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REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: O'Reilly? 54, entre Habana y Compostela. r OLÍTICO y Literario. DIBUJANTE CARICATURISTA: Víctor P. de Landaluce (D. Junípero.) Año IV. PRECIOS DE STJSCRICION EN LA HABANA Ur> mes. ... Seis meses. •$ 5-25 I Un año $ Núm. sueito..- 25 Habana 5 de Octubre de 1873. PRECIOS DaSTJSCRICINO EN INTERIOR. Tres meses $ 3-75 I Un año $ 1 Seis meses $ 7 ,, | Núm. sueito $ Núm 40. SUMARIO: TEXTO.—Menestra semanal, por Juan Palomo.—El comedero, por Juan Pérez. — Los nuevos israelitas, por Juan de Atistria.—Roq;¿e, por Mariano Ramiro.—Frituras, por Juan de Juanes—Epístolas á Juan Palomo: de Nueva York, por John Bull.—Museo de curiosidades, por Juan Centellas.—Cantos de un Guajiro, poesía, por Juan el Perdió. —Bocetos á la pluma de Fernando Grrrido, por Juan Dándolo.—Revista de teatros, poesía, poa Juan Cualquiera.—Una retreta, por Jxi,,n Tenorio.—Sartenazos.—Geroglífico. CARICATU RAS.—Por Don Junípero. MENESTRA SEMANAL. amas he experimentado tantas emociones juntas como en esta semana. Y no es para menos el caso! En Puerto-Príncipe , . . se insubordinan las tazas, botellas, cacharros y palanganas, que triscan ^ p an' ^evando su entusiasmo ha^ta el suicidio. ,. . Diario de la Marina publica un comunicado diciendo que ei autor de lo ocurrido en Puerto- nnape es el diablo, que se halla, de incógnito, en a«a ciudad. Yasta ahora no ha sido silbado, por esta decla- UnC10n* e* Diario de la Marina; lo cual me produce de los mayores asombros que en mi vida he Permientado. Ha asistido La Constancia, en cor- G aci011> á un baile en Marianao Todos, desde zUrov' carboni.zaíio en la Plaza del Vapor, hasta hfa\f*nj?or' reJuvenecido con el recuerdo de sus bros asa -® Sígto y El Occidente, todos los miem- ^and 1 farnma fe^z estaban en la fiesta, envi- colum •'? suerte de algunos regeneradores, que se - ^Piaban dulcemente ai compá " " ~ (sin petról brazo ^aban dulcemente ai compás de la danza, en ¿ S!y alguna joven incendiaria (sin petróleo). qUe e ?■}}° La Voz de Cuba, con infantil candor, Giun ° una vez quince naranjas de la China en Ha p"'*^ai*a menos que en Güines, y quince! ¡W:_ ntrado en vías de arreglo la cuestión eco^ ■ Ha ¿^ ,a cienos que en Güines, y quince! ^mica!"""'1 ^^^^^^^^^^^^^^ ^odo°10 ^>a*'a C^e su empingorotada altura. Ustedpc e!t0 na ocurrido en una semana, ¿Quieren ies toas emociones? ^ero la c . '««do ei seilsacion más fuerte me la ha proporcio- Ei dio grama (lel señor Cancio Villaamil. c°> Qu00 funcionari°3 el honradísimo hombre pú- Vuelve \ e tant0 hizo por el crédito de este país, ^ncargarse de los asuntos financieros del °Q n°n el ^iecid (^° propósito "dedte iae con tanta fé inauguró. var á cabo Pero antes, ha dirigido por el cable preguntas muy significativas; preguntas que son la condenación de la antigua conducta de algunos; preguntas que corroboran lo que uno y otro dia (estilo de La Constancia) viene diciendo Juan Palomo sobre resistencias pasivas. Conocidas son las contrariedades que sufrió el señor Cancio Villaamil y las dificultades que se opusieron á su buena marcha administrativa. De dónde venian esas dificultades también es cosa por demás sabida. Dígalo el fracaso del empréstito. Díganlo las murmuraciones que se levantaron cuando el digno Intendente quizo moralizar las aduanas, no sólo por dentro, sino por fuera; es decir, castigando al pecador y ai que inducía al pecado. De los escamoteados salen los avisados, dice el refrán, y el Intendente quiere pisar sobre firme. " Hablemos claro—dice en sustancia el telegrama—estoy decidido á trabajar con fé en beneficio del país. ¿ acarician ustedes la idea de ponerme obstáculos? Para aceptar necesito saber si están ustedes decididos á restablecer confianza y crédito." Y La Constancia, que nos decía á todas horas que la desconfianza la traían los picaros regeneradores ! ¿Cómo es posible que baje ei oro, murmuraba entre sueños la comadre, cuando hay personas que se creen con derecho á salir por esas calles cubierta la cabeza con un gorro colorado? Y dice el señor Gincio Villaamil que no viene sino á condición de que le han de prestar apoyo para moralizar la administración. ¿Es decir, que hasta ahora no se ha prestado ese apoyo para moralizar? ¡Gielo , qué horror! Oh! que no lo sepa la Comxdre, po»*que será capaz de encerrarse en un convento, dejando en la orfandad más triste al progenitor. %$& condición y las otras se han aceptado, de rav ñera que ya no hay españole* sin condiciones. Ya se ha impuesto y se ha aceptado la de prestar apoyo á la administración para su buena marcha. Y el Di trio de la Marina, que reclamaba la paternidad de la frase, el Diario de la Marida, que es el padre de la criatura, vestirá de luto por la muerte de su hijo querido y hará que le espante las moscas con el rabo ese demonio que se ha presentado en Puerto-Príncipe con conocimiento del anónimo corresponsal. El Gobierno ofrece no resolver violentamente la cuestión social. Estamos de acuerdo. Cuestión es esa que de golpe y porrazo no es posible arreglarla. Pero decir que no se hará la cosa violentamente, no es decir que no ha de hacerse. ¡Mucho ojo! El Poder Ejecutivo no puede prescindir de tocar esa cuestión, pero quiere hacerlo con calina y serenidad. ¿Lo están ustedes viendo? Ahora lo importante es que no vuelvan á pronunciarse discursitos como aquel del 25 de Agosto apelando al detecho divino y otros excesos. Hombre, por Dios! seamos españoles, pero con la condición de no decir disparates, ni hacer tonterías, ni soltar bravatas, ni ponernos en ridículo! ¡Cuánto se ha dicho aquí en contra de la República! Desde el Diario de la Marina, que en épocas felices, llamaba á Castelar demagogo, perturbador y ateo, hasta La Voz de Cuba, que ha dicho muy recientemente que el gobiernu de la nación estaba en LAS MISMYS CONDICIONES QUE LOS INSURGENTES carlistas: desde los discursos de un publicista im- pDrtante, que defendía que el Casino Español no hubiese saludado al Gobierno, porque no inspiraba confiaaza, hasta las murmuraciones de café. Jesús! cuántos improperios se le han dirigido! Y sin embargo, á la República le cabe la gloria de ser la que arregle la Deuda. Todos los partidos conservadores-monárquicos, esos que son los mis y los mejores, han ido dejando intacta la cuestión, y los picaros republicanos, para fastidiar a los hombres de orden, ponen el dedo en ia llaga, dictan medidas verdaderamente patrióticas. ¡Quién lo habia de pensar de esos desalmados! El público está sumamente preocupado con los sucesos de Puerto-Príncipe. Todos los objetos de porcelana y cristal, existentes en aquella población, han determinado suicidarse. Sobre una mesa hay un jarro; su dueño está mirándolo con satisfacción, porque le gusta, y de repente ¡paf! el jarro dá un brinco y se hace pedazos contra el suelo. El caso es grave y todo el mundo busca la ex- p icacion de este fenómeno. El Diario de la Marina dice que todo lo ha hecho el diablo, que ha ido á Puerto Príncipe, sin duda, á ventilar asuntos particulares. No me aparto yo de esta opinión; pero falta que la ciencia nos diga ahora por qué el demonio ha tomado esa tirria á los objetos de loza y cristal exclusivamente. La Voz de Cuba atribuye aquel fenómeno á que el general Concha no ha sido nombrado Gobernador Superior Político de esta Isla. Los espiritistas reclaman para sí la gloria de la jornada. Indudablemente, un espíritu ha sido el autor de los sucesos. Pero, ¿de quiéo era ese espíritu? Ecco il problema. Hé ahí el objeto de todas las investigaciones. Yo también he meditado, y vengo á sacar en limpio, que por fuerza ha de ser el espíritu de un almacenista de loza que quiera protejer á sus colegas. Juan Palomo.
Object Description
Title | Juan Palomo, Año 4, Núm. 40-43, Octubre 1873 |
Translated Title | Juan Palomo, Year 4, Issue No. 40-43, October 1873 |
Title Variation | Juan Palomo, Semanario Satírico |
Contributors | Landaluze, Víctor Patricio de, 1828-1889 |
Note | Juan Palomo was illustrated by Cuban artist Victor P. de Landaluze. |
Subject | Cuban periodicals |
Genre | Periodicals |
Publication Date | 1873-10 |
Publication Place | Havana (Cuba) |
Coverage Temporal | 1860-1869; 1870-1879 |
Coverage Spatial | Havana (Cuba) |
Physical Description | 1 periodical; 31 pages |
Language | spa |
Repository | University of Miami. Library. Cuban Heritage Collection |
Collection Title | CHC Periodicals |
Collection No. | CHC9998 |
Call Number | AP63 .J83x v.4:1-v.5:15 (Jan 1873-Apr 1874) |
OCLC No. | 437416713 |
Rights | This material is in the public domain in the United States. For additional information, please visit: http://merrick.library.miami.edu/digitalprojects/copyright.html |
Standardized Rights Statement | http://rightsstatements.org/vocab/NoC-US/1.0/ |
Object ID | chc9998000114 |
Type | Text |
Description
Title | Page 1 |
Object ID | chc9998000114 |
Digital ID | chc99980001140001001 |
Full Text | REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN: O'Reilly? 54, entre Habana y Compostela. r OLÍTICO y Literario. DIBUJANTE CARICATURISTA: Víctor P. de Landaluce (D. Junípero.) Año IV. PRECIOS DE STJSCRICION EN LA HABANA Ur> mes. ... Seis meses. •$ 5-25 I Un año $ Núm. sueito..- 25 Habana 5 de Octubre de 1873. PRECIOS DaSTJSCRICINO EN INTERIOR. Tres meses $ 3-75 I Un año $ 1 Seis meses $ 7 ,, | Núm. sueito $ Núm 40. SUMARIO: TEXTO.—Menestra semanal, por Juan Palomo.—El comedero, por Juan Pérez. — Los nuevos israelitas, por Juan de Atistria.—Roq;¿e, por Mariano Ramiro.—Frituras, por Juan de Juanes—Epístolas á Juan Palomo: de Nueva York, por John Bull.—Museo de curiosidades, por Juan Centellas.—Cantos de un Guajiro, poesía, por Juan el Perdió. —Bocetos á la pluma de Fernando Grrrido, por Juan Dándolo.—Revista de teatros, poesía, poa Juan Cualquiera.—Una retreta, por Jxi,,n Tenorio.—Sartenazos.—Geroglífico. CARICATU RAS.—Por Don Junípero. MENESTRA SEMANAL. amas he experimentado tantas emociones juntas como en esta semana. Y no es para menos el caso! En Puerto-Príncipe , . . se insubordinan las tazas, botellas, cacharros y palanganas, que triscan ^ p an' ^evando su entusiasmo ha^ta el suicidio. ,. . Diario de la Marina publica un comunicado diciendo que ei autor de lo ocurrido en Puerto- nnape es el diablo, que se halla, de incógnito, en a«a ciudad. Yasta ahora no ha sido silbado, por esta decla- UnC10n* e* Diario de la Marina; lo cual me produce de los mayores asombros que en mi vida he Permientado. Ha asistido La Constancia, en cor- G aci011> á un baile en Marianao Todos, desde zUrov' carboni.zaíio en la Plaza del Vapor, hasta hfa\f*nj?or' reJuvenecido con el recuerdo de sus bros asa -® Sígto y El Occidente, todos los miem- ^and 1 farnma fe^z estaban en la fiesta, envi- colum •'? suerte de algunos regeneradores, que se - ^Piaban dulcemente ai compá " " ~ (sin petról brazo ^aban dulcemente ai compás de la danza, en ¿ S!y alguna joven incendiaria (sin petróleo). qUe e ?■}}° La Voz de Cuba, con infantil candor, Giun ° una vez quince naranjas de la China en Ha p"'*^ai*a menos que en Güines, y quince! ¡W:_ ntrado en vías de arreglo la cuestión eco^ ■ Ha ¿^ ,a cienos que en Güines, y quince! ^mica!"""'1 ^^^^^^^^^^^^^^ ^odo°10 ^>a*'a C^e su empingorotada altura. Ustedpc e!t0 na ocurrido en una semana, ¿Quieren ies toas emociones? ^ero la c . '««do ei seilsacion más fuerte me la ha proporcio- Ei dio grama (lel señor Cancio Villaamil. c°> Qu00 funcionari°3 el honradísimo hombre pú- Vuelve \ e tant0 hizo por el crédito de este país, ^ncargarse de los asuntos financieros del °Q n°n el ^iecid (^° propósito "dedte iae con tanta fé inauguró. var á cabo Pero antes, ha dirigido por el cable preguntas muy significativas; preguntas que son la condenación de la antigua conducta de algunos; preguntas que corroboran lo que uno y otro dia (estilo de La Constancia) viene diciendo Juan Palomo sobre resistencias pasivas. Conocidas son las contrariedades que sufrió el señor Cancio Villaamil y las dificultades que se opusieron á su buena marcha administrativa. De dónde venian esas dificultades también es cosa por demás sabida. Dígalo el fracaso del empréstito. Díganlo las murmuraciones que se levantaron cuando el digno Intendente quizo moralizar las aduanas, no sólo por dentro, sino por fuera; es decir, castigando al pecador y ai que inducía al pecado. De los escamoteados salen los avisados, dice el refrán, y el Intendente quiere pisar sobre firme. " Hablemos claro—dice en sustancia el telegrama—estoy decidido á trabajar con fé en beneficio del país. ¿ acarician ustedes la idea de ponerme obstáculos? Para aceptar necesito saber si están ustedes decididos á restablecer confianza y crédito." Y La Constancia, que nos decía á todas horas que la desconfianza la traían los picaros regeneradores ! ¿Cómo es posible que baje ei oro, murmuraba entre sueños la comadre, cuando hay personas que se creen con derecho á salir por esas calles cubierta la cabeza con un gorro colorado? Y dice el señor Gincio Villaamil que no viene sino á condición de que le han de prestar apoyo para moralizar la administración. ¿Es decir, que hasta ahora no se ha prestado ese apoyo para moralizar? ¡Gielo , qué horror! Oh! que no lo sepa la Comxdre, po»*que será capaz de encerrarse en un convento, dejando en la orfandad más triste al progenitor. %$& condición y las otras se han aceptado, de rav ñera que ya no hay españole* sin condiciones. Ya se ha impuesto y se ha aceptado la de prestar apoyo á la administración para su buena marcha. Y el Di trio de la Marina, que reclamaba la paternidad de la frase, el Diario de la Marida, que es el padre de la criatura, vestirá de luto por la muerte de su hijo querido y hará que le espante las moscas con el rabo ese demonio que se ha presentado en Puerto-Príncipe con conocimiento del anónimo corresponsal. El Gobierno ofrece no resolver violentamente la cuestión social. Estamos de acuerdo. Cuestión es esa que de golpe y porrazo no es posible arreglarla. Pero decir que no se hará la cosa violentamente, no es decir que no ha de hacerse. ¡Mucho ojo! El Poder Ejecutivo no puede prescindir de tocar esa cuestión, pero quiere hacerlo con calina y serenidad. ¿Lo están ustedes viendo? Ahora lo importante es que no vuelvan á pronunciarse discursitos como aquel del 25 de Agosto apelando al detecho divino y otros excesos. Hombre, por Dios! seamos españoles, pero con la condición de no decir disparates, ni hacer tonterías, ni soltar bravatas, ni ponernos en ridículo! ¡Cuánto se ha dicho aquí en contra de la República! Desde el Diario de la Marina, que en épocas felices, llamaba á Castelar demagogo, perturbador y ateo, hasta La Voz de Cuba, que ha dicho muy recientemente que el gobiernu de la nación estaba en LAS MISMYS CONDICIONES QUE LOS INSURGENTES carlistas: desde los discursos de un publicista im- pDrtante, que defendía que el Casino Español no hubiese saludado al Gobierno, porque no inspiraba confiaaza, hasta las murmuraciones de café. Jesús! cuántos improperios se le han dirigido! Y sin embargo, á la República le cabe la gloria de ser la que arregle la Deuda. Todos los partidos conservadores-monárquicos, esos que son los mis y los mejores, han ido dejando intacta la cuestión, y los picaros republicanos, para fastidiar a los hombres de orden, ponen el dedo en ia llaga, dictan medidas verdaderamente patrióticas. ¡Quién lo habia de pensar de esos desalmados! El público está sumamente preocupado con los sucesos de Puerto-Príncipe. Todos los objetos de porcelana y cristal, existentes en aquella población, han determinado suicidarse. Sobre una mesa hay un jarro; su dueño está mirándolo con satisfacción, porque le gusta, y de repente ¡paf! el jarro dá un brinco y se hace pedazos contra el suelo. El caso es grave y todo el mundo busca la ex- p icacion de este fenómeno. El Diario de la Marina dice que todo lo ha hecho el diablo, que ha ido á Puerto Príncipe, sin duda, á ventilar asuntos particulares. No me aparto yo de esta opinión; pero falta que la ciencia nos diga ahora por qué el demonio ha tomado esa tirria á los objetos de loza y cristal exclusivamente. La Voz de Cuba atribuye aquel fenómeno á que el general Concha no ha sido nombrado Gobernador Superior Político de esta Isla. Los espiritistas reclaman para sí la gloria de la jornada. Indudablemente, un espíritu ha sido el autor de los sucesos. Pero, ¿de quiéo era ese espíritu? Ecco il problema. Hé ahí el objeto de todas las investigaciones. Yo también he meditado, y vengo á sacar en limpio, que por fuerza ha de ser el espíritu de un almacenista de loza que quiera protejer á sus colegas. Juan Palomo. |
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