerardo] Machado, usted sabe que se iba Prío… JE: Sí. AO:…y venía y no, y no, no, no había eso. Entonces, le digo yo: “Miguel Ángel.” La verdad como es, en Cuba a él siempre lo respetaron. O sea, estuviera quien estuviera, le quitaban el puesto al Ministro, de Embajador, pero no lo tocaban, físicamente, y cuando a mí me llaman y me dicen, “Albertina, ven para acá porque tu tío está aquí y te están mandando a buscar, ni se les ocurra venir, esto no es como ustedes se creen, esto es de otra forma.” Yo hago así [simula que está telefoneando] y cojo y lo llamo y viene para mi casa. “Oye, ven a recogerme.” Porque él siempre a mí me mandaba a recoger con los ayudantes de él. Digo, “Oye, ven a recogerme con Carbonell y con el otro. Llegan a casa, me llaman por teléfono y me dicen, “Ni se les ocurra ir al Ministerio. Porque ahí lo que hay es una cosa terrible…” JE: Claro. Es que ya estaba tomado por los rebeldes. AO: Sí. Pero ya usted verá cómo se portó conmigo el que me… que era uno, me, me conservó en el puesto de secretaria… nunca me lo pagaron, pero lo conservó, ¿cómo es que se llamaba, uno que era… pero que no era asesino, chico. ¿El Ministro de Defensa que pusieron después de Miguel Ángel mi tío? JE: De Defensa… no me acuerdo bien. AO: Pero era una persona, vaya… JE: Sí. Albertina O’Farrill 44 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Sí, como fue el primer gabinete de Fidel Castro. Que había personas… AO: Gente decente, claro. JE: Claro. AO: ¿Qué te estoy diciendo yo? Cuando a mí me llaman y me dicen, yo le digo, “Miguel Ángel, hay que llevarte a ti, tenemos que llevarte, hay que asilarte.” Y dice: “¿A mí por qué, si yo no he hecho nada?” Y digo: “No, mijito, pero tú has ocupado un puesto que desgraciadamente…” “No, no, Nené.” Nené lo metí a él, lo monté en la máquina y le dije, “Vamos a ver a Anita Sánchez Agramonte y a Emilio Edwards Bello. Cuando llegué allí estaban, Raúl Menocal ya estaba, todo el, completo todo, todo el mundo. Y me dijeron, “Albertina, ni se te ocurra que salgas de aquí. Tú lárgate y vete.” Y… mi hermana y Miguelina estaban esperándome en una máquina. Yo me fui sola en una máquina con él. Lo dejé allí y agarré y me fui. Y entonces iba todos los días, que no me dejaban subir, abajo, a verlo, que estaba arriba. JE: ¿En la Embajada de Chile era eso? AO: La Embajada de Chile. Que estaban… JE: Sí, que estaban ellos allí. Edwards Bello. AO: Todo, todo el mundo. Y que oye, se portó Edwards Bello, date cuenta que Edwards Bello no cobraba sueldo, él era, se casó con Anita y vivía y era el amor a Cuba que le tenía Emilio Edwards Bello y yo vi y miré pa’ arriba y le decía: “No, no, no. Espérate. Yo te vengo a buscar luego.” Y lo estuve, en fin, todo el tiempo engañando hasta que lo sacaron que lo sacó el marido de Julieta O’Farrill que era que estaba en el Ministerio, porque en el Ministerio había gente decente en aquella época. JE: Claro. AO: Como todas las cosas en la viña del Señor, pero yo nunca, nunca, nunca… Albertina O’Farrill 45 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Y entonces usted regresa a trabajar al Ministerio, se mantiene allí. ¿Le piden que se quede? AO: Me mantengo allí. Me piden, me piden, cuando yo voy—¿Cómo se llama, espérate? Cuando yo llego, digo: “Oye Miguel Ángel, me han mandado a decir que vuelva al Ministerio.” Claro, no como secretaria de él, a mí me iban a poner, me iban a dar un puesto dentro del, del—y entonces esta amiga mía que era la embajadora, yo te digo a ti, que había tenido escondidos a todos los muchachos, que era la mujer del embajador Bazán Pinto (_______). Me dice: “Albertina, ven para el Ministerio.” Y yo digo: “Espérate un minuto, yo voy primero a preguntarle a mi tío que es lo que él piensa.” Y mi tío me dice: “No, ya lo creo. Vete para allá. A mí me conviene que tu vayas para que tú me saques mis papeles, pa’ que no me vayan a hacer ninguna trampa.” Tanto que cuando decían que él había ordenado el bombardeo de no sé qué lugar, “Eso no esa verdad.” Él no te forma un caso ni se lo pasaron. Eso lo hacían cada militar ellos, él no tenía que ver. Era el Ministro, era una figura decorativa, para poder decir, y de paz, pero no mandó a bombardear a ninguna parte, mi tío no mandó a bombardear a ninguna parte y me fajé con todo el mundo y dije, porque yo veía lo que él firmaba, yo era la que le llevaba la firma, ¿cómo no iba a saber? Y ya te digo, ya a los tres meses y a los seis meses fueron y me dañaron, porque después de ese señor, que era una persona, vaya, yo te digo decente, de, de… JE: Sí, dentro de aquella cosa. AO: Sí, digo: “Mira, fíjate una cosa, yo te digo a ti que tú vas a quedar de secretaria particular,” el puesto de secretaria particular es a una persona de confianza. “Yo no puedo ser de confianza de ninguno de ustedes.” No nos vamos a engañar, como cuando el ruso me ofreció un trabajo. Yo misma le dije: “No, yo no puedo venir a la embajada rusa a nada.” Pero no, la vida social y para que usted nos conecte y para que querían comprar cosas y que ellos vendían cosas, mucho a mis amigos, con los diplomáticos, pero preferían vendérselo a los diplomáticos que… Albertina O’Farrill 46 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Claro. AO: Que perderlo, como tú comprenderás. JE: Claro. AO: Y yo dije: “No, no. Yo no acepto en ningún momento. Y… se va a la embajadora de Holanda, mira si yo sería, con Holanda, como estaba de embajador… trabajando de embajador estaba… yendo a la embajada de Holanda como embajadora. JE: O sea, entonces, bueno, ya, toma se… toma posesión el gobierno revolucionario, pasan esos tres meses, usted se va al… AO: Pero desde el primer momento, cada vez que yo iba a una embajada tú puedes estar seguro que yo iba para hablar en contra de Fidel Castro, eso sí te lo digo que lo que, que todos los criados estaban ahí y me decían: “Albertina, ustedes no se dan cuenta que esta gente está toda tomada y les están agarrando. Pero yo no digo, yo ni he matado a nadie ni digo nada malo. Ahora, cuando la embajadora, una, una española que llegó y—yo les ponía unas mesas a todo meter porque tenía muchísimas cosas maravillosas de toda mi vida y cuando entró en la mesa tenía presidiendo a la mesa a Teté Bances, la viuda de Martí y a Serafina Gómez y a todos, ya la revolución, ya, ya en la revolución y se para la de, de—¿Cómo es que se llamaba el español este?—Y me dice: “Pero qué candelabros, y qué mesa, y qué cubiertos” Y digo: “Óyeme. No se lo robamos a nadie. Esto es de mi familia. Así que lo siento mucho pero estás equivocado.” Porque dijo: “No en balde hubo una revolución. Porque mire el lujo.” Y digo yo: “Ni robado ni cogido a nadie. Heredado esto y esto y esto y esto y esto,” y le di una mano que después la pobre, me dijeron: “Bueno, Albertina, pero es que tú estás muy nerviosa. Bueno, tú le saliste al embajador como una fiera.” Y digo yo, “Porque me molestó el comentario de ella, en la forma que ella vino a hablar…” Albertina O’Farrill 47 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Claro. AO: Aquí nadie—por eso hay veces cuando a mí me dicen Fulano de tal robó y Mengano de tal robó y digo, “No lo creo,” porque como veo las reacciones de la gente de, date cuenta que esa señora era la embajadora de España. JE: Sí señor. AO: No embajadora, no tenía esa categoría. Ya Juan Pablo… se había fajado. JE: Sí. AO: A ese yo lo volaba. Yo lo volaba. JE: Ahora, Albertina, ¿cuándo empieza entonces la labor suya de, de buscarle asilo a los que estaban perseguidos? ¿Cómo empieza eso? AO: Oye, en el primer momento. JE: En el primer momento. AO: Como lo hacía, a la inversa te estoy explicando, cuando yo no estaba de acuerdo con la revolución. O sea, persona que estaba perseguida y venía a mí, yo no usaba una embajada para obviarlo, decía “Esta persona está perseguida.” Mira, Margarita Castillo, la hij—la sobrina de Justico, yo la metí en la Embajada de Holanda escondida un tiempo. Que eso, eso fue divino, porque le digo: “Niña, vamos a decir que tú eres novia de Monchi, el hijo de Polita,” porque si no… Después muchísimo logrado, éramos de chiquitos; chiquitos no, ellos eran hombres porque Pola me lleva a mí seis años, Mongo era el más, más de mi edad, pero de chiquitos jugábamos en la cuadra y éramos amigos todo el mundo, como era Cuba. JE: Claro. AO: Acababa de venir Grau de la guerra, mi hermana Jolie que la atendió el médico que la atendió aquí cuando iba a, en el ’33 [1933] Cuba era otra cosa, chico. Entonces le dije yo: Albertina O’Farrill 48 March 29, 2008 and April 4, 2008 “Chico, te tengo que dar una mala noticia.” Y díceme: “¿Cuál?” Digo yo: “Que esta gente no es la gente pasada. Esto es otra cosa completamente diferente.” Y entonces le digo yo—así que yo no te puedo decir que yo desde el primer momento empecé a cada uno a ayudarlo, todo el que estuviera buscando, no le preguntaba ni cómo tú piensas ni dejas de pensar. ¿Tienes problemas? Me iba a la embajada: “Fulano, fulano necesita asilo porque dice que lo van a fusilar o dice que tal cosa o lo que sea.” El embajador estudiaba los casos. Porque cuando ellos no creían conveniente… JE: Claro, claro. AO: … no te lo aceptaban, déjame decirte. Y eso sí, cuando uno fue a sacarme y lo que estaba era sacando otro, le dije: “No te pongas bravo pero a mí no vengas porque a mí me tienes que respetar porque yo no hago trampa. El día que yo haga trampa me faltan el respeto. Así que [niega con la cabeza]”. Entonces el embajador dijo: “Bueno, por las dudas vamos a sacarlos.” Me pasó como cuando cambiaron, cuando lo de—de, chico, que de, chico, la, la, cuando llegaron los muchachos de Playa Girón. JE: Sí. AO: Pues lo mismo que tú sabes que sacaron y cuando yo llamé al embajador suizo y le dije: “Mira, el problema de este señor que yo no sé si de verdad está o no está perseguido, pero él dice que lo está.” Me dijo: “En la, en la duda, Albertina, vamos a, vamos a mandarlo.” Pero yo nunca jamás en la vida engañé a nadie. JE: O sea, usted está en la Habana, madre, con sus tres hijos… AO: Con mi madre… JE: Con su mamá… AO: Mi tía, mi hermana,… Albertina O’Farrill 49 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Su tía… AO: …mi cuñado, toda la familia. JE: …su tía, su esposo, porque (estaba casado todavía) estaba fuera de Cuba… AO: No, mira, mira, antes de irme a mi casa, a mi casa de la calle 16, yo vivía en la calle 20 que fue donde se, donde mataron al—cuando entró el—, ¿te acuerdas? El, la embajada de Haití. JE: Sí, que son las calles, sí. AO: Esa casa era la casa de mi hermana… y de mis suegros cuando, cuando yo vine de Portugal primero fui a la casa, porque la casa nuestra yo se la había alquilado a mi mamá y la casa se la habían alquilado a Charo, Charo Farías (ph), la sobrina de María Camargo. Entonces nosotros fuimos al Edificio América, que estaba Lilian que era de esta, de esta niña que hoy en día es un, es un… después de que se casó con Armando…, no me puedo acordar, una de las Bacardí, archimillonarias. Yo siempre, como te estoy diciendo, a todo el mundo que lo necesitaba siempre lo traté de ayudar, siempre. JE: ¿Su esposo no trató de regresar a Cuba? AO: No. JE: ¿No? AO: No, es más, yo le dije que viniera. De estúpida, porque me decían a mí: “Albertina, dile que venga.” A él también lo mantuvieron, porque él tampoco renunció. Lo mantuvieron también un tiempo de embajador de Holanda. JE: De embajador… AO: O sea, él estaba de embajador y yo era la señora del embajador. Era de suponer… JE: Claro. Albertina O’Farrill 50 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Porque yo estaba en Cuba y él estaba allá. Y él se traería por allá sabe Dios que era lo que sería, porque como estaba solo con su madre, pues lógicamente todo el mundo pensaba que estaba solo. A mí me dijeron. Yo digo: “No se pudo haber casado, porque para casarse yo tuve que dar”—que era mi equivocación, que se podía haber divorciado. JE: Bueno, en fin de cuentas, usted llega a esa situación, ¿no tenía miedo usted? AO: Nunca. JE: ¿Por qué no tenía usted miedo, cómo explica usted eso? AO: Bueno. Si yo te digo a ti las cosas que yo hacía tú no las vas a creer. JE: ¿Qué eran las cosas? AO: Bueno, por ejemplo, a mí me llamaban y me decían: “Albertina, ven para acá, con Alberto Bell y Bebita Alonso. Tenemos aquí un muchacho que está repleto de armas y que lo van a matar.” Yo agarraba, llevaba mi máquina, lo metía atrás en el… como no me registraban mi máquina, lo metía atrás en la parte de atrás de, de la máquina con armas y todo. Entraba y le decía al embajador: “Te tengo aquí fuera, te tengo aquí dentro aquí.” Y me lo recibía. Y no tenía miedo. Yo entraba que todo el mundo iba temblando. Una vez yo agarré y le dije: “Oye, te estás tranquilo,” y lo senté ahí, le dije: “Te estás tranquilo.” En la embajada de, pidiendo un aire acondicionado. ¿Qué es lo que se cree este?, que acababa de bajar de la sierra. [Imitando un quejido] “Allá no hay aire acondicionado.” Y digo yo, digo: “No me digas que no hay aire acondicionado. Vete al diablo, chico. Cuando lo que estás es, tú no te das cuenta que lo que te van es a matar. Así que estate tranquilo.” Yo nunca, nunca, tuve miedo. JE: ¿Cómo pasa usted allí en Cuba, en esa situación, cuando llega lo de playa Girón? AO: Económicamente. JE: Sí. Albertina O’Farrill 51 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Yo, al principio, no, yo no firmé ningún papel, nada de nada. Ellos, es más, cuando yo caigo presa me quitan la casa pero desgra—desgraciadamente no, afortunadamente mi padre enfermo y todo, las, las casas estaban puestas a nombre de mi hermana y mío que en caso de que un marido nuestro tratara de quitarle a mi madre esto volvía otra vez. Así que se tuvieron que fastidiar porque no me la pudieron quitar por eso mi casa no no, no me la pueden coger. JE: Económicamente usted se mantenía más o menos. AO: Me mantenía. No, y además trabajaba como una mula. Porque compraba y vendía. Empecé a vender, empecé por mis cosas. Entonces, todas mis amigas, Caridad López Serrano: “Albertina”, Dulce María Loinás, la mujer de Pablito Álvarez…, “Albertina, por favor, ayúdame.” Entonces, tengo tantas mesas de pool. Llamaba a la embajadora: “Fulana, ¿quieres una mesa de pool?” “Sí.” “¿Quieres unos juegos de cama de encaje legítimo?” “Sí.” Lo compraban todo. Aunque yo nunca cobré un centavo a ninguna de ellas, ellas venían y me decían: “No, mija, qué va.” Yo vendí, si te digo a ti, me correspondían por un diez por ciento, como era lo que me correspondía, más de ocho millones de pesos. JE: Y eso era en bienes de aquellas familias que… AO: Que, que, que. JE: Que se habían quedado… AO: Que no se lo habían cogido a nadie y que tenían que vivir. JE: Y que claro, se habían quedado sin trabajo, sin medios de subsistencia. AO: Exactamente. [Interview interrupted] JE: Voy a acelerar un poquito. Tú me avisas. Albertina, estamos en este momento en que usted está en Cuba en los primeros años de la revolución, ayudando a todo el que necesita ayuda a Albertina O’Farrill 52 March 29, 2008 and April 4, 2008 asilarse, a esconderse, a transportarse, usted tiene sus tres niños allí. Yo me imagino que en algún momento alguien con las mejores intenciones, su familia, quien quiera, diría: “Albertina, pero tú no ves que te pueden meter presa a ti, que te pueden matar. Piensa en tus hijos.” ¿Qué hacía usted para decir que no, usted tenía que seguir haciendo aquello? AO: Bueno, número uno, yo nunca pensé que esto fuera a durar lo que duró. Esa es, esa es la realidad. Lo pensaba, esto se termina en cuatro meses, cuando yo mandé a mis hijos para acá, pensé que los vería a los seis meses, y… pero los años también pasan. JE: ¿Usted manda a sus hijos para acá antes o después de Girón? AO: Después de Girón. Hasta Girón, hasta que sucedió Girón yo los tuve allá. El padre estaba en Holanda y venía a Cuba y los veía, etcétera, etcétera, pero en su poder, como te estoy explicando, cuál era la situación. JE: Claro. AO: Ya entonces ya, cuando ya triunfa la revolución, a los pocos meses de la revolución recibo yo un, un papel del Ministerio de Estado donde me dicen que ya me dan por divorciada y que para porque el problema mío era que me quitaban a los hijos, porque la hembras me tocaban a mí, las dos hembras, pero el varón le tocaba a él. JE: Sí, era como las leyes de Cuba. AO: Exactamente. El varón tenía que ir a Holanda. Y entonces tenía un problema de la garganta. Y el terror mío era claro y entonces yo podía ir a Holanda porque entonces no podíamos ir a, a donde tú quisieras. Pero no es tan fácil, con tres hijos… JE: Claro. AO: Y por muy holgada que estuviera yo de posición, entre tú y yo, tampoco era el decir puedo botar y esto yendo y viniendo. No, yo siempre tuve, fui en ese sentido muy conservadora y muy Albertina O’Farrill 53 March 29, 2008 and April 4, 2008 en la realidad. Nunca conté con lo que tenían los demás. Contaba con lo que tenía conmigo. Y en aquellos momentos, como te estoy diciendo inclusive, mi trabajo donde yo ganaba mi sueldo, ya trabajo no era de capital nuestro, sino yo ya era un sueldo, ya yo no podía estar haciendo esas gracias, como tú comprenderás. JE: Claro. AO: Y me, me, me quedé pero nunca pensé que esto iba a ser lo que fue. Ese, esa es la verdadera realidad. Además, que yo me sentía que aquellos niños me necesitaban en Cuba. Después vino la salida de Pedro Pan, de esa que todos los niños, los padres sacábamos a todo el mundo, que en eso Polita se portó también maravillosamente y Nenita. Éramos un grupo que nos dedicábamos a darles los pasaportes, con autorización… JE: Vamos a hablar de eso de Pedro Pan después. Pero entonces en ese momento usted por fin se decide a enviar a los muchachos. AO: Envío a los muchachos porque el padre los pide, a la mayor. Y digo yo: “O van los tres o no va ninguno.” Pero como te estoy diciendo, siempre pensando… JE: Claro, que a los pocos meses… AO: A los pocos meses, al año, al año y pico. Además, todavía tú podías ir y venir. Porque yo vine cuando murió el viejo Montoro, vine para acá. Que me sacó un comunista, que se llamaba, no me acuerdo ahora, por eso digo, con esos comunistas tú podías tratar, tú con quien no puedes tratar son con los tipos esto que no son ni comunistas ni tú sabes lo que son. JE: Claro. AO: Porque verdaderamente no tienen organización. Mira, Alderería (ph) era un comunista pero como te estoy diciendo yo, tú ibas a Alderería (ph) y te decía: “Sí, puedes salir” o “no puedes Albertina O’Farrill 54 March 29, 2008 and April 4, 2008 salir,” lo único, que me pidió que volviera, que me lo pidió a mí y se lo pidieron a Mamá cuando vinimos pa’acá. Porque él se quedó como garantía mía y yo tenía que por mi dignidad regresar. JE: Claro. AO: Digo, además tenía a mi madre, tenía a mi hermana, tenía a mi cuñado, yo tenía a todo el mundo en Cuba, las cosas estaban puestas a nombre nuestro como te estoy explicando, o sea que era una situación muy difícil porque si yo me iba, ya sí se posesionaban de la casa que también fue una estupidez porque no se podían posesionar, por el documento que yo te digo que existía, pero en aquellos momentos yo estaba tan atormentada y tan desesperada porque yo no, yo no creí nunca que en Cuba eso iba a poder triunfar. Es que el cubano, si había un país que no había derecho para eso era Cuba, chico. Porque Cuba es de los países que tenía las leyes sociales más adelantadas que existían en el mundo. Date cuenta que el peso cubano estaba por encima del dólar. Eso tú lo dices y se ríen, se ríen de ti. La clase media, que es lo que hace un país, de Cuba tenía un estándar de vida que no lo había ni en Suramérica, ni en Centroamérica, ni en los Estados Unidos. Begin Tape 4 of 6 JE: Cuéntenos un poquito, Albertina, entre aquellas actividades que usted realizaba, antes de que la arrestaran, su participación en la operación Pedro Pan. ¿Qué hacían ustedes? AO: Nosotros, eh, se comenzaron en los colegios católicos. Se comenzó en el, en el colegio este que no era católico, que era donde estaba el Rostom empezaron a decirnos que iban a recoger la patria potestad de los muchachos y entonces nosotros comenzamos… [Interview interrupted] AO: No importa, yo te lo repito, era éxodo, y entonces, éxodo, se fue… Albertina O’Farrill 55 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: Ya va, le pregunto de nuevo. No, empiece, OK— Albertina, cuéntenos un poquito entre las actividades que usted realizaba allí estuvo también su participación en la operación Pedro Pan, ¿cómo fue aquello? AO: Bueno, nosotros comenzamos como si fuera éxodo. Empezaron, cuando empezaron a decir que iban a quitar la patria potestad de los niños, que empezaron a sacar los colegios católicos todos los colegios católicos. Pero de todas maneras algunos venían para acá con sus padres, porque cuando los padres venían para acá pero otros se tenían que quedar en Cuba porque no tenían forma de, de salir. Nosotros empezamos a sacar a las personas que no tenían familiares, o sea, personas que se sacaban, iban a diferentes lugares… JE: A los niños. AO: Sí, a los niños. Y a—Salió el… salió todo el grupo este. JE: ¿Y por qué salieron los niños y no los padres con ellos? AO: Porque los padres se quedaban en Cuba pensando, yo no sé lo que ellos pensaban, pero, además, no dejaban, muchos de los padres tenían trabajos que no los dejaban salir. Acuérdate de, de esa temporada. Y entonces los niños se mandaban para acá para que pudieran, no los cogieran. JE: Sí. AO: Así fue como comenzó la operación. Pero ya después fue diferente. Ya entonces ya después lo cogieron como una parte de, no solamente de política sino para poder salir, porque no les daban la salida en Cuba. Por ejemplo, cuando había médicos, cuando habían abogados, no les daban la salida y entonces nosotros a través de la operación Pedro Pan los metíamos como si tuvieran menos de 18 años, y salían como si venían para el colegio con la autorización del gobierno americano y de la CIA [Central Intelligence Agency] y del FBI [Federal Bureau of Albertina O’Farrill 56 March 29, 2008 and April 4, 2008 Investigation] y de cuantas cosas había, que era después, ya, ya había ya había pasado el desembarco de Girón, ya todo esto había pasado, ya era… JE: Sí. AO: Todo es pasado. Ya era otra cosa. JE: ¿Tenía usted algún contacto directo con los americanos o…? AO: Ah, sí, con la embajada. Por supuesto. Esa la tenía de toda la vida porque como te vengo diciendo… JE: Claro. AO: Smith era íntimo amigo nuestro. JE: ¿El embajador Smith? AO: El embajador Smith. La primera persona que le dijo a Smith el desastre que era la, la Sierra, porque ellos al principio llegaron mal influenciados, porque había gente de sociedad allá que empezaron a decirle que era una maravilla, que la Sierra Maestra, que esto y que lo otro, y desde el primer momento [apunta con el dedo para da énfasis] que ya habían pasado varios actos como te estoy explicando, todo el mundo estaba fascinado, pensando que Fidel y que toda esta gente eran los salvadores del mundo. JE: ¿Y cuando usted hacía esto, Albertina, porque tantas cosas han dicho, la propaganda comunista, cuando usted hacía esto con los niños y los sacaba y todo, usted se sentía que usted estaba trabajando para el gobierno de los Estados Unidos o usted se sentía que usted lo hacía porque creía que era lo que había que hacer en beneficio de aquellos niños? AO: Yo, yo creía que era lo que debía hacer en beneficio de los Estados Unidos. Si eran los Estados Unidos quienes nos ayudaban, eran ellos. Por supuesto que no iba a aceptar la ayuda rusa, o sea, era la ayuda americana la que en aquellos momentos… Albertina O’Farrill 57 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, pero, ¿usted lo hacía por los Estados Unidos o lo hacía por aquellos niños cubanos? AO: Lo hacía por los niños cubanos. ¿Qué voy a hacer yo si los Estados Unidos estaban encantados de la vida todos libres y los niños aquí haciendo lo que les daba la gana y yendo a Cuba inclusive, iban a cortar caña y hacían de cuanto hay, aquella época acuérdate que era muy confusiva (ph), o sea, tú, tú, tú no sabías dónde estaba la cosa. JE: Claro. ¿Y por qué cree usted que pudieron sacar tantos niños de Cuba sin que los descubrieran? AO: Bueno, para mí eso sí se le debe a los americanos. Porque ellos dieron todas las facilidades, dieron todos los pasaportes, dieron todas las cosas. La Iglesia Católica ayudó muchísimo en eso: Monseñor… JE: ¿Walsh? AO: [Bryan] Walsh, ayudó muchísimo, y ayudó muchísimo el padre O’Farrill, todos ellos, todos ellos ayudaron, ahí y o sea, y maestros, yo te digo a ti, empezaron, por los colegios y entonces fue una cosa que fue un movimiento. En el Yacht Club estaba gente. Lourdes Romero iba allá iba y sacaba gente, entonces empezamos así a sacar y fue creciendo la operación, fueron miles de miles de miles… JE: 14.000 niños. AO: Eran, te mandaban quinientos papeles. Y te decían: “Esto. Oye, por favor, consígueme quinientos papeles.” Y se traían. Y aquí se ponía una cosa que decía “sí” o “no.” Y los pasaportes, lo mismo, que estaban vencidos, casi todos nosotros vinimos pa’ acá con nuestros pasaportes antiguos, como te digo, tú llegabas al aeropuerto aquí y lo ponían, entonces después lo volvían entonces a mandar para Cuba, ya esa parte estuvo involucrada por completo la Albertina O’Farrill 58 March 29, 2008 and April 4, 2008 embajada americana, ahora, lo hacía no, no por ellos [se ríe] lo hacía por nosotros que estaba yo salvando, yo no estaba salvando americanos, estaba salvando a cubanos. JE: Cuéntenos ahora del arresto. ¿Cómo se produce su arresto? AO: Bueno, yo, parece, desde que, desde que, desde el Ministerio, como yo te conté, ya yo tenía, me tenían puesto el ojo a mí porque, primero que nada, por lo que representaba, la clase, a mí fue verdaderamente contra mi clase. O sea, ellos, para ellos yo representaba una clase tabú. Contraria a todas las cosas de ellos: católica apostólica y romana, o sea, yo no era de las que te decía, respetaba a cada uno su pensamiento, pero yo era de las católicas, ya te digo a ti que creía en todo las cosas de la religión católica, o sea, yo, tenían mil cosas en contra mía, yo era una persona que le fui sospechosa desde el primer momento. Ahora, no me podían, como no me habían cogido en hacer nada… tampoco me podían coger. JE: Claro. AO: Pero cuando cae la causa nuestra, ahí es donde se forma, porque tenían, a Mongo le cogen, la lista de todos los que trabajaban para ellos. JE: O sea, prenden primero a Mongo Grau y a Polita. AO: Exactamente. JE: Y cogen la documentación… AO: Donde, donde yo aparezco con cinco nombres diferentes: Fidelina, se traían de burla por mí por lo fiel que yo le era a mi marido, porque como yo te estoy diciendo, yo hablaba con todo el mundo y mucha conversación, pero nunca jamás en mi vida para mí existía más hombre que mi marido. JE: Claro. Albertina O’Farrill 59 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: El, el, el ridículo de mi vida. La Marquesa, porque él era el Marqués de Montoro, y yo era la Marquesa de Montoro. También tenía el nombre ese puesto. Y todos puestos, como te estoy diciendo, y así cada una de nosotras… JE: Antes de esto, de producirse el arresto, usted se había casado de nuevo ya, hecho el divorcio se casa con… AO: No, no, no, ya yo estaba casada con Cucú, cuando el arresto mio, a todas estas ya yo estoy casada… JE: Ya estaba casada… AO: Ya yo estoy casada con Cucú. JE: ¿Cómo es aquello, porque ustedes habían sido más o menos noviecitos? AO: Fuimos noviecitos como te dije a ti, de jovenes. Y cuando Andrés Vargas Gómez, que se, se casa con María, va a preparar, que lo mandan, van primeramente va él, va Chichi del Valle, va un mundo de, de muchachos jóvenes de aquí… JE: Se infiltran en Cuba. AO: En Cuba. JE: Para atrapar. AO: Para, para preparar la invasión. Como toda esta gente ya la habían preparado para, para la invasión, pues nosotros estábamos ya un poco alertas a lo que iba a suceder y todo el tiempo se les pedía que por favor, que no nos mandaran más gente, que teníamos en la montaña gente que teníamos que ir sacando, que eran esos, que te decía, que sacábamos que saqué pa’ la embajada y que la gente que no había aire acondicionado. JE: Sí. AO: Bueno, pues entonces viene, viene el, la unión. Albertina O’Farrill 60 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: O sea, son Briguier, es decir Cucú, se infiltra en Cuba con Andrés Vargas… AO: No [niega con la cabeza]. JE: ¿No? AO: Cucú conoce a Andrés porque Cucú es revolucionario. AO: Y nuestras discusiones eran casualmente por eso. Y yo, era batistiana, como te estoy diciendo, machadista, todo. Él, él también porque era primo de Machado, su madre—bueno, lo que fuera. Y con su padre tenía, tenía unas discusiones, porque ellos al principio eran de los tontos que creyeron en la revolución pero yo como te estoy diciendo nunca creí en la revolución, jamás, jamás, bueno, era algo más fuerte que yo. Ahora, como te estoy diciendo, de hacerle daño ni que mataran a nadie… JE: No, claro. Entones, ¿usted se reencuentra con…? AO: Entonces, cuando Andrés Vargas Gómez lo van a fusilar… JE: Sí. AO: Yo voy al juicio. Entonces él me tenían que hacer así [se señala la frente] con la cabeza—Ah, no, antes de eso yo salvo uno o un, un muchacho que trabajaba, que era eso que ¿cómo se llama? Que la Iglesia Católica, los que pertenecían, que… JE: ¿De la Juventud Católica? AO: No, no, ésa no era de la Juventud Católica. Eran ¿tú te acuerdas? Los que tocaban, lo que era el marido de Pilar Mora, chico, que tocan ¿cómo se llaman estos? JE: Órgano. Organista. AO: No, no, no. Chico, los que tocan que cuando hay un muerto se ponen a tocar, que eran que la religión católica no, no lo… eran. JE: A tocar, ¿qué, las campanas? Albertina O’Farrill 61 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: No. A tocar al muerto. Esto. Que, que era que el presidente de una cosa de esas era el tío de Cucú, el que… que fue el que hizo la bandera, ¿cómo se llama? Los centros esos son, no es Mormones. ¡Ay, Dios mío! JE: Después se acuerda, después se acuerda. AO: Entonces, cuando… JE: ¿Quién tenía que hacerle la seña a usted en el juicio? AO: El que lo iba a defender. El abogado. Y cuando me hace así en el juicio [se señala la frente] que es decirme que lo iban a fusilar, que después me dijeron que no lo iban a fusilar nunca, entonces, cuando me hace la seña, yo salí hecha un tiro da allí, fui a buscar a su madre, que era la nieta de Máximo Gómez para que fuera. Me fui a ver a Raúl Castro, le llevé una carta. Me fui a ver a Celia Sánchez, no la de Fidel, sino una Celia Sánchez que es pariente de Andrés que es, son de Camagüey [Camagüey, Cuba]. Cuando toda esta gente se empieza a movilizar, ¿tú sabes lo que me dicen después los comunistas cuando caigo presa? “Pero qué idiota fue usted. Nunca íbamos a fusilar a un nieto de Máximo Gómez. Y usted dio tanta carrera y tanta bobería.” Y entonces, cuando se, se despiden que creen que van a fusilar a Rafael, digo… JE: A Andrés. AO: A Andrés. Cuando creen que van a fusilar a Andrés viene su madre a mi casa y me dice. Porque el otro hijo estaba con la revolución, el otro hermano de Andrés. Cuando llegan a mi casa, yo fui—Y ya había salvado a este señor que te digo a ti, que es, se me olvida el nombre… Ay, el hombre me hace así [se señala la frente], que lo van a fusilar. Lo piden, era de muerte. Por él y por un grupo que estaba ahí. Entonces yo salgo hecha un tiro a entregar las cartas a todas partes, y cuando estoy en mi casa llega una persona y me dice: “Albertina, tú estás en la lista negra de los comunistas.” Y digo yo: “¿Por qué?” Y dicen: “Porque, ¿tú no ves que tú estás Albertina O’Farrill 62 March 29, 2008 and April 4, 2008 metida en cuanta cosa hay que sea para defender a esta gente?” Pero yo digo: “Eso lo he hecho yo siempre, eso, eso no es delito.” Y entonces al venir Cucú estaba preso ya. Porque él había caído con la trujillista. Cae Andrés y le dice: “Yo le debo la vida a varias personas, pero entre ellas a una persona,” pero no decía mi nombre. Y entonces, Cucú era muy inteligente, le dice: “¿Y quién es esa persona?” Dice: “No, no es ella, la prima, la que es muy amiga mía.” Era María Teresa. Y entonces Cucú cuando oye aquello dice: “Este es.” Cuando él sale viene a verme, a decirme: “Mira, Albertina, está pasando esto. A Andrés Vargas Gómez lo iban a fusilar.” No lo fusilaron. JE: O sea, ahí usted se re-encuentra con… AO: Yo me re-encuentro. Entonces, cuando a él le dan la libertad, porque Cucú estaba preso, lo sueltan, Cucú viene a cas y me dice: “Te traigo un recado de Andrés.” Entonces yo me voy y le digo: “No, mira.” Yo no lo quería ver porque como para mí siempre, como había sido mi novio, y yo era tan religiosa y yo no me quería volver a casar, pues no quería caer en tentación. JE: Claro. AO: Así que decía, “No, no, yo no lo quiero ver.” Y efectivamente, me voy para la embajada de España y el embajador de España me dice—el embajador no, porque ya se había ido con Juan Pablo, estaba de encargado uno que era muy simpático, no me puedo acordar el nombre, y me dice: “Albertina, ¿tú no sabes una cosa?” Y yo digo: “¿Qué cosa, hijo?” “Que van a fusilar a Andrés” Pero, ¿que lo van a fusilar? Bueno, el vino clandestino, pero pero eso no es una razón para, tampoco para fusilarlo, porque ni siquiera llegó a hacer lo que iban a hacer, usted sabe que, que, que volvieron, pero en fin. Entonces Cucú me dice: “Acompáñame a ver al Nuncio Apostólico porque están los presos en la cabaña sin sacerdote, están sin nada, entonces fui y lo llevé a Monseñor Zacchi que estaba, estaba acusado de que estaba con el gobierno—es que, la Albertina O’Farrill 63 March 29, 2008 and April 4, 2008 gente equivoca una cosa con la otra. El papel de la Iglesia en esos momentos es mediadora y ahora es diferente, pero acababa de subir el gobierno. Y no se podían poner, sino, al revés, había que tratar de que se quedaran sacerdotes y que hubiera gente que tratara de salvar a los que estaban en Cuba. Y allí es donde yo, él llega y empieza y cuando empieza a decir para casarme le digo que no. Pero aunque no, que no, que no, pero de esas cosas de la vida, que después… caí y me casé. JE: O sea, y a los diez meses de casarse es cuando la arrestan a usted. AO: A él y a mí. Y a él lo arrestan por no echarme para alante. JE: OK. Cuénteme ahora cómo fue el arresto. AO: El arresto. Nosotros estábamos, nos acabábamos, nos acabábamos de casar y él tenía gente de él que habían estado que él quería, inclusive tenía una prima que trabajaba que era maestra y que esa gente usted sabe que después se afiliaron al gobierno. La situación era verdaderamente muy difícil. Él me dice a mí: “Albertina, vamos a ir, tú me acompañas,” acompañaba a todo el mundo a todo lo que fuera ir a ayudar a alguien, como te explicaba. Cuando él me dice: “Vamos a ir porque no hay sacerdotes y entonces el padre [Miguel] Loredo, que es cuando el padre Loredo va para allá, se va a, a ayudar para que vayan sacerdotes, porque ¡si usted viera como el padre Loredo se portó con nosotros y con esos presos. Y ahora veo que ahora llevan a toda esa gente a Cuba a—deberían de de de darle a una posición es al padre Loredo, tú no sabes la labor que ese muchacho hizo en las cárceles. ¡Muchacho entonces! JE: Sí. AO: Que ahora no, de, eso era, había sido ¡novio! de jovencito de mi prima. JE: Bueno, pero ¿qué pasa con el arresto? Ustedes estaban reunidos en una casa… AO: En mi casa. Albertina O’Farrill 64 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿En su casa? AO: En mi casa, y entonces de buenas a primeras tocan la puerta y me dicen que era la Seguridad del Estado. No me dijeron Seguridad del Estado. Me dijeron que era para un problema de una máquina, porque nosotros en ese momento habíamos vendido una máquina, qué sé yo qué… pa’ otra cosa. Y cuando yo, le, me dice, la frase de Cucú fue la siguiente: “Para mí la re-educación es la última carta de la baraja.” Le digo yo: “¿Cómo que tú me estás hablando de la re-educación?” Díceme: “Sí, la re-educación para mí…,” me dijo horrores de la reeducación. Aquello a mí se me quedó en la mente como tú no tienes una idea y cuando me dicen: “Bueno, vamos” y fuimos a ver el, como te estoy diciendo, a los sacerdotes, fuimos a donde quiera que había una persona que nos pudiera ayudar, nosotros fuimos. Monseñor Zacchi… JE: Sí. AO: …nos ayudó muchísimo, te digo. JE: Bueno, sí, es que usted hace justicia al decir. Ahora… AO: Ah, pero estaba acusado. JE: Sí. Ahora, le tocan en la puerta de la casa. AO: Tocan y dicen, ¿cómo se llamaba el DTI [Departamento Técnico de Investigación]? JE: El DTI, sí. AO: Que era el DTI. Y que Rafael, ¿y el DTI para qué? ¡Rafael! [chasquea negando] ¡Cucú! ¿Y el DTI pa’ qué nos va a, pa’ qué te va a bus—porque vino buscando a Cucú, no buscándome a mí, los muy atrevidos. Entonces cojo yo, abro mi puerta y entraron vestidos de… JE: De civil. AO: De civiles. Fueron a una mesita que yo tenía, que era donde tenía las cartas de cuando había entrado en, en, en tu tierra, el, ¿cómo se llama? El tío de Andrés, el… Albertina O’Farrill 65 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Máximo Gómez? AO: Máximo Gómez. De las tías, que habían sido las primeras maestras de Cuba, una, una partida de recuerdos que yo tenía, que eran de Rafael y de la familia de… JE: Sí, claro. AO: Digo, ¡de Rafael! [niega y suena las manos], de Cucú y que yo las tenía ahí guardadas porque eran unas cosas para el museo, para darle al museo, pero no para que estos bandoleros me la cogieran, y además que no tenían derecho porque mi madre y hermana estaba que… JE: Claro. AO: Con mi hermana, o sea, nos llevaban a, a Rafael y a mí, pero los demás no tenían ningún derecho. No, pues me sacaron todo eso con todas las cucharitas. JE: ¿Allí en aquel registro? AO: En aquel registro. JE: Se registra la casa… AO: Se metieron… la nevera. Yo tenía dos neveras, porque tenía una nevera que había traído de Portugal y otra que había tenido Alicia, y se metieron hasta en la nevera, me sacaron las cosas de la nevera, bueno, una cosa, un registro que duró como cuatro horas. Cuando nos montamos en la, en la máquina, todo pensando que íbamos pa’l DTI y que íbamos a dar explicaciones de la máquina, y explicaciones de, de, en fin, de vente cosas, entonces, cuando nos montamos en la máquina, ya Cucú se la llevó, yo no, yo todavía estaba en Belén con los pastores. Le digo: “Óyeme, chico, pero si que yo, yo no he hecho nada, para pa, pa, pa que esta gente me, me, nos estén llevando.” Y ya él se daba cuenta y entonces el, el que iba adelante le digo yo: “Óigame, ¿nos van a poner juntos a mi marido y a mí?” Y el tipo se rió, y largó una carcajada, como Albertina O’Farrill 66 March 29, 2008 and April 4, 2008 diciendo, esta estúpida, qué se creerá, pero entonces yo veo que iban para Villa Marista y ya allí yo digo, “Cucú, ya, esto no es el DTI sino es Villa Marista y es la parte política.” JE: Claro. AO: Ya enseguida me di cuenta. JE: OK, y entonces, a usted, por lo que leí… AO: Cuando llego, desde el primer momento que llego a Seguridad del Estado le da porque lo que querían era que yo acusara a los diplomáticos de que me habían ayudado y yo, “Yo no les puedo decir eso, porque no es verdad,” porque ayudarme, ellos tienen derecho al asilo, cuando ellos consideraban que no había razón para asilar a la gente no lo asilaban, o sea, que el delito mío era relativo, no era, no era, no era una causa grave, pero ahí es donde empezaron [se golpea las manos] me metieron en una celda sola, no nos dejaban ir al baño, entonces la, los hombres, que yo les gritaba: “¡Asesinos!” Yo les gritaba cuantas barbaridades a ti se te puede ocurrir era lo que yo le gritaba a aquella gente: “Asesinos, bandoleros, sinvergüenzas, ladrones,” y entonces, me sacaban para un interrogatorio, entonces se me plantaban aquellos hombres con los zapatos como los Nazi y se hacían así, se tocaban así, y me decían: “¿Qué hacía usted en la embajada de Suiza? El embajador suizo que fue testigo de su boda y que le mandó varias cajas de whisky, ¿qué era lo que usted hacía?” Y yo decía, “Pues eso mismo, a fumar y a tomar,” les decía yo: “A fumar y a tomar” y se daban el saquetazo y decían: “Llévensela pa’l cuarto oscuro.” Me metían en una celda oscura donde no había ni una gota de luz. Con un bando de locas que yo no sé de dónde las habían sacado, entre ellas una negrita que dicen que era una chivata y que yo tenía unos zapatos y se enamoró de mis zapatos. Eran de Ferragamo. Y entonces me dice la negrita: “Ay, chica. Dame tus sandalias.” Y yo cojo y le digo, le di las sandalias. Y después al día siguiente. ¡Ah! Mi hermana me llevó unas batas de, de raso, de lo más elegantes, cuando vuelve Albertina O’Farrill 67 March 29, 2008 and April 4, 2008 otra vez, yo le digo: “Oye, Jolie, no me mandes esto aquí por tu madre, esto aquí, no, mándame, consígueme unas batitas bien mataperras y tráemelas. JE: Claro. AO: Me sacaban. Me metían. Me sacaban. Me metían. Que acusara a Polita. Que acusara a Nenita. Entonces ya era abiertamente preguntándome. Me decían: “Sí. La Gloria Álvarez Medina,” y digo yo, “Yo no conozco a ninguna Gloria Álvarez Medina,” era la de Caramés. Y entonces yo le decía: “Yo no conozco a ninguna Gloria Álvarez Medina.” Y me dice el director de, de allí: “¿Y esta?” Por cierto, un hombre muy inteligente, déjame decirte, que después lo cogieron preso, se llamaba—porque dicen que se sacó joyas de casa de los Grau, en fin, uno, esos historiales de ellos, que ya tú conoces, que ya no te los tengo que contar porque ya esos tú los conoces. Y está el de horrible. Entonces, no hacían nada más que—por la mañana, no me daban agua. Entonces te pasaban, te tiraban por la ventanita una, que le llamaban, una [se rasca la frente] cosa, con comida toda podrida y aquella comida era una cosa, que ver aquello era que ver aquello era no poderlo ver, entre tú y yo. Nos llevaban al baño y nos ponían a todo el mundo en cuero. ¡En el baño que era de los hombres! No, no nos metían a los hombres, pero eran baños que tú sabías, con unas chancletas, tú ibas, que estaban todos orinados y todos llenos de las podredumbres más grandes que tú te podías imaginar. Bueno, ahí, yo me pasé qué sé yo qué cantidad de días sin poder ir al baño, porque era tal el terror, y no a mí, le pasaba a mucha gente, era tal el terror, aquella porquería y aquella suciedad… JE: Sí. AO: …que tú veías allí, que, que, que era más fuerte, era más fuerte que tú, era más fuerte que tú. Entonces, de ahí me dijeron, me tuvieron allí como desde marzo, abril, mayo, junio, julio, agosto y septiembre, cinco meses. Albertina O’Farrill 68 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿En Villa Marista? AO: En Villa Marista. En esa celda famosa. Entonces el día 19 de junio cae Nenita Caramés porque era la última. Ya nos habían cogido a casi todas. Y de las que quedaban, que iban a ver a los Grau, y yo misma, yo iba todo el tiempo a ver a los Grau. Cuando ya, cuando ya el 19 de junio cae Nenita Caramés, que era mi cumpleaños que a ella la tenían en la calle, porque nos dejaban en la calle para que tú yendo a los lugares fueran cogiendo a las demás gente. JE: Claro. Para seguirlas. AO: Pa’ seguirlas. Cuando yo veo que Nenita Caramés entra, la veo con unas chancletitas, toda escurridita y le digo: “Nenita, no hacen nada más que preguntarme por, Nenita, por Gloria Álvarez, ella era Gloria Álvarez, ella no era la Nenita Caramés. Entonces, bueno, me meten en una celda donde metieron una mano de locas pero, la última carta de la baraja. Tú ya no puedes imaginar, aquella gente la cosa que decían y que hacían, pero como te digo, cuando a ti te dicen a ti que ellos te respetaban si tú no te [señala con el índice]. Y ahí estuve yo—me sacan de ahí cuando yo le digo a la Nenita: “Oye, el tipo este no está nada más que empeñado” porque como Polita, Nenita era la comadre de Polita, digo yo, “Estos te estos te quieren coger a ti,” y enseguida me llegaron porque como te estoy diciendo yo me las llevaba a todas en el eso. Los horrores que nosotras pasamos en eso. Ya Pola llevaba tiempo, y Mongo también llevaba tiempo. Y la causa se dividió en dos partes: o sea, los Jefes y de la, de la segunda parte. Julián Calvo… JE: ¿Y cuándo es que le celebran el juicio a usted? AO: Aldo también, fuera de la ley, porque eso también, tienes que hacerlo enseguida. No sé. Estuvieron dos años en ingreso, que algo asqueroso, porque eran las caballerizas de… JE: ¿De Guanajay? Albertina O’Farrill 69 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: De Guanajay. Donde no había agua. Si tú te bañabas no podías tomar agua. Porque no tenías agua, vaya. Eran unas condiciones infrahumanas. Y allí estábamos. Allí estaban la Niña, del Escambray también. En fin, había una cantidad de gente que la niña del Escambray también era otra que estaba [se señala la frente] también pobrecita, ya tú sabes. JE: ¿Y cómo fue el juicio aquel, Albertina? AO: No, el juicio, a mí me tuvieron que sacar. Y yo me fajé en el juicio con todo el mundo, porque agarré un abaniquito para echarme fresco. ¡Pero era la presión de lo alta que la tenía! Y entonces cuando me empezaron a decirme que si yo había ayudado a Mongo Grau y había ayudado a Pola Grau, y empezaron a decirme, y cuando es le dije yo qué necesitaban ellos de mí cuando era el sobrino del presidente y la, y la sobrina del presidente. Ellos no necesitaban—Yo, para defenderlos a ellos trataba de tirar la cosa para el otro lado… JE: Claro, claro. AO: Pero inútil. Salí y cuando, cuando salí nos pidieron cuarenta, no, nos pidieron 30 años, entonces yo no firmé la sentencia. Nos llevaron un día, porque lo dividieron en dos partes. Ya había ido Polita, ya había ido Alberto y Bebita, la la lo los diferentes grupos. La segunda vez cuando nos vuelven otra vez a llevar, nos vuelven a llevar y nos sacan de allí otra vez y nos vuelven a llevar otra vez para Guanajay. Fuimos para Guanajay otra vez. Cuando llegué a Guanajay le digo a Esperanza: “Esperanza, yo no sé, yo no, yo no entiendo a esta gente.” Porque entonces nos reunieron, estábamos reunidos a todas las causas que había, estaban todos conectados con nosotros. Las causa de los 18.000 muertos, que estaban Esperanza Peña, que estaban Carmiña Trueba, que estaban toda otra gente, toda esa gente estaban unidas a la causa nuestra. JE: ¿Fueron…? Albertina O’Farrill 70 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Después todo, todo entonces. Ahí fui, nos fuimos para Guanajay. JE: ¿Y cómo la sentencian en definitiva? AO: En la en la segunda vez que fui, sí nos, nos tuvieron dos años como te estoy diciendo. Te ten, te tenían en un pabellón malísimo y molestísimo, que era ingreso, como te estoy diciendo. JE: Sí. AO: Después te traba, te trabajaban que yo no sé si eran buenos o malos, eran malísimos. El A, el B, el D, tenían los diferentes pabellones. Y entonces a mí me tuvieron allí, bueno, qué sé yo qué cantidad de tiempo, y después, nos sacaron. ¡Se llevaron a las muchachitas otra vez! Para la cabaña. Fíjate tú, mujeres a la cabaña. Y se llevaron a Pola con esa gente también. Y a nosotras nos seguían teniendo allí. Ahí estuvimos, no te, no te puedo decir pero fue bastante, no me acuerdo exactamente el tiempo, pero que era insufrible, nos despertaban… JE: ¿Pero esto era antes de condenarla ya? AO: Eso antes de, eso antes. Todavía no ha venido la condena. Todo esto es en el “trial” que lo llamaban, el “trial.” Entonces, cuando después vinieron las condenas, a mí nunca me pasaron mis condenas, yo nunca la firmé, que decían: “Hasta que tú no firmas tu condena no es posible.” Entonces yo digo, bueno, entonces yo no voy a firmar mi condena porque todo lo que han dicho, me paré y les dije que todo lo que habían dicho era una mentira, que nada de las cosas, que yo no era agente de la CIA, que yo el gobierno americano a mí no me pagaba un centavo, lo cual era verdad que, o sea, me defendí como fue. Y entonces me defendió un señor, Antolín del Cueto, que fue el que nos defendió. Cayó preso. Otro también que defendió la causa, también cayó preso. Aquello era que cada uno que cogía la causa nuestra caía preso y, y se iba. Volvimos para Guanajay. Y entonces al poco tiempo ya nos trasladaron y definitivamente nos tuvieron en Albertina O’Farrill 71 March 29, 2008 and April 4, 2008 Guanajay como, no te puedo decir cuánto, que era, celdas que eran para una persona, metían cuatro. Entonces, esas cuatro eran arriba una, abajo otra… JE: O sea, literas de cuatro. AO: Exacto. Y entonces sin, no tenías cortina. Lo primero que yo mandé a pedir: una cortina. Porque tenías allí el, el, olor, era de miedo, el ambiente, como te diciendo yo, y ahí estuvimos no te puedo decir cuándo hasta que nos sacaron ¡para Guanabacoa! JE: Para Gauanabacoa. AO: Entonces nos llevaron a Guanabacoa. En Guanabacoa fue horrible. Las ratas se nos paseaban por arriba. Y aquello era horrible. Había una muchacha, Agonia, la hermana de la, de que los cogieron a toda la familia presa, la que era novia de Boytiel, de Carmen Jiménez y aquello fue horrible porque los bichos nos paseaban todos por arriba y aquello era terrible y me decían Agonia, “Albertina sí hay una rata que tiene un rabo de este largo,” que nos paseaba así por arriba. Y yo, a los ratones y a las ratas es una cosa que tuve—hay gente que le tiene terror a la, a las… JE: Cucarachas. AO: ¡Ranas! No, y a las cucarachas un asco terrible. Y todos esos bichos se nos paseaban de arriba para abajo, de arriba para abajo. Entonces ahí cayó esta muchacha que era, era novia de uno que era revolucionario… Begin Tape 5 of 6 JE: OK, Guanajay, Guanabacoa, llega usted a conocer la sentencia, que es 20 años de prisión y 20 de prisión domiciliaria. AO: 40 años. JE: ¿Qué siente usted cuando le dijeron 40 años? Albertina O’Farrill 72 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Bueno, yo, estaba segura que no lo iba a cumplir. Bueno, no, los 40 años de prisión domiciliaria me los dan el día que me dan la libertad condicional. JE: Fue cuando dijeron… AO: Que fue cuando me dijeron que tenía 20 años más ese, ahí es donde viene la cosa. JE: Entonces usted… AO: Yo, yo debía haber cumplido en el año 2005. Y esto es en el, en el ’79 [1979], que yo sé que es cuando yo… JE: Imagínate. Entonces, llega en otras prisiones como América Libre, Nuevo Amanecer… AO: Nuevo amanecer, Guanabacoa, como te dije… JE: ¿Cómo era la vida, generalmente hablando? AO: La vida era espantosa en cualquiera de ellas. Porque si una prisión es mala para un hombre, suponte tú para una mujer lo que es. JE: Claro. AO: Teníamos la guarnición, que era la guarnición de los hombres, y cuando… JE: ¿Los carceleros eran hombres o mujeres? AO: Mujeres y hombres. Y te voy a decir una cosa, los hombres cuando les entraban a palos, porque a mí, yo estaba allí cuando daban las palizas, pero a mí personalmente no me tocaron, pero, porque como yo estaba tan enferma, ellos no se atrevían por si acaso yo me les moría allí, tenía la presión, como te estoy diciendo, por las nubes, pero cuando yo veía las golpeaduras que le daban [hace el gesto de dar un golpe], ¡por el seno! La guarnición de los hombres, a Mary Peña y a toda esa gente, era así [se señala el pecho] de, de cómo les pegaban, de cuanto hay, yo eso, lo veía como te estoy diciendo yo y me, me me, me sacaba de quicio, pero a mí golpes Albertina O’Farrill 73 March 29, 2008 and April 4, 2008 físicos no, lo que me decían que mi madre se estaba muriendo, que, que el mis hijos se estaban muriendo, que, que mis hijos estaban aquí cogidos presos, en fin, torturas mentales. JE: Torturas psicológicas. AO: Psicológicas. Pero que oye, hay veces tú prefieres lo otro. JE: Claro. AO: Después, un buen día, fueron saliendo. Y de las pocas que se quedaban dentro era yo. A Nenita a los 6 años le dieron la salida, le fueron dando salidas a las diferente gente. Mira, entonces, tuve una entrevista con un señor que fue que se llamaba Zorrilla. Que fue a verme, y entonces la directora de la… JE: ¿Este era un funcionario del gobierno? AO: ¡Sí! Era el jefe, de, de, de Orden Interior de nuevo, de Nuevo Amanecer que era la finca de… JE: De Sara... AO: De Sara del Hoyo. AO: Y ya va, que nos tenían puestos en, fuera, que era una cosa horrible, el frío que había allí, era donde se jugaban a los bolos, a [se tapa los ojos] ellos acabaron, golpeaduras, y de los tratamientos que nos dieron, entonces nos hacían ir a unos lugares que se llamaban los… que eran un hueco, donde tú tenías que ir al hueco, era algo, de que yo no te lo puedo explicar porque era una cosa tan dantesca que tú la oyes y no lo puedes creer, cargaban las cazuelas con la comida llena de, de bichos, y de animales y la pobre Polita siempre le metía mano, y era una cosa que, que cuando yo veía aquello me, me volvía loca, porque el plan que tenían era reventarnos. Albertina O’Farrill 74 March 29, 2008 and April 4, 2008 JE: ¿Me han contado que en esos lugares, aunque la comida que les servían era así como usted dice, con gorgojos, podrida, que sin embargo, usted, Polita y algunas de las demás siempre comían con todos sus modales,… AO: Ah, sí. Eso es verdad. JE: ¿Y por qué hacían eso? AO: Bueno, porque uno es como es. Desgraciadamente, nos ponían aquella, a, aquella, eran unas, unas cosas como de cuero, que son, tienen su nombre, que se las, te las tiraban por la cabeza y te los reventaban, porque las pusieron al lado, eso fue otra cosa, llevaron las presas que a unas nos pusieron, y se gritaban, había una que era, la que había sido, que se llamaba Kiss Me One, que había sido, la, la madre de ella había sido cocinera de Dansís y de mi padre, porque Dansís había sido el notario que trabajaba, el viejo, el… JE: Sí. AO: El pa, el padre de Félix. Que ca, que había estado. Pues es agente era la última carta, y a mí me daban una pena porque cuando nosotros salíamos allí metieron a Marta Fraile con las, con las comunes. A nos teníamos los pabellones así [pone las manos perpendiculares], entonces ellas se ponían a gritar al lado y cuando me, me había una que me pedía: “Dame Vanol, que tengo unos dolores que me muero.” Y yo voy a darle mi Vanol y se lo doy y me agarra la miliciana y me dice: “Dios te libre, no vuelvas a hacer eso.” Y yo digo: “Ay, pero como yo voy a oír una persona, pidiéndome que tiene un dolor y no se lo voy a dar.” Dice: “Bueno, eso ellas los mezclan con alcohol de reverbero y eso les da una clase de…” JE: ¿Una droga? Albertina O’Farrill 75 March 29, 2008 and April 4, 2008 AO: Pero no, una subida que se subían por las paredes. Se ponían a gritarnos, pobrecitas, a diciéndonos, porque nos las pusieron para ponerlas en contra nuestra, déjame decirte,—que fue cuando empezó el trabajo obligatorio. Pero… JE: ¿Tuvo usted que hacer trabajo forzado? AO: No. Me, el trabajo obligatorio mío era ¿tú sabes dónde? En la, en la, limpiando el pabellón, que aquello era terrible, limpiar ese pabellón, pero al campo no me, no me llegaron a sacar. A Nenita sí la sacaron, sacaron un grupo al, afuera ¡ah!, porque entonces yo no, no aceptaba el plan de rehabilitación. JE: A usted la vinieron a hablar para que aceptara el plan de rehabilitación. AO: [Asiente con la cabeza] pero no. Pero al final… JE: Bueno, pero usted me contaba de aquel Zorrilla, ¿qué fue lo que le propuso el Zorrilla? AO: El Zorrilla, cuando él me dice, “Bueno, aquí ha venido, aquí vengo, porque la han, han pedido que usted salga,” por los años y porque yo no tenía mala conducta, yo, yo no tenía mala conducta en el presidio. “Pero mira, lo que pasa es lo siguiente, que el Yacht Club,” y por ahí empieza. Y entonces agarro yo y me dice, “Óigame lo que le voy a decir: Yo no soy doctor, no me llame más doctor, porque yo no soy doctor por usted y por su clase.” Entonces le dije yo: “Óigame lo que le voy a decir. La revolución ya lleva ocho años. Usted no es doctor por bruto. Porque en ocho años ya podía usted haber cogido especialización y de cuanto hay.” Bueno, siguió, entonces: “El Yacht Club.” Y digo yo: “Óigame lo que le voy a decir: “Que en el Yacht Club, los que han ido, los que han venido, las personas que eran socias del Yacht Club, eran todas personas decentes, y ustedes ahora no dejan entrar ni ir a nadie.” Pero es que mire, en el Club Atenas, a nosotros no íbamos, si no éramos socios. El hombre me miraba [aprieta los dientes] y entonces cuando ya se terminó la entrevista me puso que yo no estaba apta para ir a la Albertina O’Farrill 76 March 29, 2008 and April 4, 2008 calle. Y entonces la directora me llamó y me dijo: “Albertina, ¿por qué usted en lugar de haberse callado?” “Es que yo no podía, directora, me estaba diciendo cada cosa que era más fuerte que yo.” Yo tenía que |
Tags
Comments
Post a Comment for Interview Outline and Transcript